Leeré lo que me aconseja del Doctor Angélico, pero yo creo que siempre seré un acérrimo opositor a la Pena de muerte.
Lo que decís de Chile lo desconozco, pero yo me ato a mi país, y hoy en día la cárcel también es usada para encerrar a opositores de menor tenor y a defensores de la Iglesia y de la Tradición Nacional, por eso no creo que mis gobernantes les tiemble el pulso a la hora de aplicar una pena de muerte (si solo supieras lo inescrupulosa que es la familia ''Real'' de la Argentina).
Con respecto a la pena, no busco la pena como fin, sino que es la consecuencia mediata lógica a un incumplimiento. La cual le servirá como lección al reo y a la población, que al ver que dicha pena fue proporcional al daño causado (y efectiva), tomará mayor conciencia a la hora de actuar (cosa que se perdió en mi País)
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