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Tema: La constitución de 1812, causa y efecto de una necesidad. Recuerdos de la historia.

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  1. #1
    Avatar de Aingeru
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    La constitución de 1812, causa y efecto de una necesidad. Recuerdos de la historia.

    Creo que es interesante recordar determinados pasajes de la historia, y hacerlo de una forma amplia y clara, o por lo menos, lo más amplia y clara que el entendimiento pueda dar de sí. Debido a la extensión del tema, voy a procurar hacerlo en varias partes, para no cansar en demasía, y esclarecer los puntos y apartes de una Constitución que pretendió romper que el Antiguo Régimen que tantos sufrimientos causo a España, y a Hispanoamérica, testigo mudo de unos años tristes e importantes en la Historia de España.
    Merece la pena detenernos un poco en aquella Constitución, para comprender el sentimiento que enfrentó ideológicamente a una nación que se debatía en una guerra que tanto dolor causó. Fue la primera Constitución que se dio en España, y puede ser considerada como una Constitución Liberal, término este del que Larra hablaría mucho en tiempos aún por venir, y de hecho, se especula como una de las causas prendieron la mecha de su triste final, la desesperación que sentía frente al fracaso del ideal del liberalismo en el mundo político de los tiempos que le tocaron vivir.

    Una Constitución que consigna que la soberanía reside en la nación, que el catolicismo es la única religión, el texto consagraba a España como Estado confesional católico, prohibiendo expresamente en su art. 12 cualquier otra religión, y el rey lo seguía siendo "por la gracia de Dios y la Constitución" (aunque posteriormente se legislara en contra por medio de los veinteañistas), que la monarquía es hereditaria y no absoluta, que propugna la división de poderes, habla sobre los derechos y deberes de los ciudadanos, el sufragio universal masculino indirecto, la libertad de imprenta, la libertad de industria, el derecho de propiedad o la fundamental abolición de los señoríos, no incorporó una tabla de derechos y libertades, pero sí recogió algunos derechos dispersos en su articulado. Además, incorporaba la ciudadanía española para todos los nacidos en territorios americanos, prácticamente fundando un solo país junto a las excolonias americanas. Del mismo modo, este texto constitucional no contempló el reconocimiento de ningún derecho para las mujeres, ni siquiera el de ciudadanía (la palabra "mujer" misma aparece escrita una sola vez, en una cita accesoria dentro del art. 22), aunque con ello estaban en plena sintonía con la mayoría de la sociedad española y la Europa del momento, pero, sobre todo y ante todo, derroca el absolutismo borbónico, que era la quintaesencia del problema.

    Constitucion1812[1].jpg

    En la imagen, la promulgación de la Constitución de 1812.
    Última edición por Aingeru; 05/10/2013 a las 20:50

  2. #2
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    Re: La constitución de 1812, causa y efecto de una necesidad. Recuerdos de la histor

    Era, en efecto, una constitución liberal. Causó más sufrimiento que el Antiguo Régimen. Los americanos (incluidos los indios) siempre habían sido tan españoles como nosotros. América siempre había sido una nación con España, NUNCA colonias, de eso hemos hablado aquí hasta la saciedad, con más derechos que muchos ciudadanos actuales.

    ¡Muera la Pepa!
    Chanza dio el Víctor.

  3. #3
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    Re: La constitución de 1812, causa y efecto de una necesidad. Recuerdos de la histor

    Cierto en lo de la Constitución Liberal,que además, casi que ni entró en vigor, aunque no estoy del todo de acuerdo en que causó más sufrimiento que el Antigüo Régimen, no olvidemos que precisamente Fernando VII, fue el seguidor por decirlo de alguna manera de ése Antiguo Régimen, y para mí, provocador de la causa de la Primera Guerra Carlista, que no olvidemos que trajo las consecuencias que todos sabemos ya no sólo a nivel político, si no humano en su más trágica visión, baste recordar que el número de bajas en la Primera Guerra Carlista (1833-1840) fue brutal, y superaron la de los dos bandos que se enfrentaron en 1936, y fue catalogada como la más sangrienta de la historia contemporánea si tenemos en cuenta la relación entre el número de muertos y de habitantes. Pero si tenemos paciencia, lo que pretendo demostrar no es que la Constitución de 1812, la denominada Pepa, fuera un ejemplo de convivencia y connivencia social, si no los avatares históricos que trajo con sigo, y clarificar de alguna manera, bajo mi modesto punto de vista, la razón de algunos acontecimientos y de determinados personajes.

  4. #4
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    Re: La constitución de 1812, causa y efecto de una necesidad. Recuerdos de la histor

    EL PASADO GLORIOSO DE LA DECADENCIA

    Frente a algunos historiadores y personajes influyentes que ensalzaban a todo trance el espíritu absolutista y tradicional se enfrentaban los que tenían la pasión puesta en defender las ideas liberales y europeizantes pero adaptadas la forma de vida del español de la época. Los primeros, es decir, los absolutistas, argumentaban el lamento de que con la Constitución se rompe totalmente con el pasado glorioso, pero olvidaban que no todo ese pasado fue glorioso, ya que España llevaba casi doscientos años mal gobernada por Nithard, el padre Juan Everardo Nithard, confesor de la reina Mariana de Austria, esposa de Felipe IV y regente como madre de Carlos II, un hombre carente de las condicines necesaria que sin desearlo, se convirtió en valido, sus desaciertos fueron enormes y llevó a España por los caminos de la derrota (Paz de Aquisgran, independencia de Portugal etc), otro valido más que dejó desvalida a España, o por el llamado Duende de Palacio o Corredor de Orejas, que era como antes llamaban a los alcahuetes, nos referimos a Fernando Valenzuela, ejemplar degenerado y que fuera conductor de las desdichas de una monarquía nefasta y de un desgraciado pueblo español. Fue un pícaro napolitano y corrido pendenciero carente de escrúpulo, listo más que inteligente y con sobradas prisas por trepar, otro valido en el resumen de un tiempo en el que una herida casual en una cacería era motivo suficiente para ser Grande de España, o por el narciso Almirante, Juan Tomás Enrríquez de Cabrera y Ponce de León, el del motín del pan, genovés Almirante de Castilla, que supo apoyarse en la debilidad de la reina Maria Ana de Neuburgo, la segunda esposa de Carlos II, otro favorito más, y quien antes también había asediado a su predecesora María Luisa de Orleans, parece ser que en la historia de España era el oficio principal de los validos, o por Anne Marie de la Trémoille, la Princesa de los Ursinos, quien tuvo en sus manos el destino de una España en guerra (Guerra de Sucesión) gobernada por un endeble Felipe V, maestra de intrigas en la Corte de un rey que no sabía cómo reinar. Esta mujer tuvo su pago de la mano de Isabel de Farnesio.



    Reyes y reinas extranjeras que hacen una política anti-española y derraman la sangre y los caudales españoles por los campos de Europa buscando tronos para sus hijos que algunos como Felipe, hijo de Isabel de Farnesio, se jactaba y alardeaba de ignorar la lengua castellana. O por el habilidoso cocinero y abate italiano Julio Alberoni, de profesión valido, maestro en la intriga y cuyas previsiones resultaron fallidas en su totalidad y todas sus esperanzas frustradas. O por el aventurero holandés, el barón de Riperdá, Juan Guillermo Ripperdá, un personaje que fue nombrado primer ministro con la influencia de la Farnesio, atenta siempre al bien de sus hijos y no al de España, y que una vez fueron descubiertas las mentiras e intrigas del de Riperdá por divulgar secretos de Estado, fue depuesto, encarcelado y fugado. Convertido al Islam, intentó después apoderarse de Ceuta. Este es el pasado glorioso, entre otros, que entrega España a Napoleón, en manos de otro valido, Godoy, como siempre, con desastrosos resultados, los de otra monarquía absoluta y decadente, fruto de la dejadez de los gobernantes demasiado hastiados por gobernar, y contra todo este pasado glorioso, es el que lucha el pensamiento político español, el liberalismo plasmado en la Constitución como amparo ante cualquier tipo de despotismo y con vistas a potenciar los esfuerzos por iniciar una nueva historia que camine paralela al resto de Europa. Pero su camino fue corto, y su final, si es que tuvo alguna vez algún principio, trájico, tanto como lo han sido otros finales de gloriosas luchas de un pueblo que se debate a dos bandas entre la aclamación y la adoración de los gobernantes de un despotismo y neopotismo ilustrado propio de una dinastía francesa maestra del gobierno con tedio y arrogancia sin parangón, y el desengaño y frustración de unos austrias menores que dejaron en España la humillante costumbre de caer, levantarse, y volver a caer. Y España, ha dado muestras en muchas ocasiones que el levantarse de nuevo, cada vez, cuesta más.

  5. #5
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    Re: La constitución de 1812, causa y efecto de una necesidad. Recuerdos de la histor

    La constitución de 1812 no tiene ningún punto positivo, toda vez que cualquier cosa que pudiera considerarse como buena, es reformable y suprimible según el propio papel. Y de todas formas, todo lo positivo existía como tal antes del papel, por lo que sólo añade la capacidad de suprimir esas cosas buenas (cosa imposible antes del papel).

    Así, es un papel subversivo que debió ser y fue rechazado por los españoles, como elemento extranjerizante para minar la bases de España.

    El que quiera leer un papel verdaderamente reformista hacia mejor, que lea el Manifiesto de los Persas.
    Última edición por Donoso; 06/10/2013 a las 05:39
    Ordóñez, Chanza, Hyeronimus y 2 otros dieron el Víctor.
    Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.

    Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI


  6. #6
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    Re: La constitución de 1812, causa y efecto de una necesidad. Recuerdos de la histor

    Se hablará, se hablará del Manifiesto de los Persas, y se explicará lo que fué, que de eso se trata este artículo, si me lo permiten, de explicar en qué consistió este periodo importántísimo de la Historia de España, como también se explicarán otros conceptos y situaciones...todo a su tiempo. Que quede claro que lo que se pretende no es dignificar la constitución de 1812, si no los eventuales cambios y situación social y política de la época. paciencia señores, por favor.

  7. #7
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    Re: La constitución de 1812, causa y efecto de una necesidad. Recuerdos de la histor

    No se puede hablar de la Constitución de Cádiz sin subrayar lo siguiente:

    -Abolió el juicio de residencia, creando la impunidad de una nueva clase política.

    -Abolió la representación gremial, dejando a los trabajadores sin escuela propia y a la merced de los nuevos caciques sin escrúpulos.

    -Dejó muy claro que solo podían votar los más ricos, por tanto, la exclusividad pasaba a parte de la nobleza y la alta burguesía.

    -No respetó la "autonomía" americana y "profundizó" en el equivocado régimen "de funcionarios" que acaso de un plumazo mitigó el virrey Abascal, uno de los hombres que más visión política tuvo, con Jovellanos, en la época.

    -Se impuso por el golpe militar, nunca por el apoyo popular. El apoyo popular fue para los Cien Mil Hijos de San Luis que fueron acogidos como libertadores desde Irún a Cádiz.


    En definitiva: Las Cortes fueron un "bluf" apoyado por lo peor de cada casa. Su puesta en práctica se debe a Riego, uno de los mayores traidores de nuestra Historia y que, como bien apunta Julio C. González, estaba comprado por Inglaterra a través de Gibraltar. Él impidió el refresco de más veinte mil realistas peninsulares que, junto a los realistas americanos, hubieran aplastado la revuelta secesionista que, de hecho, hacia 1820, estaba tambaleándose. Pero vino el golpe liberal de 1820, y los oficiales liberales comenzaron a coparlo todo. Morillo llegó a Venezuela y se abrazó y hasta se besó con Bolívar; San Martín, en su encuentro con La Serna (Al que combatía Olañeta y el que destrozó toda la obra de Abascal) dijo aquello de "nosotros, los liberales, somos hermanos en todas partes del mundo", asentando la traición de Ayacucho, donde también estuvieron Espartero y Maroto, que luego se abrazarían en Vergara.

    Sin idealizar el Antiguo Régimen y en especial los últimos tiempos de Carlos IV, que fueron desastrosos, las Cortes de Cádiz fueron el jaque mate de las Españas.

    Con todo, reitero: Particularmente, no quiero ser "conspiranoico", pero pienso que esta oleada de separatismo antiespañol obedece al mismo plan. Es la "solución final" para acabar con España. Todavía las geopolíticas francesas y británicas están orientadas a ello. En verdad tanto odio no se comprende, y digo no se comprende porque como entrevió Jovellanos, España ya se humilla solita, y antes perecerá por los hijos traidores que le devoran las entrañas que por los tiranos extranjeros.
    Última edición por Ordóñez; 06/10/2013 a las 16:00

  8. #8
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    Re: La constitución de 1812, causa y efecto de una necesidad. Recuerdos de la histor

    No se trata de ser conspiranoico, ésa es precisamente la palabra inventada por el progresismo, para invalidar en su momento tésis tan valedoras como los datos ocultos del 11-M. y sí, es cierto lo de las políticas francesa y sobre todo, británicas, orientadas ha seguir haciendo lo que han echo a lo largo y ancho de la historia. De Riego, también se hablará en el presente artículo, y de otros, que entre todos, perfilaron lo que daría de sí no ya sólo el régimen constitucional, si no las líneas que marcaron lo que a la postre, sería el final de las españas en América, pero hay que decir que no todo fue gracias a la Pepa, pues ya se había empezado a fraguar desde ante. Reitero, Malaspina ya lo dejó claro en su informe, y las políticas godoyistas hicieron lo propio, de eso no me cabe la menor duda.

  9. #9
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    Re: La constitución de 1812, causa y efecto de una necesidad. Recuerdos de la histor

    FERNANDO VII EN VALENÇAY

    Mientras los españoles sacrificaban sus vidas en el altar del Deseado (Fernando VII), él, pasaba su dulce cautiverio en Valençay sólo amargado por el miedo a perder la vida, y muestra de este miedo sos sus palabras escritas a Napoleón sobre el intruso José:

    "Señor:
    He recibido con sumo gusto la carta de V.M.I. y R. del 15 del corriente, y le doy
    las gracias por las expresiones afectuosas con que me honra y con las cuales yo he
    contado siempre. Las repito a V.M.I. y R. por su bondad en favor de la solicitud del
    duque de San Carlos y de D. Pedro Macanaz, que tuve el honor de recomendar.
    "Doy muy sinceramente, en mi nombre y de mi hermano y tío, a V.M.I. y R. la
    enhorabuena de la satisfacción de ver instalado a su querido hermano el rey José en el
    trono de España. Habiendo sido siempre objeto de todos nuestros deseos la felicidad de
    la generosa nación que habita en tan dilatado terreno, no podemos ver a la cabeza de
    ella un monarca mas digno ni mas propio por sus virtudes para asegurarsela, ni dejar de
    participar al mismo tiempo el grande consuelo que nos da esta circunstancia.
    "Deseamos el honor de profesar amistad con S.M., y este motivo ha dictado la
    carta adjunta que me atrevo a incluir, rogando a V.M.I. y R. que después de leída, se
    digne presentarla a S.M. Una mediación tan respetable nos asegura que será recibida
    con la cordialidad que deseamos. Señor, perdonad una libertad que nos tomamos por la
    confianza sin límites que V.M.I. y R. nos ha inspirado, y asegurado nuestro afecto y
    respeto, permitid que yo renueve los mas sinceros e invariables sentimientos, con los
    cuales tengo el honor de ser, Señor, de V.M.I. y R. su mas humilde y muy atento
    servidor.
    Valençay, 22 de junio de 1808.
    Firmado: FERNANDO".

    Napoleón le rodeó de comodidades y de distracciones, entre las que se encontraba el bordar, labores de aguja e hilo en las que hacía competencia a su tío don Antonio. Desde su prisión de oro en Valençay, llegó a felicitar a Napoleón por sus victorias sobre las armas españolas, y además era tal el grado de adulación de Bonaparte por parte de Fernando, que llegó a pedirle a aquél la mano de su sobrina Lolotte, hija de Luciano Bonaparte y de Catalina Boyer, aunque esto fue poco antes de la guerra, pero parecía sentirse como un miembro más de la familia Bonaparte, y no cejó en su empeño de emparentar con ellos llegando incluso a tener la feliz ocurrencia de pedir la mano de Zenaida Bonaparte, hija del rey intruso José I y de Julia Clary. A Talleyrand, que velaba su custodia, cuando le escribía le llamaba primo.

  10. #10
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    Re: La constitución de 1812, causa y efecto de una necesidad. Recuerdos de la histor

    Verbo 505-506: El «otro» Cádiz


    1 de octubre de 2012 a la(s) 16:42



    Madrid, septiembre 2012. Al término del verano se ha distribuido, como es costumbre, el número correspondiente a mayo-junio-julio de Verbo, revista bimestral de formación cívica y de acción cultural según el derecho natural y cristiano; en este caso el 505-506. Se trata de un monográfico dedicado al tema seminario internacional «El "otro" Cádiz. Una revisión problemática de los orígenes del constitucionalismo hispánico» que, como informó FARO en su momento, tuvo lugar en Madrid el pasado mes de abril.

    Reproducimos la Presentación de este número, que nos dispensa de hacer lo propio con el sumario:


    En el bicentenario de la Constitución de Cádiz no ha habido espacio sino para el ditirambo de la ideología liberal. Difícilmente se ha abierto camino la reflexión, no digamos la crítica. De ahí que el empeño del Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II, con el auxilio de la Universidad Antonio de Nebrija y la Fundación Speiro, acogido por la prestigiosa Casa de América, en cierto sentido ha sido único.

    Recogemos en el presente número parte de las actas del Seminario Internacional «El "otro" Cádiz. Una revisión problemática de los orígenes del constitucionalismo hispánico», celebrado el 26 de abril pasado. Número monográfico, por lo que hemos prescindido incluso de las secciones de crónicas e informaciones bibliográficas, que tendrán que esperar a la cuarta entrega de este año.

    Comienza con un texto en el que nuestro imprescindible colaborador, el profesor de Údine Danilo Castellano, director además del Centro de Estudios Políticos del Consejo Felipe II, ofrece el encuadramiento teórico del fenómeno constitucional. Siguen un breve (y adecuado) perfil de las actitudes ante la crisis del antiguo régimen, de José Antonio Ullate, glosa de un acertado esquema del ya fallecido profesor Suárez Verdeguer, e inmediatamente el excelente y crítico panorama historiográfico trazado por el general Estanislao Cantero. El investigador del CONICET argentino Juan Fernando Segovia, también bien conocido de nuestros lectores, y director del Centro de Estudios Históricos del Consejo Felipe II, resume su aproximación al influjo del texto gaditano en el universo americano con los términos «traducir, moderar, introducir». Los textos de Cantero y Segovia son —a no dudarlo— los de una mayor extensión y también envergadura. El historiador Francisco José Fernández de la Cigoña resume con acierto en pocas páginas lo que constituyó su obra sobre la cuestión religiosa en las Cortes de Cádiz (El liberalismo y la Iglesia española. Historia de una persecución, vol. 2: Las Cortes de Cádiz, Madrid, Fundación Francisco Elías de Tejada, 1996, 461 págs.). Se explica por ello la ausencia de referencias, que se hallan por menudo en la obra que se extracta. Y el profesor Andrés Gambra analiza el pensamiento del más pugnaz de los opositores al código gaditano, el padre Alvarado, de la Orden de Predicadores, conocido como el Filósofo Rancio. Una reflexión del director de Verbo sobre el significado de Cádiz en el seno de lo que ha llamado «El "otro" bicentenario» cierra el número.

    Parecía obligado el esfuerzo por desentrañar las claves de un fenómeno de gran trascendencia no sólo histórica sino también teorética. Que, nos parece, se ha objetivado en un resultado más que digno. Y que ofrecemos con satisfacción a nuestros lectores con la esperanza de haber contribuido a esclarecer el rostro de nuestra historia contemporánea, con demasiada frecuencia azotado por la mentira, a causa del predominio de errores conceptuales.

    Sea bienvenido ese esclarecimiento, aún más en estas horas aciagas en que la falta de pudor y de inteligencia de quienes aún manejan los resortes del poder les anima a seguir invocando el «constitucionalismo» (aunque sea el de 1978, tataranieto degenerado del ya deletéreo de 1812) como solución a los problemas que amenazan con hacer desaparecer a España para siempre. Como si la causa de los mismos pudiera ser también su solución.

    Copiamos las últimas líneas del resumen final del seminario del pasado abril y del número de Verbo que nos ocupa, «Más allá de Cádiz», del profesor Miguel Ayuso:


    Frente al tópico de la decadencia patria en el siglo XVIII, si excluimos los últimos años de Carlos IV, y el influjo parcial del enciclopedismo bajo Carlos III, el ambiente de serenidad y de cooperación, que todavía reinaba, mantenía en todos una razonable esperanza en la recuperación del orden comunitario cristiano en que nuestra convivencia se asentaba. Pero esa esperanza de recuperación social y religiosa fue desarticulada por la guerra de la Independencia y los procesos que desencadenó: «Hizo abortar los procesos de incorporación pacífica y precipitó los de disolución violenta, creando abismos insuperables y sumiéndolo todo en rencores y recelos. Posiblemente, sin ella el enciclopedismo español no habría sido el desertor afrancesado, ni aun siquiera constituyente en el sentido de la Revolución francesa. Y la gran mayoría católica y monárquica del país no habría producido guerrillas y puritanismos enfermizos, sino una favorable reacción cultural, encaminada a contrarrestar la influencia del racionalismo enciclopedista» (5).

    A los doscientos años de la Constitución de Cádiz estas líneas no resultan fáciles de entender. Pero, por otra parte, alcanzan particular relieve. Esa hendidura de Cádiz deriva sobre todo del racionalismo que, con su designio constituyente, aspiraba a dar vida a un mecanismo perfecto de sola base racional y con exclusión de cualquier otro fundamento trascendente religioso o histórico. Ahí debía aparecer la Constitución sabia y definitiva que encontró en el utilitarismo de Jeremías Bentham su artesano más destacado, hasta el punto de redactar con perfecto apriorismo constituciones políticas para los pueblos que venían de alcanzar la cualidad de libres y democráticos, dejando atrás la ignorancia y el despotismo. Hoy, por un lado, se ha disuelto en el irracionalismo (rectius en el nihilismo) la pretensión constituyente, mientras que por el otro la realidad constitucional se descompone.
    ___________
    (5) Rafael GAMBRA, «La herida de la Independencia», en Miguel Ayuso (ed.), Obra completa de Rafael Gambra Ciudad, Madrid, Digibis-Publicaciones digitales.

    Fuente: AGENCIA FARO

    Chanza, Hyeronimus y Pious dieron el Víctor.

  11. #11
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    Re: La constitución de 1812, causa y efecto de una necesidad. Recuerdos de la histor

    Aingeru. Si algo bueno tenía que tener el aniversario de la constitución revolucionaria de Cádiz era precisamente el de poner de nuevo sobre el tapete las inconsistencias de los autores liberales de la historiografía dominante desde 1833 (ya se sabe aquello de que los vencedores escriben la Historia) sobre los acontecimientos del reinado de Fernando VII, y que muchos otros han venido repitiendo hasta hoy como papagayos sin ninguna visión crítica (he estado viendo por encima el texto completo de su ensayo que tiene usted publicado en otro foro y veo que, tristemente, cae en los mismos clichés y lugares comunes de dicha historiografía).

    Desde luego a día de hoy continua siendo válida la advertencia que D. Federico Suárez ya señaló en su estudio publicado doblemente en la década de los ´50, cuando hablaba de las pasiones ideológicas apriorísticas que siguen dominando en los historiadores contemporáneos a la hora de abordar los hechos acontecidos en aquel reinado (1808-1833), en tanto que los hechos de aquella época son solidarios de las mismas pasiones políticas de hoy en día (pues a fin de cuentas, lo de hoy trae su origen de aquellos acontecimientos, y no deja de ser entendible -que no justificable- el uso de los mismos términos ideológico-propagandísticos que los de entonces para la "justificación" de los mismos) y, de ahí, la parcialidad o falta de imparcialidad existente a la hora de referirlos.

    Aunque todos los artículos de la revista del mensaje anterior son muy buenos, recomiendo sobre todo el trabajo completo y documentadísimo (la bibliografía citada es enorme) de D. Estanislao Cantero sobre la desastrosa, anticatólica, antiespañola y revolucionaria (copia servil de la francesa de 1791, para que luego digan quiénes eran los verdaderos serviles) constitución de Cádiz.
    Última edición por Martin Ant; 07/10/2013 a las 14:18
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  12. #12
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    Re: La constitución de 1812, causa y efecto de una necesidad. Recuerdos de la histor

    Estimado Martín Ant, en primer lugar, le informo que el texto que usted a dicho ver, efectivamente es mío, pero no está completo, ni mucho menos. Es más, he preferido hacerlo en este sitio donde últimamente hago mis aportes, porque me creo que es bastante más serio e interesante, por lo que lo que usted ha leído, ni está completo, ni terminado por razones personales, y además, aquí hay algunos cambios que en el otro no aparecen, y no son cambios de contexto, si no más bien para cumplimentar información, que es de lo que se trata el artículo en sí, informar de un periodo de la Historia de España muy importante, a mi modo de entender. Parece ser que usted no entiende que yo, no estoy de ninguna manera, haciendo ningún tipo de homenaje ni a aquella Constitución, ni por supuesto lo hago a la presente, pues no estoy de acuerdo con ninguna de las dos, ni se lo hago al movimiento liberal. Y desde luego, no seré yo quien defienda a Fernando VII, eso si lo desea, lo puede hacer usted, ya que para mi, ha sido si no el peor, sí uno de los peores gobernantes de la Historia de España, si me permite decirlo, pero insisto, este no es ningún tipo de reconocimiento ni a la Constitución, ni a ningún tipo de ideología política. Es un reconocimiento, eso sí, y un homenaje, a un pueblo, el español, que es al que en su momento, le tocó sufrir las consecuencias de unos, y de otros, como siempre vaya. Parece ser que a veces, las cosas, no son lo que parecen verse, hay que saber verlas, para dar un parecer, y eso es lo que intento hacer aquí, si me dejan, y tengo tiempo.
    Última edición por Aingeru; 08/10/2013 a las 21:12

  13. #13
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    Re: La constitución de 1812, causa y efecto de una necesidad. Recuerdos de la histor

    Cita Iniciado por Martin Ant Ver mensaje
    Aingeru. Si algo bueno tenía que tener el aniversario de la constitución revolucionaria de Cádiz era precisamente el de poner de nuevo sobre el tapete las inconsistencias de los autores liberales de la historiografía dominante desde 1833 (ya se sabe aquello de que los vencedores escriben la Historia) sobre los acontecimientos del reinado de Fernando VII, y que muchos otros han venido repitiendo hasta hoy como papagayos sin ninguna visión crítica (he estado viendo por encima el texto completo de su ensayo que tiene usted publicado en otro foro y veo que, tristemente, cae en los mismos clichés y lugares comunes de dicha historiografía).

    Desde luego a día de hoy continua siendo válida la advertencia que D. Federico Suárez ya señaló en su estudio publicado doblemente en la década de los ´50, cuando hablaba de las pasiones ideológicas apriorísticas que siguen dominando en los historiadores contemporáneos a la hora de abordar los hechos acontecidos en aquel reinado (1808-1833), en tanto que los hechos de aquella época son solidarios de las mismas pasiones políticas de hoy en día (pues a fin de cuentas, lo de hoy trae su origen de aquellos acontecimientos, y no deja de ser entendible -que no justificable- el uso de los mismos términos ideológico-propagandísticos que los de entonces para la "justificación" de los mismos) y, de ahí, la parcialidad o falta de imparcialidad existente a la hora de referirlos.

    Aunque todos los artículos de la revista del mensaje anterior son muy buenos, recomiendo sobre todo el trabajo completo y documentadísimo (la bibliografía citada es enorme) de D. Estanislao Cantero sobre la desastrosa, anticatólica, antiespañola y revolucionaria (copia servil de la francesa de 1791, para que luego digan quiénes eran los verdaderos serviles) constitución de Cádiz.

    En contestación, ahora que tengo algo de tiempo a Martín Ant , desde luego, no pretendo cuestionar a Don Federico Suárez Verdaguer sobre la categoría de su trabajo como historiador, ni nada parecido. Yo no soy más que un simple aficionado a la lectura, y sería comparar un minúsculo grano de arena, con la inmensidad del universo. Pero me permito la libertad de opinar, si se me permite, y sinceramente, una figura perteneciente al Opus Dei, a la que aprecio en doble manera, primero, porque era valenciano, tierra de mis antepasados, y segundo, porque fue primer Decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra, mi tierra. En su vasta tarea de historiador ha sido un escrupuloso y fiel recopilador de datos y narrador de hechos y acontecimientos. En este sentido, habría que decir que fue un historiador positivista, para quien lo que no está en los documentos o de lo que no hay pruebas, no está en el mundo, y también ejerció durante muchos años del rey Juan Carlos, y aquí está la cuestión, y es que su valoración o, digamos interpretación de determinadas cuestiones monográficas relativas a temas político-sociales del periodo que nos ocupa, es a mi parecer, defensora a ultranza de una interpretación muy conservadora, casi reaccionaria y profundamente antiliberal de los sucesos acontecidos en España aprincipios del siglo XIX. Su versión no considero que sea del todo imparcial, ya que a mi entender, en buena medida se manifiesta heredera de la tradición antiliberal del siglo XIX.

    Podría estar catalogado como perteneciente a la corriente historiográfica del moderantismo, y pienso que denosta demasiado tanto a la Ilustración como a la Revolución, por llamarla de alguna manera, al periodo constitucional de 1812. Se empeñó en presentar a esta última de una forma demasiado incipiente como un producto del azar histórico ya que, y según su criterio, y en parte, también lo es el mío si se aprecia a lo largo del artículo, ni enlazaba con la tradición, ni fue requerida por el pueblo, el cual no deseaba cambios y mucho menos que se sustituyera no ya el orden, si no más bien el desorden monárquico, que es lo que creo bajo mi punto de vista que estaba ocurriendo, por una institución política de nuevo cuño, que a mi entender, también enjuicio como desorden. Esto, Don Federico, lo hace de una forma tozuda, en mi opinión, que casa a la perfección con un cierto sanchopancismo español, partidario de profesar una fe ciega y sin quebraderos de cabeza y a su vez, repetir hábitos perennes de un pasado que precisamente, poco dieron de positivo en la gloriosa Historia de España.

    Mi intención es dar un punto de vista más desde una doble visión que de un ángulo cerrado, y es lo que pretendo explicar a lo largo y ancho del documento es precisamente una cosa, que fue lo que en su momento podría ser la necesidad de un cambio, y la otra, que fue el desastre no ya de la monarquía fernandina, si no también del liberalismo de la época. Ahora se pueden dar todos y cada uno de los vítores que crean convenientes a las manifestaciones que de una u otra manera, solapan las opiniones que pretendo exponer, pero pienso que antes de enjuiciar, es más conveniente saber escuchar hasta el final. Luego...opinen lo que crean conveniente.

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