De todos modos, es importante, resaltar que en tanto que no haya odio ni rencores, indignarse en sí no es malo. Hasta Cristo se indignaba. Porque una cosa es poner la otra mejilla (con respecto a uno mismo, no a los demás) y otra muy distinta cruzarse de brazos cuando se atropella al prójimo o se ataca a Dios. Hay que reaccionar. Una cosa es procurar mantener las formas y corregir con buenos modos al que yerra cuando se pueda y otra la actitud buenista de tantos cristianos tibios que tienen más de discípulos de Gandhi que de discípulos de Cristo. Y a Cristo le revuelven el estómago los tibios: los vomita. Hay que ser frío o caliente, no cabe otra posibilidad. El amor al prójimo no excluye el recurso a la violencia en determinados casos (Guerras Carlistas, Cristiada, Cruzada de Liberación, las Cruzadas medievales, la Vandea...). Pero ojo, no me refiero a que vayas a matar a un "médico" abortero; supongo que me entiendes.
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