Re: Ducados de Atenas y Neopatria
laciudaddeBizas,queseatrevieronasalirafinderepelerasusasediadores. Eneste caso, parece ser que se trataba más bien de una táctica de los aliados turcos dela Compañía. Paquimeres (lib. VII, cap. XXX) nos ofrece una imagen aterradorade la matanza que tuvo lugar, y que dejó la ciudad prácticamente desprovista de supoblación masculina.
Aún más llamativo resulta el suceso ocurrido entre Rocafort y elgeneral Marulis cerca de Apros, por el alto grado de crueldad de este personaje,delquetantasveceshacemenciónPaquimeres. Segúnsunarración(lib.VII,cap.XII) el astuto caudillo catalán, fingiendo su decisión de someterse a Andrónico 11,prometió traicionar a sus aliados turcos cuyas cabezas entregaría a Marulis, acambio de una generosa recompensa. Al serle exigida cierta señal de garantía,Rocafort no dudó en enviar varias cabezas de griegos diciendo que eran de turcos.Marulis no cayó en la trampa tendida porque, según parece, unaimujer reconocióla cabeza de su propio marido.
La segunda habilidad guerrera de los catalanes, de la que hablanrepetidamente los autores griegos, es la referente a la piratería que ellospracticaron con tanto éxito durante varios años, en aguas del Imperio Bizantino.Tanto Paquimeres como Gregorás no dejan de hablar de esta funesta actividadqueacabaríaarrasandolaprácticatotalidaddelascostasdelmardeMármara. Lasituación llegaría a tales extremos que incluso los propios genoveses -los únicoscapaces de hacerles frente en este campo- se verían obligados a pedir la paz,aunque con esto arriesgasen sus excelentes relaciones con los bizantinos, con talde salvar su ya dañado comercio en el Egeo y en el mar Negro (Paquimeres, lib.VII, cap. XXVII). Varios siglos más tarde, el monje Eutimio recordaría talesacontecimientos calificando a los catalanes que se apoderaron del Ducado deAtenas como "corsarios y piratas" (Crónica & Galaxeidion, p. 205). Por último,hay que insistir una vez más en la admiraciói que tuvieron que sentir los griegospor la valentía que los catalanes y aimogávares mostraron en tudo momento desdesu llegada al imperio. En repetidas ocasiones se ve obligado Paquimeres amostrar su sorpresa por la fiereza de estos soldados siendo tal vez el caso mássignificativo el sucedido en Adrianópolis. En esta ciudad, los prisioneroscatalanes que formaban la escolta del asesinado Roger de Flor, trasconocer laderrota de las tropas de Miguel IX no dudaron en rebelarse pese a su reducidonúmero. Perodejemosquenosrelateloocurridoelpropiohistoriadorbizantino:"...los catalanes presos en Adrianópolis, unos sesenta en número ...rompiendosus ataduras, al no poder salir de la torre donde estaban, se subieron en su partesuperior, y desde allí arrojaban piedras defendiendose. Pero todo fue inútil...por lo que algunos, rehuyendo el combate se entregaron, mientras que losrestantes segui'an combatiendo... Finalmente, los habitantes, trayendo toda clasedeleña,encendieronfuegoparaquemarlatorrejuntoalosqueestabandentro. Yaunque el fuego se acrecentaba ni siquiera por un momento perdieron su espírituvaleroso, sino que tras cubrirse con ropas, se lanzaron contra el fuego paraapagarlo, y más tarde, al acrecentarse éste, se arrojaron a él por su propiavoluntad perdonándose mutuamente mediante un beso y haciendo la señal de lacruz. Ydosdeéstos,hermanosdesangreydecorazón,abrazándoseconfuem,searrojarondelatorre,muriendoaconsecuenciadelacaída. Yaunjovenquese
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La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.
Antonio Aparisi
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