7. CORRUPCIÓN DE LA IDEA DEL MESÍAS POR LOS JUDÍOS

Al ver la fuerza, disciplina, riquezas e influencia de los Templarios, el pueblo judío debió envidiar a los que tenían lo que el Señor les había prometido a ellos, diciendo por boca de David: «Dominará desde el mar hasta el mar, y desde el río hasta los extremos de la tierra. Ante él se prosternarán los etíopes y sus enemigos morderán el polvo. Todos los reyes de la tierra le adorarán, y todas las naciones se le someterán» 22.

De aquí debió surgir una idea osada, grande y fecunda: afiliarse a esta Orden para la conquista del Universo. ¡Así se cumpliría la brillante profecía!

En la inauguración de las sesiones del Consejo Supremo del grado 33, el Soberano Gran Comendador Presidente, dirigiéndose al Teniente Gran Comendador, le dice:

«Poderoso Soberano Teniente Gran Comendador: ¿qué edad tenéis?

—«Treinta y tres años cumplidos, Muy Poderoso Soberano Gran Comendador.

—«¿Cuál es nuestra misión, poderoso e ilustre Hermano

—«Discutir y promulgar las leyes que la Razón y el Progreso hagan necesarias para la felicidad de los pueblos; deliberar sobre los medios más eficaces a emplear para combatir y vencer a los enemigos de la Humanidad.

—«¿Cuál es nuestro deber?

—«Defender los inmortales principios del Oriente y propagarlos sin cesar por toda la superficie del Globo».
Los principios de Oriente son los principios de la Kabala judía. Y el fin supremo de la Masonería consiste en propagarlos combatiendo contra sus adversarios. Los judíos enseñan los principios y los Templarios luchan por imponerlos. Así se nos presenta clara la constitución de la Masonería.
Ya Tácito 23 decía que los judíos tenían fe en una predicción contenida, según ellos, en los antiguos libros de sus sacerdotes, según la cual el Oriente prevalecería, y de la de Judea saldrían los dueños del mundo. Pero desdichadamente para ellos, el conquistador anunciado, cuyo nombre es Oriente ya había venido, y ya sus apóstoles habían ido a conquistar el mundo.

Zacarías, predijo al gran sacerdote Jesús que el Mesías vendría al templo que Zorobabel había comenzado a reconstruir: «Escucha, oh, Jesús, gran sacerdote, y también tus amigos, que están cerca de ti, porque están destinados a ser la figura del porvenir: Yo me voy a hacer venir al Oriente que es mi servidor» 24. Los intérpretes están de acuerdo en que Tsadekh, el Oriente o germen, significa el Mesías prometido.

Más tarde, el mismo profeta recibió orden de Dios de poner una corona de oro sobre la cabeza del gran sacerdote Jesús, y decirle: He aquí al hombre, que tiene por nombre Oriente: éste será un germen que brotará de él mismo y construirá un templo al Señor25.

El gran sacerdote recibió la corona y el nombre de Oriente, porque era la figura del porvenir, es decir, del futuro Mesías, Rey de Israel, que debía edificar su Iglesia, el verdadero templo de Dios.

El otro Zacarías, padre de San Juan Bautista, predice por tal razón en su bello cántico Benedictus, a su hijo: «Tú, niño, serás llamado el profeta del Altísimo, pues tú irás delante del rostro del Señor a prepararle los caminos, a fin de dar a su pueblo la ciencia de la salud, para la remisión de sus pecados, por las entrañas de la misericordia de nuestro «Dios, en las que nos ha visitado el Oriente de lo alto» 26, es decir, el Mesías prometido.

La Iglesia católica canta tres días antes de Navidad la siguiente antífona: ¡Oh, Oriente, esplendor de la luz eterna, y Sol de justicia: ven ilumina a los que están sentados en las tinieblas y en la sombra de la muerte!».

Pero, ¡ay!, que los judíos no quisieron reconocer al verdadero Oriente; todavía le aguardan, y esperan verle. En la espera, en las logias masónicas colocan su emblema del lado de Oriente, y le prodigan sus homenajes y adoraciones. Los masones de origen cristiano se alinean con ellos y doblan la rodilla ante el Mesías imaginario, sin comprender que al obrar así niegan implícitamente la venida del verdadero Mesías, en cuyo nombre están bautizados. ¿Hasta dónde irán en su mistificación y ceguera estos pobres servidores de los judíos? ¿No comprenden que la Masonería no es sino un instrumento judaico de dominio universal? No ven que sólo por servirse del poder formidable que había adquirido la Orden de los Templarios se aliaron los judíos con estos religiosos.

La conquista prometida por Dios al verdadero Oriente, ellos quieren apropiársela con la ayuda de los Templarios y la del adversario de Dios, que Nuestro Señor llama «Príncipe del mundo» 27.

22 Salm. LXXI.

23 Histor., L; V, 13.

24 Zac., III, 8.

25 Id., VI, 12.

26 Luc., 1, 78.

27 Juan XIV, 30