
Iniciado por
Fidelitas
El problema que tiene la larga continuidad de esta República coronada, es que va a ir quedando en el imaginario colectivo que la función de un Rey es la de firmar todo tipo de leyes que se le pase, vivir bien, pasearse por el Mediterráneo con su yate y presidir ciertos eventos de inauguración. Cuando el papel de un Rey tradicional no es ese.
Por esta razón yo preferiría tener que enfrentarme a una República pura, en toda su maldad. No a una cosa con tintes falsos monárquicos que hicieran zozobrar a algunas personas que por miedo se conformarsen con lo 'menos malo'. Prefiero lo blanco contra lo negro, sin matices. Es iluso aquel que se consuela con el término medio, ya que el juancarlismo no descansa sobre el pilar del monarca, sino que es la Constitución quien determina si hay rey o no, y quién debe sucederle. Pues la monarquía actual reconoce su carácter hereditario siempre y cuando la Carta Magna lo quiera.
Fuera la tibieza:
“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojala fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”. Apoc.3:15-16
Por otra parte, que Letizia sea plebeya ya invalida la legitimidad de la descendencia por ser un matrimonio morganático. En la Monarquía Católica hasta los virreyes de los reinos de indias tenían prohibido tomar mujer de lugar que fuese a gobernar ni incurrir en matrimonio desigual para no beneficiar a la esposa ni para provocar subjetividad en la forma de gobierno del virreinato. Además, un Rey no debe fundirse con el pueblo, sino que debe estar por encima para seguir siendo el referente no ya como ejemplo a seguir, sino como una instancia superior en la jerarquía que por su situación es la encargada de velar del bien común de aquellos que se encuentran por debajo de este, y de garantizar el buen funcionamiento de las instituciones, jurando y respetando subsidiariamente los derechos concretos (acotados por la ley natural) de los pueblos y cuerpos intermedios que formen el entramado social de la Monarquía.
Aparte de esto, cuando un Rey o un Príncipe toma esposa, no tiene que guiarse por arranques mundanos que precisamente por su posición, y el alto grado de responsabilidad comporta, debe evitar. Por esta razón, ha de escoger a la mujer que más le convenga a él como monarca y al Reino, pensando siempre en el deber. Así pues, y habiendo expuesto los motivos pertinentes, ya deducimos que la futura Reina no debe salir el pueblo, sino de otras instancias más elevadas. Respecto al amor, este viene después, tras compartir las cargas y pesares del reinado. De cualquier maneda, y si este no aparece, habría que recordar que al único amor al que debe aspirar un Rey es al de Dios y al de su pueblo.
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