Apreciado y distinguido Don Rodrigo:
Mire de verdad ¿Ud. cree que en el 1963 yo necesitaba hablar Catalán?, a mi me parece que no, nadie lo hablaba fuera de su casa.
De todas formas mire no voy a perder el tiempo en estas luchas de que si, si y que si no, lo que era, era y punto yo lo viví así y todavía la memoria no me falla.
Que mi padre no me transmitiera el Catalán era por su forma de apoyar una conducta antinacionalista Catalana, que les hizo a él como a muchos buenos patriotas Españoles equivocarse olvidando que esas mismas culturas formaban buena parte de nuestra amada patria España.
Lo que el gobierno nacional hizo con el Catalán, como con el Vasco, fue responder a una situación que habían creado los propios nacionalistas-republicanos durante los años anteriores a la guerra. El nacionalismo Vasco y Catalán había convertido en seña de identidad de una determinada política algo que siempre debería haber quedado por encima de la confrontación partidaria e ideológica: la lengua. Durante la guerra civil hablar Catalán era en buena medida como ponerse el uniforme de un partido. Se trataba de una barbaridad colosal y de uno de los mayores errores que han cometido los nacionalismos porque una lengua es patrimonio de todos los hablantes, no de un solo sector. Y el gobierno nacional reaccionó frente a las lenguas como frente al ejército rojo derrotado.
En los primeros años del gobierno nacional, el castellano se convirtió en la única lengua en todos los ámbitos de la vida pública. Y para lograrlo se recurrió a poco afortunadas campañas en contra de las demás lenguas del territorio nacional.
Creame si le digo, que ahora no voy a citar todos los partes de guerra y post-guerra que se citaba este tema sobre la lengua, porque con ello daría más vuelo a esos ¡cerdos independentistas!.
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