Somos únicos en nuestra especia, que pena que nos vayamos extinguiendo. Te voy a pedir un favorcillo, cada historieta que tengas de este tipo, por favor subela, disfruto como un enano leyendo esas anécdotas sobre la guerra contra el gabacho.
Aprovecho a alabar la buena idea de Tautalo con este hilo.
Saludos.[/quote]
Ahi va otra. Ya puestos con el Gran Capitán...
En el siglo XVI todavía estaba muy vivo en la mentalidad de los hombres y caballeros, el sentimiento de caballería. El Gran Capitán era uno de esos epílogos gloriosos de ese linaje que pronto se extinguiría.
Estando en la localidad de la Barletta, el Gran Capitán entretenía al enemigo mientras esperaba refuerzos. El francés, que pretendía tomar aquella fortaleza, agrupaba a sus hombres y reorganizaba su líneas. Las esperas eran largas y ambos ejércitos se desanimaban ante la inacción. La rivalidad se expresa entonces con palabras, y soldados de ambos ejércitos se entrecruzan insultos y desafíos. Uno de estos desafíos fue el que indicaba que “Los españoles no saben pelear a caballo” decían los franceses, a lo que se les respondía por parte española que “los franceses no saben perseverar en la batalla”. D. Gonzalo recogió el guante, y en terreno neutral, propuso a los adversarios la celebración de un combate o duelo. Los soldados escogidos, los mejores y más esforzados por parte de ambos ejércitos lucharían en batalla sin igual. Así se dilucidarían las cuestiones de honor. El reto fue aceptado.
Por parte española combatirían entre otros, Diego de Paredes, Diego de Vera, Gonzalo de Aller, Arévalo, Oñate..., los franceses tendrían como gran figura al “caballero sin miedo y sin tacha” el célebre Bayardo. El padrino de los españoles fue el segundo jefe del ejército, Próspero Colonna. Los árbitros fueron venecianos y el combate tuvo lugar en Trani.
Once contra once. Así lo cuenta Vaca de Osma en su biografía sobre El Gran Capitán: “El choque de aceros fu terrible. Cuatro caballeros franceses cayeron de sus corceles. Gonzalo de Aller entra violentamente en campo enemigo y cae prisionero. Las líneas se rompen, se recomponen. Cae a tierra García de Paredes pero sigue combatiendo. Los franceses caídos forman una muralla con los caballos muertos. Los que han perdido las armas se lanzan piedras. El público italiano aplaude, grita expectante ante tal combate. Al caer el sol, suena el clarín, que preludia el fallo de los jueces: Ni españoles ni franceses se da por vencedores. A aquellos se declara esforzados y valerosos; a éstos hombres de constancia y a todos se tiene por buenos. Gonzalo de Aller –caballero español hecho prisionero en el lance por los franceses- es canjeado por un caballero francés rendido”.
Al término del combate, los esforzados caballeros son sentados a degustar viandas en la mesa del generoso Gran Capitán. Allí se perfilan los lances del encuentro y se ríen a mandíbula batiente de los pormenores de la batalla. Don Gonzalo gasta bromas con García de Paredes, y como sostuvo su lucha “a pedradas” mientras que a Gonzalo de Aller le recrimina: “Gonzalo de Aller, mucho me ha pesado la desgracia que ayer os acaeció y para satisfacción de ella y de vuestra honra sólo un remedio os queda y es que desafiéis al francés rendido que por vos fue trocado, de modo que volváis a mí vencedor, o me traigan ese vuestro cuerpo muerto”.
Así se las gastaba D. Gonzalo en asuntos de honor. No permitía la más mínima. Sus hombres estuvieron en la mayoría de las ocasiones a la altura de las exigencias. Gonzalo de Aller no sería menos.
“Al día siguiente –cuenta Vaca de Osma- se presenta al caballero francés el cartel de desafío. El retado no asiste mientras Aller espera a caballo, arma en ristre. ¿Es que no quiere lavar su honra y finge una enfermedad ¿ -se queja el caballero español.- Los jueces deciden que Aller combata contra un muñeco de tela que representará al francés. Aller ataca hasta veinte veces y el muñeco vuela en mil pedazos. El Gran Capitán recibe al vencedor: y le dice: En el día de hoy, señor Gonzalo de Aller, habéis honrado a toda nuestra nación; habéis cobrado solo lo que todos vuestros compañeros perdieron juntos”.
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