No se puede decir mejor ni con más contundencia. Lo has clavado, Doble Aguila.
Sobre la sibilina rotundidad de la Dignitatis Humanae, debe decirse que pasó a permitir obligatoriamente no solo que las sectas abrieran locales sino el proselitismo agresivo y los ataques anticatólicos, cosa que estaba descartada en el proyecto del ministro Castiella de 1964.
Por supuesto, los meapilas de 1967 no dijeron ni pío sobre el texto de Dignitatis Humanae (1965) que empeoró el proyecto de Castiella (¡que se rasgaban las vestiduras cuando salió a la luz!); sería para plantearse si de veras les importaba la pérdida de la unidad católica...o más bien, el morbo político que conllevaba (yo afirmaría esto último sin pestañear).
Y por lo que respecta a los obispos: muy críticos con Castiella en 1964 (y eso que había dictadura)... pero llegan las barbaridades de la Dignitatis Humanae y los pobrecitos se callan como muertos (y eso que el Concilio entronizaba urbi et orbe la libertad de expresión y condenaba la censura..., ja)
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