Re: Desenterrando a Franco
Por ser de justicia, conviene refutar las falsedades del mensaje precedente, aunque nada tenga que ver con el desentierro del general Franco.
Algunos muestran una ignorancia tan supina que confunden el legitimismo monárquico con una supuesta necesidad de que el rey tenga "pureza racial" o algo parecido, algo que nunca ha existido en España. Vamos, que el mismo Fernando el Católico era tataranieto de una judía y no por ello dejaba de ser el rey legítimo.
El legitimismo se basa en lo que está escrito las leyes dictadas por la autoridad legítima que no hayan sido derogadas legalmente. Veamos, pues, en la Novisima recopilación de las Leyes de España, qué dice el Reglamento de sucesión de 1713 (jamás derogado legalmente), y comprobaremos que habla en todo momento de descendencia legítima, pero por agnación:
Que por fin de mis dias suceda en esta Corona el Príncipe de Asturias, Luis mi muy amado hijo, y por su muerte su hijo mayor varon legítimo, y sus hijos y descendientes varones legítimos y por línea recta legítima, nacidos todos en constante legítimo matrimonio, por el órden de primogenitura y derecho de representacion conforme á la ley de Toro y á falta del hijo mayor del Príncipe, y de todos sus descendientes varones de varones que han de suceder por la órden expresada, suceda el hijo segundo varon legítimo del Príncipe, y sus descendientes varones de varones legítimos y por línea recta legítima, nacidos todos en constante y legítimo matrimonio, por la misma órden de primogenitura y reglas de representacion sin diferencia alguna: y á falta de todos los descendientes varones de varones del hijo segundo del Príncipe suceda el hijo tercero y quarto, y los demas que tuviere legítimos, y sus hijos y descendientes varones de varones , asimismo legítimos y por línea recta legítima, y nacidos todos en constante legítimo matrimonio por la misma órden, hasta extinguirse y acabarse las líneas varoniles de cada uno de ellos; observando siempre el rigor de la agnacion, y el órden de primogenitura con el derecho de representacion, prefiriendo siempre las líneas primeras y anteriores á las posteriores [...]
¿Y qué dice por su parte acerca de los matrimonios desiguales la Pragmática Sanción de 1776, que en teoría seguía vigente incluso para los "monárquicos" liberales hasta hace dos días (antes de que Don Felipe decidiese casarse con quien le dio la gana)? Pues lo siguiente:
«Mando asimismo se conserve en los Infantes, y Grandes la costumbre, y obligacion de darme cuenta, y á los Reyes mis sucesores de los contratos matrimoniales que intenten celebrar ellos, ó sus hijos, é inmediatos sucesores, para obtener mi Real aprobación; y si (lo que no es creíble) omitiese alguno el cumplimiento de esta necesaria obligación [de que el matrimonio no sea desigual], casándose sin Real permiso, así los contraventores, como su descendencia por este mero hecho queden inhabiles á gozar los titulos, honores y bienes dimanados de la Corona [...] la muger, ó el marido que cause la notable desigualdad, quedará privado de los titulos, honores, y prerogativas que le conceden las leyes de estos Reynos, ni sucederán los descendientes de este matrimonio en las tales dignidades, honores, vinculos, ó bienes dimanados de la Corona, los que deberán recaer en las personas á quienes en su defecto corresponda la sucesion [...]
Es decir, que suponiendo que esa historia jamás demostrada sobre la ilegitimidad de los hijos de Carlos IV fuese cierta, la actual familia reinante sería bastarda (doblemente, como descendientes tanto de Fernando VII como de Alfonso XII, cuya bastardía sí está más clara) y al menos tres veces ilegítima de origen (además de serlo de ejercicio), pero los derechos a la Corona que tuvo Don Javier permanecen en todo caso intactos, derechos que, una vez excluidos a la Corona por matrimonio desigual Don Carlos Javier y Don Jaime de Borbón Parma y Orange-Nassau, recaen actualmente en S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón, rey legítimo de España (q. D. g.).
Última edición por Rodrigo; 03/09/2018 a las 19:59
Militia est vita hominis super terram et sicut dies mercenarii dies ejus. (Job VII,1)
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