Re: La culpa del estado-nación
A diferencia del Sr. AYUSO, yo puedo entender que la globalización podría llegar a ser el caldo de cultivo perfecto para la difusión del Evangelio, sin las cortapisas y las barreras de los Estados.
Palabras textuales de VÁZQUEZ DE MELLA son las siguientes:
"¿Qué persona individual o colectiva existe en toda la jerarquía social que no tenga que demandarle por algún robo o por alguna injuria? Y si la Iglesia sociedad universal, dilatada con su organización por todos los Estados y con sus dogmas y sus genealogías por todos los siglos; y la familia, la primera de las monarquías y la fuente de las sociedades, no se han podido librar de sus garras y de sus invasiones, ¿cómo habían de tener diferentes suertes el municipio y la región?..."
La Iglesia independiente del Estado ateo, página 300
El Estado no sólo sigue siendo inmoral y ateo, sino que hoy persigue a la Iglesia, ¿acaso no ha destruido con sus leyes brutales e injustas a la familia generando toda clase de aberraciones? está, pues, al servicio de todos los males, es el brazo ejecutor en su propio territorio y sobre su propia población, de ese ente global que ya es imparable en estos momentos. Lo siento por Miguel AYUSO, pero se equivoca en sus conclusiones sobre el Estado.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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