Re: Votar o abstenerse

Iniciado por
DOBLE AGUILA
Por "nación" se está refiriendo a la revolucionaria, o "nación constitucional" (creo yo). Nada tiene que ver con nación en el sentido tradicional como Reino o parte del mismo:
"Del nombre lat natio. it, vale Reyno o provincia extendida, como la NACIÓN ESPAÑOLA". (Diccionario Covarrubias, 1611)
Tesoro de la lengua castellana o española - Fondos Digitalizados de la Universidad de Sevilla
La nación en sentido contemporáneo, va unida intrínsecamente al concepto de "soberanía", que implica no aceptar mayor autoridad (en ningún orden) que aquella salida de las voluntades mayoritarias expresadas en una Constitución. Es decir, un concepto absolutamente anticristiano consagrador del más puro relativismo.
No cabe duda de que la Politología y la Historia no son ciencias exactas. Si las interpretaciones, en especial las politológicas, se hacen desde diferentes enfoques de análisis predeterminados, bien por el método, bien por la ideología, suele resultar complicado llegar a elaborar un cuerpo teórico aceptado mayoritariamente. Recuerdo que en CC Políticas y Sociología de la Complutense, y por poner unos ejemplos, el muy conocido Prof., Dalmacio Negro Pavón impartía su materia Historia de las Ideas y de las Formas Políticas desde un enfoque de la evolución de las leyes y su plasmación en las instituciones y, como es lógico, en las acciones de gobernantes, etc., etc. Sin embargo, en el mismo Departamento estaba también el Prof., Juan Trías Vejarano, el cual al mismo programa aplicaba la lucha de clases como interpretación de la Historia de las Ideas. Supongo que no hace falta explicar que al final parecían dos asignaturas diferentes.
Entonces, términos como patria, nación, estado, pueblo, soberanía, libertad..., raramente encuentran una definición común, o al menos muy similar. Por eso el enfoque es determinante, resultando en ocasiones indiferente que quien lo hace sea un estudioso, que ocupe una cátedra, un ensayista, o un simple interesado al que le gusta pensar por si mismo. Dependiendo de quien se trate, así se hace la interpretación. Por supuesto, el contexto es también esencial, porque el término "nación" que proviene de la Revolución francesa posiblemente es la antítesis del que procede de Roma, más próximo al de patria. De ahí también que el ius solis francés, se opone al ius sanguinis alemán. Los cuales, simplificando, se aplican el primero a naciones nuevas, y el otro a naciones con una larga historia. Sin embargo, el caso español es aparte, porque no hay unidad en el sentido de la historia, y se ve a diario, pretendiendo aplicar el "derecho de suelo" a todo el que llega allende las fronteras. Y esto, ante el fenómeno inmigratorio actual, tampoco es una novedad: la mitad o similar de los catalanes son andaluces y un tanto por ciento importante de ellos son separatistas catalanes. Pero es que pasa igual con el País Vasco, donde el hijo de inmigrante de cualquier otra región española, rompe con su tradición familiar y se hace independentista. Hay en ello un fuerte deseo de asimilación y de aceptación de los naturales cuyo origen se remonta muchas generaciones atrás.
Se puede objetar que no es igual la integración de alguien que proviene de África, que la de cualquier español de la región que se quiera y que ha emigrado a Cataluña o al País Vasco. Y hasta un punto estoy de acuerdo, porque las diferencias entre el inmigrante y la sociedad española que lo acoge son muy grandes y diversas, mientras que dichas diferencias entre catalanes o vascos y..., "de donde se venga" son evidentemente mucho más pequeñas, existiendo un sustrato común amplio. Pero el origen geográfico, o el sitio en el que se reside, también tiene alguna impronta en el modo de entender y ver las cosas. Hay un caso especial para nosotros, como españoles, en el que se puede ver lo que quiero decir, y me refiero a Gibraltar. El problema, la reivindicación, la reclamación..., varía en el modo de interpretar el asunto y en su intensidad, dependiendo desde donde se observe. Es manifiesto que no es igual para un natural de La Línea de la Concepción, que para uno de Santander o de Lugo, al que la Roca le coge a más de mil kilómetros de distancia y, peculiarmente, Cornualles en el Sur de Inglaterra está doscientos kilómetros más cerca.
Y por si estas cuestiones no fueran suficientes, cuando los revolucionarios franceses se apoderaron de la soberanía del monarca, la repartieron entre los ciudadanos (algo imposible por sentido común), acabaron inventándose los partidos políticos (o sumas de partes alícuotas de soberanía repartidas entre los ciudadanos por igual), no existía ni la enseñanza, ni los medios de comunicación actuales. Lo que viene a suceder es que el tsunami revolucionario que arrancó entonces, nadie ha sido capaz de frenarlo y sigue su marcha. Por tanto, es complicado pretender invertir su trayectoria, y no digamos sustituirlo mediante la restauración del viejo orden.
Última edición por Valmadian; 20/01/2019 a las 23:06
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Marcadores