Revista FUERZA NUEVA, nº 77, 29-Jun-1968
“LIBRO 68”; LA XVII FERIA, ESCAPARATE DE FRIVOLIDAD Y CONFUSIÓN IDEOLÓGICA
Bajo las “frondas clementes” del parque del Retiro ha tenido lugar la “mostra” particular del libro español, a través de ciento treinta y un participantes y durante una apretada quincena de días. El Instituto Nacional del Libro ha sacado a la calle toda la mercancía intelectual y literaria del último año y todo el material de los fondos editoriales. guardado en los almacenes y ahora puesto a la venta con un descuento ocasional más o menos ventajoso. Pero lo cierto es que todo el mundo habla de la feria según le va en ella. Y así, mientras las estadísticas oficiales hablan del éxito de la decimosétima edición por la “nueva dimensión” de apoyo económico, no faltan las quejas de algunos editores sobre el emplazamiento, añorando el paseo de Recoletos, o bien de la falta de popularidad de una feria que debe buscar al hombre de la calle, al comprador “nuevo” y no al lector que va “a tiro hecho”. Problemas y problemillas de menor monta ante otras realidades que el certamen presenta y que no son otra cosa que el pasto inconveniente que se ofrece a las gentes indiscriminadas y a las alarmantes doctrinas puestas a disposición de los más indefensos lectores. Sin duda, la feria es en ello reflejo de la situación aperturista y liberal estimada en el panorama editorial de los últimos años, que ha volcado en manos populares una mercancía intelectual de doble filo. De una parte, unos contenidos ideológicos muy poco digestibles, y de otra, algunos francamente contradictorios.
Los libros “con algo dentro”
Vamos por partes. La estadística final señala que en la presente edición se ha vendido un veinticinco por ciento más que el año pasado, aunque habría que tener en cuenta el crecimiento de los fondos editoriales y la ausencia de esa invitada especial que es la lluvia en la Feria. Dicho se está, en cualquier caso, que nuestra pesquisa va más allá de las cifras, de esos veinte millones de pesetas que se han invertido en libros para ofrecer el tono intelectual e ideológico.
Es evidente que en las ventas han jugado factores muy diversos y que un paseo por los “stands” confirma. Y decimos esto porque han asomado a las coquetonas casetas algunas ideas incontroladas de muy dudoso recibo, algunos “slogans” ciertamente politizados y una crudeza manifiesta en determinadas obras de invención. Si a todo ello unimos unos compases de música “pop” arropando “los castillos en tierra” del cantante Raimond (sic), cuya voz emergía casi siempre a media tarde, para politizarnos más sus confidencias, parece obligado explicar un poco, por lo menudo, los extremos liberaloides y aperturistas del fondo editorial presentado.
Nos duele confesarlo, pero no tenemos más remedio que decir que la Feria ha presentado en “sociedad”, con demasiado despliegue, a ese teórico del marxismo que se llamó Carlos Marx. Si no bastaba ya con su circulación entre los estudiantes universitarios, la editorial “Ciencia Nueva” lo ha llevado al ámbito popular -y por ello tanto más peligroso- de estos días de junio. El pacífico público dominguero se ha preguntado, con su estupenda ingenuidad, que venía a pintar allí. Junto a los desvíos de tipo político que más adelante explicaremos, la Feria no se ha andado con chiquitas a la hora de programar liviandad y frivolidad a todo pasto.
Al “Diccionario” de Camilo José Cela, verdadera barbaridad social del lenguaje y del simple civismo, hay que unir las novelas de varias editoriales que intentan venderse precisamente por la cantidad de “sorpresa que llevan dentro. Los libros de Ángel M. de Lera -entre los que no podían faltar las irritantes “últimas banderas”- se unían a algunos títulos de novelas totalmente rechazables desde el punto de vista de la moral o de la sana convivencia política, como “Fauna” (1) o “La construcción del odio” (2). Y no faltaban tampoco las ediciones populares con literatura muy en línea con la pornografía más descarada. El libro de Artelle Freed “Ven, gatita”, facilitado por lo visto para los que gustan de lo picante, es un ejemplo, entre ciento, del bajo grado moral a que se está llegando.
Por otra parte, la desorientación en materia de libros religiosos ha culminado en la exaltación de Teilhard de Chardin, del que se han ofrecido las obras originales y los comentarios más entusiastas. Todo ello hace pensar que el posible impacto positivo de las buenas lecturas queda neutralizado por la influencia nefasta de estos libros. Para este resultado, más valía haberlos guardado en las escondidas bibliotecas puesto que publicar estas doctrinas extremosas en colecciones de “bolsillo” o sencillamente populares es algo que resulta inadmisible.
Un escaparate del marxismo
Da la impresión que la Feria tenía un “nuevo evangelista”, y este evangelista no era otro que Marx. La editorial Ciencia Nueva, en una colección de “Clásicos” -algo que a nosotros nos resulta gracioso-, ha dado cabida a dos títulos suyos: “Formaciones económicas precapitalistas” -con prólogo de Juan Carlos Rey Martínez- y “Las luchas de clases en Francia, 1848-1850” -con introducción de Federico Engels-. El hecho es insólito en España, pues después de la Cruzada se había preservado a los lectores de estos “apuntes” de Marx. Es tanto más irritante la publicación de estos libros aquí, porque se trata de obras marginales que dejan “in albis” a quien no conozca previamente los postulados filosóficos del pensador, con lo que la confusión crece. Últimamente se venía permitiendo la venta de obras del creador del socialismo científico cuando se trataba de ediciones latinoamericanas. Ahora el escándalo ya lleva pie de imprenta español. La subversión de la sociedad, la subversión de las formas de gobierno, las luchas de clases de la manera más desaforada, la crítica despiadada a las instituciones respetables, son expuestas en todo su esplendor.
Un libro que ha tenido mucha boga -en riguroso paralelo a su confusionismo- ha sido “El marxismo como moral”, de J. L. López Aranguren. El libro ha sido vapuleado por la crítica más responsable y, sin embargo, el mito creado en torno a ciertos autores permite esta siembra de cizaña. Aranguren acomete el tema con una imprecisión enorme y desde unas opiniones totalmente personales. El cristianismo y el marxismo -y esto lo reconoce Gonzalo F. de la Mora- como sistemas de afirmaciones son contradictorios e irreconciliables. Y la historia del marxismo demuestra que ha sido peor que cualquier clase de jacobinismo y que cualquier clase de autoritarismo, ya que niega la libertad, a la que combate con el exterminio.
Otros libros y otros autores, ventajosamente reclamados por marginarse en una sedicente “oposición” política o simplemente estructural o económica -ya sean “Noticias con acento” de Jiménez de Parga; “Tratado de economía” de R. Tamames, o los libros de Calvo Serer-, polarizaban la publicidad de casetas y “stands”. Y así, revistas que tienen una circulación perfectamente reglamentada han acudido a la Feria como “vedettes”: “Cuadernos para el Diálogo”, para hacer su “show” ideológico. Tampoco falta una “España 68”, en la que varios autores de izquierda ofrecen la panacea de su futuro.
El erotismo desenfrenado
Pasando por alto la publicación en Alianza Editorial del llamado “Decamerón español” o las novelas ejemplares y amorosas de María de Zayas y Sotomayor, una feminista que se adelantó desafortunadamente su tiempo, no tenemos más remedio que referirnos a la novela, que fue premiada por Alfaguara: “Fauna”, de Héctor Vázquez Azpiri. Creemos que después de los “Trópicos”, de Henry Miller, o ese impublicado “Cambio de piel”, de Carlos Fuentes, o los “Tres Tristes Tigres”, de Cabrera Infante, pocos libros ganan en crudeza gratuita y desenfrenada a esta novela. El simple hecho de publicar unas páginas ahorraría cualquier comentario. Pero esto no puede hacerse por un elemental respeto. Lo escatológico y lo teratológico se mezclan con el exabrupto sexual en un “tiempo mental” totalmente pervertido del protagonista. No es sólo la exposición de un tema descarnado e inconveniente como el “No apta para menores”, de Elizabeth Szel, que narra la vida alegre tras el “telón de acero” o esa mal llamada guerra de sexos del libro de Peter Tompkins “El eunuco y la doncella”- cuyos títulos ya ilustran de las ambiciones éticas y estéticas de sus autores-. El despertar sexual -según las palabras del propio escritor-, el asco, la derrota, variaciones sobre un mismo tema en una escala perdida, campa por el libro, que está más atento a la zoología humana que a la sociología. Un libro pesimista, disgregador, dañino para la juventud. Una verdadera “fauna” de sentimientos bajos, crudos, expresados con palabras gruesas y términos propios de la incivilidad. Nada tiene de extraño que los esfuerzos de Alfaguara, después de este libro, no vayan a más, sino a ofrecer el “Diccionario secreto”, de C. J. C., que recoge todas las palabras “non sanctas” y de curso “ilegal”, como si se pudiera jugar con el lenguaje y con las excrecencias de cuatro desvergonzados autores de la historia literaria.
La “editorial del pueblo”
Tampoco podían faltar a la cita los exponentes del llamado progresismo cristiano. Nada más y nada menos que la editorial ZYX, la “editorial del pueblo”, ocupaba su “stand” del peligroso fondo editorial del que se nutre. Una publicación “ad hoc” apelaba la atención del visitante con sus títulos de divulgación del socialismo y del comentario sectario de documentos que FUERZA NUEVA ha reproducido en alguna ocasión. Ahora se ha presentado en la Feria como una “editorial obrera financiado y dirigidas por obreros en servicio de la clase obrera”. Todo, como puede observarse, pintiparado para que cada cual tome de este cóctel agi-socio-religioso-político lo que desee. La economía, la sociología, el sindicalismo y la política -ustedes pueden juzgar a qué altura- tienen en ella sus expositores. De estos expositores y de sus temas ofrecemos una lista enumerativa que explica por sí sola, el fin y los medios de la empresa: Lamennais y Ángel Pestaña, Rovirosa, Romano García Besteiro y Miret Magdalena la nutren entre otros muchos autores. “¿De quién es la empresa?”, “Las clases sociales, ¿qué son y qué significan?”, “El pueblo y su promoción”, “Opresión y revolución”, “Derecho de huelga”, “Andalucía… también es esto”, “Población y hambre”, “La comuna y el proletariado”, “Teilhard y el trabajo”, “Socialismo en Europa”, “La huelga de bandos”, “Asturias frente a su reconversión industrial”, “¿Los obreros son los culpables?”, “Comunistas y cristianos”, “Manifiesto comunitarista”, “Marxismo y Populorum progressio”, “Informe de mi estancia en la URSS”, “Acción sindical de los cristianos en España”. Y un largo etcétera.
Queremos pensar que el pueblo y los cristianos que viven en el mundo del trabajo no sólo viven de pan, de preocupaciones terrenas, sino de aspiraciones espirituales. Y es fácil pensar que no puede excitarse la paz de sus conciencias con demagógicas llamadas a la acción y a la lucha de clases en artificiales problemas, cuando a todos nos constan las inspiraciones de muchas campañas y los móviles sencillamente antigubernamentales de las protestas. Pero la verdad es que nos encontrábamos entre la sombreada paz y sosiego de las frondas del Retiro, junto a las paseatas de la gente, y el sentido reclamístico se perdía en el ambiente. Un ambiente con muchas cosas nobles, esfuerzos dedicados al libro y a su mundo, pero con algunas manchas que afeaban la 17ª edición de la Feria.
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