Ahora, Ratzinger ha nombrado Arzobispo de Varsovia a un reconocido agente comunista. ¿Coherencia, continuidad?
Benedicto XVI ha aceptado la dimisión del Arzobispo después del informe solicitado a la Comisión de Historia. La acusación a Juan Pablo II por comunista es ridicula valorando todo su Pontificado. Ciertamente su tarea fue tan ingente y él tan carismático que aun hoy es calificado como capitalista por sectores izquierdosos-marxistas y comunista por ultraconservadores.

La encíclica Centésimus annus expone la lucha contra el comunismo.

versiones desde la izquierda:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=13530
El objetivo de la citada Encíclica es celebrar la derrota del marxismo y legitimar la economía de mercado o capitalismo bueno, como solución apara los países del Tercer Mundo.

La encíclica se desarrolla alrededor de tres grandes unidades temáticas: 1) Propiedad privada, tierra, trabajo y capital; 2) Deuda Externa; 3) El capitalismo bueno.
1) Propiedad privada, tierra, trabajo y capital.
Afirma “el carácter natural del derecho a la propiedad privada” como requisito “fundamental en toda persona para su autonomía y desarrollo”. Ahora bien, ¿cómo se hace efectivo este derecho? “Mediante el trabajo”, pues “de ese modo el hombre se apropia una parte de la tierra, la que ha conquistado con su trabajo: he ahí el origen de la propiedad individual”.
Es evidente, por lo tanto, que quienes no gozan de la bendita propiedad privada son aquellos que no se la han apropiado mediante su trabajo. Por otra parte, hablar hoy de la apropiación individual de la tierra es un anacronismo. De ello se da cuenta el Papa, por lo cual añade: “En otros tiempos el factor decisivo de la producción era la tierra y luego fue el capital, entendido como conjunto masivo de maquinaria y de bienes instrumentales”.
Pasamos, por lo tanto, de la tierra al capital como si se trata de cosas, de objetos, no de creaciones históricas. Se trata del concepto funcionalista de capital según el cual tanto la piedra del cazador primitivo como la Banca Internacional son simplemente capital. Ello le permite desligar el trabajo asalariado, como dice Marx, del concepto de mercancía que sólo se daría en las condiciones extremas del primer capitalismo.
2) La deuda externa.
El problema de la deuda externa se tornó realmente agobiante en la década del 90. La encíclica no podía desentenderse del mismo. ¿Qué es lo que establece como principio fundamental al respecto? “Es ciertamente justo el principio de que las deudas deber ser pagadas”.
Ningún cuestionamiento a la manera como se contrajo semejante deuda. Ningún cuestionamiento a su legitimidad. Ninguna referencia a la tradición profética que sostenía que no podía haber deudas porque el valor fundamental que debía regir en la sociedad era el valor del “don”, el de dar o compartir al que se refería Jesús de Nazaret cuando incluyó en la oración: “perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores”.

No es una casualidad que bajo el pontificado de Juan Pablo II se suprimiese de la oración el tema de la deuda, cambiándolo por la inofensiva “ofensa”. Las deudas a las que se refería Jesús eran las deudas reales, ésas que contraían los campesinos cuyas consecuencias eran las de perder sus propiedades primero, luego sus hijos, su mujer, hasta quedar ellos mismos esclavizados.
Como manera de suavizar este apoyo al pago de la deuda externa , agrega que “no se puede pretender que las deudas contraídas sean pagadas con sacrificios insoportables”, lo cual no deja de ser un mero formulismo, porque el pago significa para nuestros pueblos verse sometidos a “sacrificios insoportables”.
3) El capitalismo bueno.
Pero falta lo mejor, la propuesta que hace Juan Pablo II a los países del Tercer Mundo para solucionar su problema económico. Veamos:
“Después del fracaso del comunismo”, ¿el capitalismo “es quizá el modelo que es necesario proponer a los países del Tercer Mundo?”:
“Si por capitalismo se entiende un sistema económico que reconoce el papel fundamental y positivo de la empresa, del mercado, de la propiedad privada y de la consiguiente responsabilidad para con los medios de producción, de la libre creatividad humana en el sector de la economía, la respuesta es ciertamente positiva, aunque quizá sería más apropiado hablar de Economía de empresa, economía de mercado o simplemente de economía libre”
Por si quedaran dudas la Eencíclica continúa: “Da la impresión de que, tanto a nivel de las naciones, como de las relaciones internacionales, el libre mercado sea el instrumento más eficaz para colocar los recursos y responder eficazmente a las necesidades”. La encíclica es de 1991, etapa de plena implementación del neoliberalismo en el Tercer Mundo; etapa en la que la economía argentina fue arrasada por la propuesta que el Papa polaco nos hace como solución a nuestros problemas.

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http://www.jornada.unam.mx/2005/04/04/027n1mun.php

"Bendijo las dictaduras latinoamericanas", sostiene colectivo católico francés Critican a Juan Pablo II su "dureza con los servidores progresistas"

Vio en la Teología de la Liberación al "comunismo que disolvería a la Iglesia": Leonardo Boff
AFP, DPA Y THE INDEPENDENT


Berlin, 3 de abril. Entre el caudal de elogios a la figura del Papa, entre ellos uno de un arzobispo africano que lo describe como "Juan Pablo el Grande", algunos reprocharon este domingo al jerarca de la Iglesia católica su rigidez frente al tema de la sexualidad y su condena de la Teología de la Liberación.
Premio Nobel de la Paz en 1980, el argentino Adolfo Pérez Esquivel, miembro del movimiento progresista Servicio, Paz y Justicia, recordó hoy los encuentros que mantuvo con Karol Wojtyla, a quien elogió su "gran apertura mental", pero también le reprochó haber "pretendido establecer una Iglesia piramidal, algo que se reflejó en su hostilidad a la Teología de la Liberación".
Esta corriente surgió en América Latina como consecuencia de las transformaciones introducidas en la Iglesia por el Concilio Vaticano Segundo (1962) y algunas de sus expresiones fueron los curas comprometidos con las luchas populares, o incluso vinculados con guerrillas. En su visita a Nicaragua en 1996 el Papa proclamó el fin de esta Teología.
Para monseñor Pedro Casaldaliga, uno de los jefes de la Teología de la Liberación en Brasil, Juan Pablo II era "un poco duro con los servidores progresistas que abrían nuevos caminos".
El brasileño Leonardo Boff, otro portavoz de esta corriente, considera que Karol Wojtyla "nunca entendió (la Teología de la Liberación) ya que sus orígenes polacos le impidieron ver que en América Latina el enemigo no era el comunismo ni el nazismo, sino las elites desprovistas de sensibilización social".
"El lee América Latina con ese código y dice: esa teología, ese tipo de Iglesia, sirve de Caballo de Troya para la entrada del comunismo, y el comunismo va a disolver a la Iglesia", prosiguió Boff, quien en 1992 abandonó el sacerdocio tras varios altercados con la doctrina de la Congregación de la Fe del Vaticano (ex Inquisición).
Otros destacaron el "dualismo" de Juan Pablo II -pieza esencial en el derrumbe del comunismo, visitó la Cuba de Fidel Castro y se opuso a la invasión de Irak-, que atribuyeron a la peculiar historia de su país natal.
El Papa polaco "que sufrió la opresión del nazismo en carne propia, quiso impedir la influencia del marxismo en la Iglesia, pero tuvo suficiente visión como para asumir las necesidades de los desvalidos", afirmó el obispo brasileño Cándido Padin.
Ese dualismo "convirtió a Juan Pablo II en líder mundial, pero costó caro en el ámbito interno de la Iglesia", completa el teólogo también brasileño Oscar Beozzo.
Conservador a ultranza
Los analistas latinoamericanos destacaron también la férrea oposición del difunto Papa al divorcio y al uso de preservativos para prevenir el sida. Para el diario colombiano El Tiempo, "la amplitud y el sentido avanzado que demostró Juan Pablo II en otros temas no permearon su posición en torno a la moral familiar, que fue siempre conservadora a ultranza y ensanchó la brecha entre lo que la jerarquía predica y lo que los católicos aplican".
En Argentina, el diario Clarín llamó la atención sobre la existencia de una "olla a presión en el Vaticano colmada de enormes temas pendientes que son del mundo y de la Iglesia también, desde el papel de la mujer hasta el celibato, los avances biológicos o la cuestión de los homosexuales".
En Europa, el colectivo francés "Nosotros también somos la Iglesia", que dice representar a unos 23 grupos de católicos, acusó a Juan Pablo II, en un comunicado publicado hoy, de "consentir" y "bendecir" las dictaduras latinoamericanas, "atentar contra la libertad de la mujer" y de vincular al Vaticano con grupos financieros "peligrosos", sin dar más detalles a este respecto.
Juan Pablo II deja a la Iglesia en "una crisis de confianza y de esperanza", afirmó por su parte el reconocido teólogo suizo Hans Kueng, a quien el Vaticano prohibió enseñar en 1979, el año siguiente a la asunción de Karol Wojtyla, por haber puesto en duda la infabilidad del Papa.
Wojtyla "predicó los derechos humanos en el extranjero pero se los negó en el interior a los arzobispos, a los teólogos y sobre todo a las mujeres", había dicho Kueng en marzo pasado, cuando también estimó que Juan Pablo II "no es el Papa más grande del siglo XX, sino el más contradictorio".
En Estados Unidos, Joanna Manning, cofundadora del grupo Catholic Organizations for Renewal (Organizaciones Católicas para la Renovación), destacó que Juan Pablo II restableció la concepción de una mujer sumisa en la que la Virgen María encarnaría la feminidad.
"Esto se explica en parte por su pasado. (....) Su madre murió cuando él era pequeño y él proyectó la nostalgia de una figura materna sobre las mujeres en general", opina.
A su vez, muchos fieles de ese país han reprochado a Juan Pablo II el haber dejado pasar demasiado tiempo antes de reaccionar a las masivas acusaciones de abuso de menores por parte de sacerdotes.
Por su lado, China -que no tiene relaciones diplomáticas con el Vaticano- expresó sus condolencias, pero aprovechó para desear que "bajo el liderazgo del nuevo Papa" haya una mejoría en los contactos bilaterales.
También el patriarca ortodoxo ruso, Alexis II, dijo este domingo que espera una mejora de las relaciones con el Vaticano. La Iglesia ortodoxa rusa ha acusado a la católica de expansionismo en territorios "tradicionalmente ortodoxos" de Ucrania.
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BENEDICTO XVI RESPALDA LA DECISIÓN
El arzobispo de Varsovia dimite por el escándalo de su apoyo a los comunistas
  • Numerosos fieles se han reunido ante la catedral para protestar
  • Se apunta al presidente de la república como uno de los promotores de la medida
Actualizado domingo 07/01/2007 15:30

AGENCIAS
VARSOVIA.- El papa Benedicto XVI ha aceptado hoy la dimisión del arzobispo de Varsovia, Stanislaw Wielgus, dos días después de asumir el cargo y en medio de la polémica por haber colaborado con los servicios secretos del anterior régimen comunista.
Según una nota del Vaticano, "la nunciatura apostólica en Polonia ha comunicado que, en el día en que tenía previsto su ingreso en la catedral para dar comienzo su ministerio pastoral en la Iglesia de Varsovia, el arzobispo de Varsovia Stanislaw Wielgus ha presentado ante Su Santidad Benedicto XVI la dimisión del oficio canónico según la norma 401.2 del Código de Derecho Canónico".
El citado artículo es una fórmula del Código de Derecho Canónico por la que "se ruega encarecidamente al obispo diocesano que presente la renuncia de su oficio si por enfermedad u otra causa grave quedase disminuida su capacidad para desempeñarlo".
El comunicado de la Santa Sede anuncia que el Papa "ha aceptado la dimisión" y ha nombrado al cardenal Jozef Glemp nuevo administrador diocesano de Varsovia "hasta nueva provisión".
Numerosos fieles se han reunido ante la catedral de Varsovia para protestar contra la dimisión de Wielgus al grito de 'Quédate con nosotros'.
Según muchos observadores, el presidente de la república, Lech Kaczynski —uno de los abanderados de la depuración de la vida pública de Polonia mediante la exclusión de ella de los ex confidentes y ex agentes comunistas—, es uno de los promotores de la dimisión presentada por Wielgus y de su aceptación por el Vaticano.
"Una venganza de los enemigos de la Iglesia polaca"

El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, ha afirmado que la renuncia es "una solución adecuada frente a la situación de desorientación que se ha creado en aquella nación", si bien también ha dicho denunciado que la dimisión es "una venganza" de los viejos enemigos de la Iglesia polaca.
Lombardi reconoció que el comportamiento de Wielgus en los "años pasados del régimen comunista en Polonia ha comprometido gravemente su autoridad, incluso ante los fieles". Por ello, considera que la dimisión es adecuada "pese a su humilde y emocionante petición de perdón".
El portavoz vaticano considera que muerto Juan Pablo II, el anterior Papa de origen polaco, se ha constituido una "extraña alianza" en ese país que busca "una venganza". Para el portavoz vaticano, el de Wielgus no es el primero "y probablemente no será el último caso de ataques a personalidades de la Iglesia basada en los documentos de los servicios secretos".
El portavoz recordó la necesidad de evaluar esos documentos e informes con cautela, ya que "no se puede olvidar que son producto de unos funcionarios de régimen opresor y chantajista".
Un pasado conocido

Hace dos días, horas antes de asumir el cargo de arzobispo, Wielgus, de 67 años, explicó en Radio Vaticano que "sus contactos con los servicios secretos comunistas en Polonia" eran para poder "viajar al extranjero y continuar sus investigaciones científicas".
Pese a conocerse el pasado de Wielgus, el Vaticano mantuvo su nombramiento, aunque ante la oleada de protestas pidió un informe a la Comisión de Historia, que verifica las biografías de los religiosos.
El informe de la Comisión señaló que la colaboración de Wielgus fue no solamente incuestionable, sino totalmente consciente y voluntaria.
En otro comunicado, hecho público este viernes, monseñor Wielgus reconoce que firmó un compromiso de colaboración en 1978 "bajo presión", pero asegura que "no efectuó ninguna misión de información" y que "no hizo ningún mal ni con hechos ni con la palabra".
Los historiadores estiman que el 15% del clero polaco accedió a informar de sus colegas en la era comunista.
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