Sí, ese es el principal problema, la crisis moral (madre del resto de las crisis). Y ésta nace del orgullo del hombre por "independizarse" de Dios. Y como dice S.S.Benedicto VI: "una sociedad en la que Dios es absolutamente ausente, se autodestruye". Se hace necesario, primeramente, volver a hacer presente a Dios en la vida cotidiana de nuestra sociedad, en nuestros lugares respectivos de trabajo, en la asociación de vecinos, en los lugares de recreo, en el club deportivo, en las relaciones sociales con amigos y familia... Ya sabemos que los poderes públicos (todos) no van a ocuparse de ésto, e incluso van a intentar justamente lo contrarío (como así hacen). A la espera de un cambio de sistema de gobierno, a la espera de un caudillo o un rey legítimo, hay que empezar a hacer una cotidiana contrarrevolución (que hoy día es una lucha radical y hasta revolucionaria, si se me permite el término simbólico, porque ha de atacar al actual sistema desde sus mismísimos cimientos, desde sus mismas raíces, por eso ha de ser también "radical").
Como decía un mensaje de Hyerónimos, la lucha podría empezar perfectamente en el entorno de lo pequeño, y llegar a extenderse con la fuerza de la moralidad y el buen ejemplo. Negarse a alimentar la bestia, rompiendo las ataduras de la falsa comodidad y en enblandecimiento que conllevan. No comprar mas en grandes superficies, no entrar en gasolineras donde hayan despedido a los empleados que surtían gasolinas, negarse a utilizar los sistemas de autopago, no comprar en almacenes donde sabemos positivamente que los productos que venden han sido fabricados con el dolor de la esclavitud ajena, ir al tendero de toda la vida, y si hay dos tenderos y sabemos que uno de ellos es un hombre que aplica la moralidad en sus relaciones comerciales y con su empleado, entrar mas en esa tienda, aunque sus productos pudieran ser un poquito mas caros que en otras... Ser conscientes de que nuestro dinero es una forma de "voto", ya que comprando un producto, estamos legitimando la forma que han tenido de producirlo. Es importante, no continuar alimentando a la bestia, mientras llega el momento providencial que permita terminar con toda esta basura y empezar a construir el Reino entre nuestros vecinos y amigos. Rezar mucho... y ponernos en manos de Dios. En la empresa, en el puesto de trabajo, hacer bien nuestra tarea, plantarle cara a los sindicatos mamporreros, participando activamente en los procesos electorales, a título individual si no hay otra manera... ¿por ué no?, y enseñar a los compañeros que hay otra manera de afrontar las relaciones patronal-obreros, sin hacerse necesaria la lucha y el enfrentamiento continuos... la lucha fraticida. Romper con la dialéctica de los "derechos" e imponer con el ejemplo, la ética de las obligaciones. Basar la sociedad en ésto último, porque una sociedad basada en las relaciones de respeto por el otro y del amor mutuo (que obliga) crean sociedad, mientras que la dialéctica vacía de los "derechos" DIVIDE y nos hace esclavos de nuestro propio egoísmo. Mostrar a los que nos rodean que otra forma de afrontar la existencia es posible, y más que posible... NECESARIA. Hacer ver a la gente que el hombre que basa su vida en el honor, el sacrificio, la valentía, el respeto por el otro, el amor... es mas "revolucionario" que todas las revoluciones habidas y por haber juntas. Es decir, en definitiva, comenzar a ser mas cristianos en nuestras vidas....
Sinceramente, a la espera del caudillo redentor o del rey legítimo que restaure en nuestra Patria la cordura, para nosotros, el pueblo... no se me ocurre, de momento, otra cosa mejor que podamos hacer. Movilizarnos, lo que no implica tampoco llenar las calles de pancartas ni de gritos. Habría que empezar por movilizar los corazones de las gentes, movilizando también sus conciencias... y el ejemplo, quizás... no se si me equivoco, podría ser un arma humilde pero mas efectiva que las palabras y los gritos. Aunque no debemos olvidar que foros como éste permiten hacer fluir las ideas (es muy importante todo ésto, yo creo...)
Ojalá estuviera el caudillo redentor o el rey legítimo a nuestro alcance, a la vuelta de la esquina..... Muchos días rezo por ello.
Un abrazo en Cristo
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(Como nos recordaba Hyeronimus...)
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