Respuesta: Cuando U.S.A. ya no esté
Cara a un futuro inmediato hay varias cuestiones a considerar.
Primero, para que Hispanoamérica pudiese convertirse en la potencia hegemónica tendría que transformarse por dentro. Es decir, no es sólo que se den planteamientos para una tendencia integradora entre sus naciones, es que cada Estado tendría que renovarse por completo. Resulta muy complejo eliminar infraestructuras seculares que, aunque "a priori" bien planteadas, después han pasado a ser instrumentos de generaciones enteras de caciques. El hegemonismo mundial requiere de muchos aspectos: económico, social, científico, militar..., ¿quién o quiénes reúnen tales entre las naciones hispanas hoy en día?
Segundo, se han mencionado las potencias emergentes: China, Brasil; y se ha recordado a otros Estados de gran peso mundial como Rusia, dejando en una especie de "limbo" a Japón y obviamente a Europa, a la "Vieja Europa" que, o se renueva por completo, o será sólo eso: la Europa de la cultura, la Europa de las administraciones, la Europa de los Bancos...
Japón no tiene peso específico por sí mismo pese a su industriosismo y su gran capacidad tecnológica. Del mundo musulmán no se puede esperar nada salvo un más que probable estallido bélico, primero entre ellos al tiempo que a nosotros nos intenten desestabilizar a base de terrorismo y, luego, dependiendo de que tendencia resulte victoriosa, podría darse o una integración completa en la corriente del mundo occidental, o, una guerra ya abierta contra Occidente. Éste no deja de intuir algo así, y se nota en las políticas tendentes a ir abandonando la dependencia energética del petróleo y derivados. Dentro de las energías alternativas y renovables, está el hidrógeno, el elemento más natural y más abundante del Universo y de la Tierra. Por ejemplo, un automóvil que se mueva con motor de hidrógeno tendrá energía ilimitada y cero contaminación, pues el resultado de la combustión es agua, simplemente agua. Y lo que digo no es una especulación, es un hecho cierto aunque todavía en sus primeras fases. Y es que se espera, más bien se teme, a que el mundo musulmán salte por los aires el día menos pensado. Nosotros no vemos sino la punta del témpano de lo que sucede en esos países absolutamente desestructurados y enfrentados entre sí. Nosotros sólo percibimos un problema en un tipo de inmigración, el que padecemos y sentimos a través de una una presión fundamentada en una cantidad de necedades e insensateces cometidas por políticos baratos de medio pelo respecto a esa población inmigrante, y es que creen que así obtienen los cuatro votos que necesitan para mantenerse agarrados a la poltrona pública, votos que saben se les van restando por parte de la población española.
Tercero, y puesto que alguno ha de "suceder" al actual gigante, todo el mundo apunta a China, pero ésta tiene unas enormes carencias y es tradición en ella el "mirarse el ombligo". Muy lentamente todavía tiene la necesidad de ir extendiendo el modelo económico que tan bien le funciona hacia su propio interior. Hoy ese modelo abarca a 300 millones de chinos pero todavía faltan por incorporarse otros 800 millones.
Esto supone unos gastos monstruosos en infraestructuras nacionales que, paralelamente al desarrollo actual, suponen un enorme lastre para este país. Es decir, si en vez de 1.100 millones fueran 500, China ya sería la primera potencia del mundo. Pero no es así y el campo social, educativo, sanitario, de obras públicas, etc., absorbe tal cantidad de recursos que resulta imposible compensarlos con las otras balanzas por muy favorables que les estén resultando. Además, llegado el caso, y con un país ya verdaderamente desarrollado, China dejará de ser la bicoca que hoy se percibe en ella, sus precios serán iguales o superiores a los europeos, japoneses o americanos del Norte. Así, pues, las empresas extranjeras hoy inversoras en China, y también muchas de esta nacionalidad, se verán abocadas a llevar sus plantas productivas a países en desarrollo con mano de obra muy barata y con costes sociales mínimos, y esos países están en África.
Cuarto, uno de los mayores productores, uno de los mayores inversores en investigación y ciencia, es hoy la India. En población es la segunda nación del mundo acercándose a los 1.000 millones de seres. Y, si bien China es "la fábrica del mundo", la India es la "esperanza de la Commonwealth, sigue siendo "la corona" británica. Y ellos mismo están orgullosos y satisfechos con ese papel. La India es hoy la competencia directa de China en materia económica, pero puede llegar a ser la potencia hegemónica de la mano de la Gran Bretaña que recuperaría así parte de su poder, y no olvidemos que se trata de una talasocracia y quien controla los mares gobierna el mundo.
Última edición por Valmadian; 09/01/2010 a las 04:05
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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