Cita Iniciado por Tradición. Ver mensaje
Además su primera tesis es totalmente coincidente con la del hereje Cesar Vidal. Como buen protestante considera que la lucha en pro de la cristiandad y de la catolicidad, fue contraproducente para España como "nación"....y por tanto hubiese sido mejor el desligar la "nación" de esa identificación con el catolicismo....sin comentarios sobre el concepto de "nación" que subyace en esas afirmaciones.
Evidentemente hubiese sido mejor pactar con protestantes y turcos como Francia...o dejar tranquilamente que el protestantismo infectará Europa, o mejor dejarlo entrar en España, porque así hubieramos recibido antes el progreso...

Haber nuestro lema es Dios-Patria-Rey, y por este orden jerárquico. Y es que los Hasburgo no defendían sus "fincas europeas", sinó la Cristiandad como unidad política.

RECOMIENDO LEER ESTE ARTÍCULO PARA VER DONDE LLEVAN CIERTAS TESIS:


http://www.carlismo.es/modules.php?n...article&sid=41
Estimado Tradición,

La cuestión no tiene nada que ver con el protestantismo. La cuestión está directamente vinculada con la capacidad personal de quien reina.

Los Reyes Católicos, son el ejemplo perfecto de lo que pretendo decir. Sus intereses estuvieron SIEMPRE centrados en la mejora de la posición relativa de nuestra nación en el conjunto de las naciones, lo que implica en última instancia la mejora de las condiciones de vida de sus súbditos y no creo que pueda por el contrario decirse que desatendieron sus deberes con la Cristiandad.

Lo que quiero decir es que hemos tenido un largo desfile de incompetentes asumiendo el cargo de REY en España. Con ejemplos execrables como los de Fernando VII (¿qué rey puede "presumir" de peor gestión en la historia de la humanidad?), ejemplos de manifiesta incapacidad "psicosomática", si se quiere, como Carlos II, y ejemplos de absoluta y total falta de capacidad, rumbo y liderazgo como Calos IV, Felipe III y Felipe IV.

Y para colmo de males, a la incapacidad personal manifiesta, se unía la defensa de intereses contraproducentes para la nación española. Porque, para defender a la Cristiandad, se empieza fortaleciéndose uno y no desangrándose y dispersándose sin sentido hasta ser incapaz de defender no ya la Cristiandad sino a uno mismo. Ha faltado mucha inteligencia y ha sobrado mucho interés extranjero. ¡¡Es inconcebible, ver lo que fuimos y en qué nos hemos convertido!!