Esto hay que cogerlo con pinzas. Es como cuando algún ateo te dice que él se morirá tranquilo, porque sabe que no hay nada. Al final, en el momento de la verdad no es así nunca. Habría que ver a esta gente ante una invasión real y sólo por el instinto de supervivencia saldrían a matar y a defenderse. Yo tenía muchas discusiones sobre este tema con un amigo que decía que él jamás pegaría o mataría a nadie. Pues bien, al primer collejón que le di, él me respondió con un tortazo. Y eso que nunca pegaría a nadie.