Re: Prada es el único que habla claro sobre la amenaza separatista

Iniciado por
Pious
Un mensaje para los que se autodenominan católicos y son simpatizantes o favorables al proceso separatista: La democracia mató a Cristo.
A Cristo le ofrecieron ser zelote, pertenecer a la secta así conocida y formada según se estima por unos 3.000 individuos en aquél tiempo. Constituían el sector más radical de los fariseos, combatían la dominación romana hasta límites suicidas, siendo uno de ellos Barrabás. Provocaron levantamientos, sublevaciones y revoluciones contra Roma hasta que Vespasiano, en el 70 d.C. los derrotó definitivamente, tomo Jerusalén y destruyó el Templo.
Lo cierto es que Cristo no vino a este mundo a inmiscuirse en asuntos políticos... "Mi reino no es de este mundo", pero si que vino a establecer el mandamiento nuevo de amaos los unos a los otros como yo os he amado y en este nacionalismo rupturista de una nación de más de 500 años de unidad, forjada en el Catolicismo, portadora de la Palabra a otros continentes, en la que hoy se enseña a odiarla a los niños en las escuelas, sobre la que se miente, sobre la que se engaña en favor de una minoría con intereses espúrios, que ha dejado atrás todo espíritu cristiano, toda enseñanza, no hay nada de católico en semejante aventura.
Sostiene este presunto historiador -a cualquier cosa llaman chocolate las criadas-, que la Constitución vigente se hizo en un contexto determinado. Cierto, no sólo no es católica, sino que es hasta ilegal -algo que él ni entiende ni sabe-, pero la historia de los pueblos, para serlo, ha de estar constituida por la suma de muchos momentos consecutivos y concatenados, sino sólo serán la imposición de la voluntad de una minoría formada por unos cuantos individuos. Si hoy se llevase a cabo semejante demencia, ¿quién puede evitar que en la próxima generación se produzca el fenómeno inverso? ¿y entonces qué, ahora no y ahora si? Eso no es ser un pueblo, eso es matar un pueblo. ¿Y ése es el historiador? No confundamos el contenedor con el contenido y no olvidemos la tan recurrida falacia ad verecundiam.
No obstante, aunque el Cardenal Cañizares, en efecto, ha transigido, tal como se indica, con el Partido Popular ( y con el PSOE también, que siempre se apunta a uno sólo y hay que hacerlos con TODOS, sino es demagogia), al igual que un amplio sector de la Conferencia Episcopal, no significa que eso otorgue patente de corso para soltar lo que conviene en lo personal en el momento que se considera oportuno. Los responsables han de responsabilizarse de lo que han hecho, pero los dedos acusadores de algunos tampoco están limpios. Tuve un profesor que afirmaba que hasta Cervantes echó borrones, y lo de este personaje -historiador que en realidad es licenciado en Derecho y después dedicado al Periodismo-, es eso un borrón jugando a dos barajas. Claro que este secesionismo no es católico, como no lo es apoyarlo porque su promotores no lo son.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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