Re: Sólo un 16% de españoles está dispuesto a participar en la defensa del país
Hay un aspecto esencial que no se recoge en la encuesta, o que en la reseña que se ha hecho de ella no se señala. Las guerras actuales son tecnológicas: guerra electrónica, bacteriológica, nuclear de baja intensidad..., etc. Esto sólo significa que ya no hay combatientes al estilo de las guerras de antes: grandes contingentes de tropas junto a unidades mecanizadas. Por tanto, más que ayudar, lo que harían muchos voluntarios con sentido de la patria o sin él pero dispuestos a darle gusto al gatillo, no sería más que estorbar. Además, representarían un gasto de guerra enorme: uniformes, avituallamiento, hospitales de campaña, medios mecánicos para desplazarlos, consumo extra de combustible..., etc. y todo para lograr un rendimiento mínimo.
Recomiendo poner en búsqueda en Google frases así:
-. Imágenes de las fuerzas armadas españolas de tierra.
-. Imágenes de la armada española.
O de las del Ejército del Aire.
Y a la vista de lo que hay sirven para desmontar esa especie de leyenda urbana sobre nuestra debilidad armamentista para, a continuación, buscar una explicación a la encuesta y para qué sirve.
Última edición por Valmadian; 07/09/2014 a las 00:07
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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