Fuente: Informaciones, 27 de Julio de 1954, página 5.


LA REVOLUCIÓN DE JULIO DE 1854

«El Padre Cobos» satirizó el Bienio

«Si tuviéramos la suerte de que el duque de la Victoria se marchase a Logroño, ¿cuál sería entonces el pendón del partido progresista?»

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Triunfante la Revolución de julio, siguió un período que se denomina el Bienio, durante el cual los hambrientos de la víspera fueron a saciarse en el banquete del Poder. Porque, en realidad, si mal anduvo la ética política en tiempo de moderados y «polacos», mal andaba en los días de los progresistas. Y si un banquero, Salamanca, fue el gran agiotista de los moderados, otro banquero, Sevillano, vino a ser el representante de los esparteristas. Y como todo andaba por igual en orden a la cuestión crematística, pudo escribirse que con el traje de Arlequín «se reciben bromas moderadas de seis mil duros, y bromas progresistas de ciento veinte mil reales».

Esto nos lleva a «El Padre Cobos», periódico en el que escribieron ingenios de nuestra literatura, con gracejo y con fina intención, poniendo en solfa a los hombres y a los hechos del Gobierno del Bienio. Si se puede decir, sin exagerar, que «El Murciélago» fue el periódico de la Revolución de julio, con no menos razón se puede dar como característica del Bienio al «Padre Cobos». Éste, mejor escrito que aquél, empleaba su sátira diciendo sus verdades a todos los españoles; y puede asegurarse, sin miedo a engañarnos, que la misma mano que había buscado la hoja volandera del «Murciélago» con no menos avidez buscaba los números del «Padre Cobos».


ATAQUES A ESPARTERO

Las «indirectas» del «Padre Cobos» eran comentadas por su fácil y penetrante ironía: «Los bienes de la Iglesia continúan cambiando de dueños. De la capilla real ha desaparecido un relicario de valor considerable». Y refiriéndose a Espartero escribía: «Comprendo el desdén con que miran los demócratas la cabeza, desde que me ha ocurrido este raciocinio: mi cabeza no me sirve de nada, luego las cabezas están de más sobre los hombros». Habiendo sido nombrado ministro de la Gobernación don Patricio de Escosura, decía el «Padre Cobos»: «Damos el parabién a los patriotas, porque ya tienen un ministro patricio. Damos el pésame al país, porque este patricio es don Patricio de la Escosura». Un diputado, el señor Arias Uría, había dicho en las Cortes: «Así, o asao»; y comentaba el satírico periódico: «Al oírle Santacruza ha debido exclamar: ¡Qué “haiga” quien hable “asina”!... Por fortuna, el ministerio tiene un académico de la Lengua para enseñar a entrambos que se debe decir: “así o asado”. Pongamos un pavo delante de la última palabra y acabará esta indirecta exactamente por donde tuvo principio». Refiriéndose con esto a que comenzaba con el nombre de Arias Uría.

Espartero había dicho en un discurso: «El burro, por ejemplo, no es progresista. ¿Y por qué, señores? Porque tiene pezuñas y piel dura, con pelo, y, por consiguiente, no tiene necesidades». A lo que contestaba el «Padre Cobos»: «¿Dónde ha aprendido el duque de la Victoria que los burros no tienen necesidades? ¿Por ventura no los ha visto comer? En todo caso serán los progresistas que no piden destinos». Recogía otro disparate de Escosura con las siguientes palabras: «Dijo el señor Escosura, en la sesión del viernes, que era amigo de cierto diputado “desde antes de nacer”. Este atrevido rasgo oratorio tiene una explicación natural, porque aún no se había votado la proposición de censura contra S. S. Horas después, debió exclamar el señor Escosura, para completar su pensamiento: “¡Hoy he nacido!”». En su intención contra Santa Cruz escribía el «Padre Cobos»: «La media lengua de Santacruza ha servido de ocasión al siguiente pensamiento financiero: La situación tiene los pies en la cabeza, luego las medias deben ser gorros de dormir».


TEMAS ECONÓMICOS

También al estado económico del país hacía referencia el «Padre Cobos»: «Antes se fugaban los presos de las cárceles: ahora se fugan de las oficinas del Estado. De la Tesorería de Gerona se han fugado veinticinco mil duros llevándose al tesorero. Los caudales públicos deben ser enemigos de la libertad, porque están haciendo huir a algunos progresistas».

Acerca de la subida de precios de las subsistencias escribía: «¿Siente usted pasos en la escalera? Pues es que está subiendo el pan. No sé qué cuarto busca, pero ya está en los quince. Todavía puede subir más, porque aún no ha llegado a la altura del duque de la Victoria»; y otro día, felicitando al marqués de Albaida por el triunfo que iban obteniendo sus ideas democráticas: «Empieza a realizarse la emancipación de los negros. El carbón ha subido un real más».

Cierta martingala ocurrida en Cardona hizo escribir a los chispeantes redactores del periódico moderado: «Si el “Padre Cobos” fuera la “Corona de Aragón” referiría que varios jefes de la milicia de Cardona han percibido setenta mil reales de la Administración militar, falsificando listas de nacionales movilizados que nunca han salido de sus casas».

La saña de los redactores del «Padre Cobos» contra los progresistas se expresaba perfectamente al comentar una frase de Escosura: «Averiguado que el hombre es un animal progresista, los anales de la situación empiezan en las fábulas de Esopo». Por lo que repetía en otra fecha: «Siendo el hombre un animal progresista, la política queda reducida a cuestiones de pasto».


ANUNCIOS

También tenía su sección de anuncios, y en ella se leía: «Se necesita un sombrero para cubrir el déficit»; o bien se prometía así: «¡40.000 reales! Se ofrecen al que resuelva la siguiente duda: Si tuviéramos la suerte de que el duque de la Victoria se marchase a Logroño, ¿cuál sería entonces el pendón del partido progresista?». Y anunciando un supuesto periódico que decía iba a publicarse, en el prospecto escribía: «La Revolución de julio ha llegado a demostrar que puede haber Gobierno sin cabeza; pero no a destruir este principio de nuestra existencia: la cabeza es la base fundamental del sombrero y la peluca».

Publicaba versos el «Padre Cobos». A pesar del tiempo transcurrido, todavía se siente la chispa de los autores: «Patriotas, la panza – nos llama al festín. – Hambrientos y alegres – al Prado volemos – y allí venceremos – al bando servil. – Sedientos y alegres, -- venid, liberales – traed doce reales – cuchara y fusil».

Las indirectas del «Padre Cobos», los anuncios, los artículos y los versos excitaban a los fiscales de imprenta, y al llegar al ministerio Escosura, éste ofreció acabar con el periódico satírico. Con denuncia tras denuncia el «Padre Cobos» veía propagarse sus escritos por toda la Península. Si lo denunciaban, tenía que rehacerse el número para quitar el escrito incriminado, pero los ejemplares afectados por la censura corrían de mano en mano también. Los lectores provincianos no tenían facilidad para adquirirlos; mas si era absuelto el escrito, se publicaba, y si no, se imprimía en suplemento la defensa que se había hecho ante el Tribunal de Imprenta: en ella estaban los párrafos objeto de la sanción: también se enteraban.


HIMNO DE LOS DIPUTADOS

Entre la interesantísima colección de estos suplementos es digna de recordar la que el joven poeta don Adelardo López de Ayala hizo de unos versos que formaban el himno de los diputados constituyentes, empeñados en prorrogar la existencia de las Cortes del Bienio. El coro de ese himno era así: «¡Que nos van a quitar el oficio! – ¡Sostened, chascanautas, la lid! – ¡Cortes hasta el día del juicio! – ¡Cortes, Cortes que no tengan fin!».

López de Ayala se presentó modesto ante el Tribunal: «Yo no puedo prestar a mis palabras la autoridad que han dado a las suyas los ilustres oradores que en este sitio me han precedido; yo no soy diputado constituyente; yo no soy hombre político; yo no soy… ¡Asombraos! ni siquiera soy abogado». Y como en los versos se decía que era bueno ser constituyente, razonaba López de Ayala de la siguiente forma, negando que fuera subversivo el pensamiento: «En cuanto a si es bueno o malo ser constituyente, puede el caballero fiscal aún preguntárselo a unos 200 diputados que cobran el sueldo del presupuesto. Y si a éstos no, porque su voto pudiera parecer algo parcial en favor mío, al diputado que viene sólo con el noble deseo de hacer el bien del país: aun ése mismo vemos que se desvela y afana por ser elegido, y aunque el cargo no es obligatorio nunca le suelta, luego el “Padre Cobos” tiene razón al exclamar: “¡Es muy bueno ser constituyente!”». Y como en otros versos se leía: «Porque superabundantemente – es mejor que ser Constitución», López de Ayala defendía tal opinión con las siguientes palabras: «¿Hay alguno de nosotros que entre ser constituyente o Constitución no eligiera lo primero? Yo de mí sé decir, que a ser constituyente acaso me resignaría; a ser Constitución, ¡jamás!. Me vería infringido, vería suspensas mis garantías protectoras, me vería violado y hasta defendido por caballeros fiscales».

La labor del «Padre Cobos» también ha quedado en la historia de España; y si una marea de cieno y lodo acabó con el régimen moderado en 1854, una carcajada general terminó con el Bienio progresista de 1856.


Melchor Ferrer