¿Por qué no hay un partido católico en España?
Desde mi punto de vista ya hay una cuestión que para todo católico debería resultar más que evidente, y que pese a todo el tiempo transcurrido, y todas las vicisitudes históricas sigue olvidándosde siempre: "mi reino no es de este mundo",
A partir de ahí, y siempre en mi opinión, cualquier intento ya estaría infundado. Primero, porque para representar a Dios ya está la Iglesia, que fue fundada por el propio Cristo, algo que muchos también olvidan, y por tanto ningún partido político la puede sustituir. En segundo momento hay que pensar que el hecho de que en la actualidad las sociedaddes nacionales, y dentro de éstas la española, no son homogéneas y, en consecuencia, pretender que sean católicas aún menos.
Vuelven a olvidarse otros dos aspectos, uno, que al propio Jesucristo no le creyó más que una parte de la sociedad judía de aquel tiempo, y lo mismo pasó con la extensión del Evangelio a Grecia y por el Imperio Romano. La posterior implantación de la Cristiandad sólo lo fue por decreto político y se limitó a Europa inicialmente y fué ésta quien con mayor o menor suerte, la llevaría a otras partes del mundo, mientras ella misma se había ido desgarrando en divisiones internas de la Iglesia (ortodoxos) así como a causa de herejías diversas hasta llegar al gran cisma de Occidente. Y, dos, que Cristo se reserva para sí solucionar las cosas, y en eso va consistir La Parusía. Y así está escrito.
Y en estas condiciones, cualquier partido político solamente formaría parte, otro más, del mismo Sistema que el resto, los cuales no son sino lo que ya sabemos, divisores de la sociedad, encarnando los intereses de ciertos grupos que se supone se encargan de solucionar los problemas, si bien y por sí mismos ya son un problema en sí, otro más para aumentar todos los otros. Una solución pasaría por disolver los partidos, ¿pero cómo se sustituirían, porque algún modo de organización habría de haber? Unos nos darán una receta u otra más o menos alternativa, cada uno la suya. El problema es que seguiría habiendo partidarios del sistema de partidos. Por supuesto, no hay que ser ingenuos y pensar que un partido católico sería la panacea de toos los males, pues eso tampoco. Ni sería suficiente que se proclamase como tal cuando su potencial electorado, llamándose católico, carece de la suficiente formación catequista. A su vez, la Iglesia Católica sabemos que no apoyaría un partido así, y no es que esta actual jerarquía no lo haría, es que con mucha probabilidad cualquier otra tampoco.
No quedan, pues, más que dos alternativas. La primera es que los políticos católicos cumplan como católicos, algo que suelen olvidar con demasiada frecuencia o que, directamente, al no ser dueños de sus propias decisiones por aquello de la disciplina de partido y como éstos por sí mismos no lo son, no les resulte posible actuar como tales. Y la segunda de las alternativas es la de la abstención, que los políticos católicos no van a promover. Y la abstención tiene algunos inconvenientes a su vez. El que se abstiene no resuelve nada y, por contra, sigue pagando impuestos, además de hacerse invisible durante cuatro años en cuanto se acaba el recuento de votos y la asignación de escaños.
Ante este dilema no queda otra que o bien aceptar lo que hay e intentar, poco a poco, cada cual en la medida de lo que pueda, ir formando a los suyos en casa y en sus ambientes social y laboral. Al tiempo no afiliarse a partido alguno, siempre que eso lo noten en los partidos, o por el contrario hacerlo pero que también se notase, lo que no ocurriría nunca o casi nunca. Otra opción sería intentar ocupar pustos de responsabilidd en algunos partidos para intentar orientarlos para que tengan una conducta ética basada en los principios cristianos del Evangelio, sin ser declaradamente católicos y que la mayor parte de las veces suelen tener principios basados en deseos y tomándolos como derechos ser contrarios al Evangelio.
Pero el problema de base, es que los católicos de a pie no están preparados en nada. No se explica si no como es posible que los haya que voten partidos abortistas, divorcistas, por-LGTBI, que pretenden implantar la eutanasia en todas sus variantes, separatistas y rupturistas, o todo lo contrario, y da igual si son de izquierdas o de derechas, y al mismo tiempo siguen yendo a misa los domingos y fiestas de guardar. Misas en las que el cura indica que cada una de esas cuestiones, propuestas y conductas son pecado, que está condenado por Dios, que la respuesta a ello está en el Evangelio, y les da igual, salen de la misa y hasta el siguiente domingo. Pero es que el colmo es que las elecciones en España siempre se celebran en domingo, y da lo mismo, van a misa antes de votar siempre a esos que son lo opuesto a las enseñanzas de Cristo, o a misa después de haber votado a los mismos, tanto da, votando a los que siempre han venido demotrando que son eso: abortistas, divorcistas, eutanásicos, pornográfícos, por-LGTBI, etc., etc., todo vale, es indiferente. Y con ese elctorado "católico" se pretenden cambiar las tornas.
Ante esta situación ¿qué es lo que se quiere? ¿qué es lo que se pretende con tanta teoría, con tanto mal menor y mal mayor? Eso, teoría y más teoría, discusiones bizantinas que nada resuelven, teorética vacua que actúa como autocontrol social "qué bueno soy", ya, sí, muy bien ¿pero qué se resuelve? Esto se da en España, pero es que hoy se da en todos los países occidentales, y cuando se mira a los que no lo son solemos encontrar toda clase de burradas.
¿Hay algún partido político que se pueda considerar "cristiano?
Al igual que existen electores que no han decidido todavía el signo de su voto, o los "votos nulos", o "en blanco", ¿existe el "voto católico"? Y si existe, ¿qué es? El periodista y doctor en Ciencias de la Información, José Francisco Serrano Oceja ha escrito "A la caza del voto católico" (marzo, 2019) para plantear esta y otras tesituras para creyentes y no creyentes, votantes y políticos, para comprender el "voto católico".
El próximo 28 de abril está en juego el presente y el futuro de más de 46 millones de españoles. Las elecciones generales del domingo van a redefinir la composición de las cámaras de gobierno de nuestro país. La campaña electoral de todas las fuerzas políticas afronta su recta final con los últimos mensajes para lograr más votantes y llamar a los españoles a la participación en las urnas.
Los debates entre los cuatro principales partidos con representación parlamentaria ya se han celebrado. Las formaciones han podido exponer sus programas, sus propuestas, criticar a las de los contrarios y ofrecer respuestas a lo que consideran los problemas principales de España y de sus votantes. El problema territorial, la sostenibilidad del modelo de pensiones, la inmigración, la violencia contra las mujeres, la igualdad de derechos o la política de pactos, son algunos de los temas sobre los que se les ha escuchado hablar.
El 28-A es el turno de los millones de electores de votar libremente. Entre ellos, también se encuentran los votantes que son, o se definen como, católicos. Según el último CIS, el 69% de los encuestados son católicos, entre practicantes y no practicantes. En tanto que miembros de la sociedad, y como católicos, también les afectan esas problemáticas y otras que han tenido menos relieve mediático, como el aborto y la eutanasia, la ideología de género o la libre elección de modelo educativo.
La población que profesa la fe católica también puede enfrentarse a preguntas al respecto a la hora de decidir su voto. ¿Se puede votar a partidos que son partidarios del aborto o la eutanasia?, ¿Ha de votar un católico lo que le diga la Iglesia, los obispos o el Papa?, ¿Están los católicos representados en alguna formación política?, ¿Qué ha de buscar un católico cuando vota?, etc.
¿Qué es el "voto católico?
Serrano Oceja afirma que lo que "es innegable" es "que lo que existe es el voto de los católicos". Esa diferencia entre el "voto católico" y el "voto de los católicos" se traduce en otra de sus características: la pluralidad. De hecho, entre las páginas de su libro se lee que el voto de los católicos ha ido a todas las formaciones políticas principales en España: Partido Popular, Partido Socialista, Podemos y Ciudadanos.
"Hay que tener claro que el voto de los católicos es un voto plural. Es un voto que está basado en la libertad", explica. Por lo tanto, la participación de los católicos en el sistema democrático no está influenciada por presiones externas de ningún tipo, ni siquiera de la propia Iglesia...desde el principio de la democracia en España.
"El voto de los católicos es un voto plural"
Un rasgo definitorio del voto de los católicos es que no es, según el autor, un voto sólo programático, o sólo ideológico, si no con una reflexión más profunda. "Es un voto respecto, no sólo a las ideologías, que están presentes en los partidos, si no respecto a las acciones y determinaciones que proponen los partidos políticos".
¿La Iglesia dice a los católicos a qué partido votar?
El periodista se remite a las primeras elecciones de la democracia española para contestar a esta pregunta. La respuesta es no.
"La Iglesia nunca ha dicho a quién hay que votar. Este fue uno los principios básicos que se estableció en la democracia española y que aparece ya en el primer comunicado de la Conferencia Episcopal ante las primeras elecciones democráticas. La Iglesia no entra en el juego de la política".
"La Iglesia nunca ha dicho a quién hay que votar"
Sin embargo, sí que asegura que la Iglesia juega un papel ante unas elecciones. "La Iglesia lo que hace es ofrecer una serie de criterios que nacen de la Doctrina Social de la Iglesia, por lo tanto, de la comprensión antropológica del hombre y de las relaciones en la sociedad respecto a cuál es el bien común al que todos debemos aspirar", subraya.
¿Hay algún partido que pueda decirse "cristiano"?
A la hora de votar, no existe ninguna formación política que encarne, vele o persiga cumplir con el Evangelio. La clave que aporta Serra Oceja es que...tampoco va a existir. Por eso, invita a "eliminar toda tentación perfeccionista" a la hora de acudir a las urnas.
El profesor recuerda que los partidos políticos tratan de responder desde distintos puntos de vista a una misma realidad. Por esa razón, hay variedad de propuestas, algunas de ellas más o menos cercanas a una visión cristiana.
"La realidad es plural y, por lo tanto, a la realidad hay que ofrecerle y se ofrecen respuestas plurales. Tenemos que ser conscientes de que, en las propuestas de los partidos políticos, hay algunas cosas que se corresponden con una concepción cristiana y hay otras que no, dentro del mismo partido".
https://www.cope.es/religion/hoy-en-...0190425_401558
Última edición por Valmadian; 14/11/2020 a las 14:43
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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