EL TIBURÓN Y EL BEBÉ
Por Tomás I. González Pondal
Una nota periodística en donde se da cuenta de cómo un guardavida salvó a un tiburón escalndrún de ser trofeo de un pescador, me hizo recordar al libro de Hemingway, El Viejo y el Mar, en donde el mayor, finalmente y luego de varios días de sufrimientos y pescas infructuosas, logra regresar a su casa con un inmenso ejemplar de pez espada.
La nota aparecida en Clarín y que elogia al guardavida por su acción, fue escrita por el diputado Adrián R. Carps (perteneciente al partido denominado Socialista Auténtico), quien se autodefine como: “Socialista; Ecologista y Defensor de los Derechos de los Animales”. En una parte de su redacción, se lee lo siguiente del hombre que salvó al tiburón: “Hizo honor al nombre de su oficio, arriesgó su cuerpo para salvar una vida, en esta oportunidad la de un tiburón. Vaya este reconocimiento para él y sus compañeros/as por esta acción tan valiente y tan noble.” Ahora la valentía y la nobleza es salvar a un pez gigante.
A los efectos de librarme de posibles quejas del purismo cientificista y en clara rebeldía a la superficialidad, llamaré sin rodeos bebé al ser humano en gestación. Tenemos el elogio hacia un hombre que salva a un tiburón, pero se ve con malos ojos a la obligación que tiene una madre de dar a luz al hijo que lleva en su vientre. Parece ser que es más digno salvar a un escalandrún que a un bebe.
En una entrevista se le preguntó a Carps si creía que el aborto debe ser legal, y respondió: Sí, debe ser legal, seguro y gratuito. Muchas mujeres mueren por abortos inseguros, la mayoría pobres. Es un problema de salud pública. Si negamos la realidad no podemos buscar soluciones. Tal vez si accedemos a sus problemas podemos tener menos abortos que ahora.” Aquí encima se apoya el asesinato bastando el simple deseo; y hasta se lo llega a ver como un tema de salud: asesinar a un pequeño en el vientre materno es algo saludable. Para Carps, salvar a un tiburón es algo valiente y noble, pero el deber de dar a luz al ser humano concebido es algo reprochable e innoble. Carps defiende el “derecho” a que escalandrún viva, al mismo tiempo que defiende el “derecho” a que un bebé sea asesinado.
Ya que a Carps le gusta eso de destrozar sanguinariamente a los bebés y defender a los tiburones, estoy plenamente convencido que debería presentarse en el hábitat de los mismísimos escalandrún con un diminuto tajito en su dedo menique. Verá el gran agradecimiento que le brindan los escualos.
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Fuente:
https://www.facebook.com/tomgonzalezpondal/
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