Estimados Amigos, gracias a Dios y a la Virgen Santísima, yo y mi familia estamos bien. Pese a la intensidad grado 8,0 (E. Richter) que el terremoto alcanzó en Santiago, la situación en la capital y sus alrededores es prácticamente normal, salvo algunas demoras en la restitución de los servicios de agua y luz en algunos sectores.
Lamentablemente, en la zona Sur la situación es catastrófica. En el sector del epicentro, el sismo alcanzó una intensidad de 8,8 grados (E. Richter) provocando un maremoto que arrasó numerosas localidades costeras e insulares con olas entre 7 y 25 mts. de altura. Los cascos históricos de las localidades de la zona centro sur, fueron totalmente destruidos. Y, por supuesto, lo más lamentable han sido las víctimas fatales que hasta la tarde de ayer ascendían a 708 personas, sin contar los desaparecidos.
Para variar, el prejuicio antimilitar socialista demoró en más de 24 horas el Decreto de Zona de Catástrofe, bajo cuyo amparo las FF.AA. han podido tomar el control de la situación. Ya las 7ª y 8ª regiones se encuentran bajo toque de queda y Ley Marcial, lo que ha permitido frenar los saqueos que devastaron tiendas y supermercados.
Debido a que ya estoy sobre aviso para ser desplegado a la Zona de Catástrofe, no podré estar en contacto con ustedes. Junto con agradecerles la preocupación que han demostrado, aprovecho de pedirles sus oraciones, en especial por las almas de quienes han fallecido de un modo tan intempestivo y sin oportunidad de preparase a bien morir, y me encomiendo a sus ruegos para cumplir para la mayor gloria de Dios la misión que me asignen mis superiores.
Les vuelvo a reiterar mis agradecimientos por la preocupación que han demostrado por el desastre que ha afectado a mi Patria.
Dios castiga, no a palos. Pero cuando de la misericordia Nuestro Señor pasa a ejecutar el brazo de su Justicia, es por haber colmado con creces la medida tolerable. Espero que mis compatriotas sepan ver las advertencias de los agravios perpetrados contra el reinado de Nuestro de Señor y de su Madre Santísima que, bajo la advocación del Carmen, es Nuestra Reina.
MIESERE NOBIS DOMINE
LAUS DEO VIRGINIQUE MATRI
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