Respecto del Manifiesto de los Persas, admitiendo su ambigüedad (por ejemplo cuando reclama el retorno del absolutismo) no perdamos de vista que, en verdad, va mucho más allá al proclamar (a la postre infructuosamente) lo que sigue:

"(…)Descansó la inquietud que despedazaba nuestro corazón por ver tantos males, sin fuerza que los contuviese; y hallándola en vuestro soberano brazo, y apoyo en las virtudes que recomienda a V. M. en el clamor de sus Pueblos, se dan por cumplidos nuestros deberes con este paso, no nuevo en circunstancias parecidas, en que representantes de Provincias afligidas por la iniquidad triunfante, han hecho presente al Soberano de España su opresión y deseos, para que tome a su cargo el remedio.

141.- El que debemos pedir, trasladando al papel nuestro voto, y el de nuestras Provincias, es con arreglo a las leyes, fueros, usos y costumbres de España. Ojalá no hubiera materia harto cumplida para que V. M. repita al Reino el decreto que dictó en Bayona62 y manifieste (según la indicada ley de Partida) la necesidad de remediar lo actuado en Cádiz, que a este fin se proceda a celebrar Cortes con la solemnidad, y en la forma que se celebraron las antiguas; que entre tanto se mantenga ilesa la Constitución española observada por tantos siglos, y las leyes y fueros que a su virtud se acordaron: que se suspendan los efectos de la Constitución y decretos dictados en Cádiz, y que las nuevas Cortes tomen en consideración su nulidad, su injusticia y sus inconvenientes63 que también tomen en consideración las resoluciones dictadas en España desde las últimas Cortes hechas en libertad, y lo hecho contra lo dispuesto en ellas, remediando los defectos cometidos por el despotismo ministerial, y dando tono a cuanto interesa a la recta administración de justicia; al arreglo igual de las contribuciones de los vasallos, a la justa libertad y seguridad de sus personas, y a todo lo que es preciso para el mejor orden de una monarquía." //fin cita//


Pero por lo demás y contestando a las afirmaciones que usted hace posteriormente, insisto en afirmar que el significado profundo y la razón de ser de los fueros es anterior a estos y va más allá de su existencia material, ya que se refiere al respeto a las libertades políticas reales o concretas, las cuales se remiten al presupuesto de la existencia efectiva de las personalidades sociales que constituyen una comunidad humana original, esto es: orgánica. Y entre nosotros los españoles, luchar por la libertad y contra la tiranía ha pasado por defender y reclamar los fueros. Es por ello que tal hecho en el siglo XIX no puede interpretarse como el resultado de una artimaña improvisada con intereses espurios como usted pretende, pero tampoco es verdad que ello haya dado pie a interpretaciones falsarias realizadas a posteriori sobre las doctrinas políticas que dieron contenido a lo mejor de nuestra tradición. Más bien olvidar los fueros (o el alma de los fueros) cuando nos hemos dispuesto a la defensa de las libertades patrias ha sido un rasgo de degeneración y siempre una garantía de decepción, ya que, en definitiva, sin “fueros”, esto es, sin libertades concretas, no hay patria que valga.

En definitiva, por lo que a mi atañe, si tuviese que elegir entre formar parte de un extenso reino, o de un vasto imperio, a cambio de renunciar en gran medida a las libertades concretas de que dispongo renunciaría a ello. Aquí en nuestra tierra tal alternativa se ha resuelto al precio del derramamiento de mucha sangre y sus consecuencias a la larga han resultado funestas.

En España los fueros significaron las garantías de las libertades concretas y supusieron el último bastión más o menos ruinoso por el que, en mi opinión, verdaderamente mereció la pena luchar.

La pérdida de los fueros equivale al desahucio del ser.


Saludos Cordiales.