Hace más de siete años que visité Madeira. La isla era un vergel. Muy verde, con mucha agua, bellísima, con gran riqueza monumental e histórica. Funchal, la capital: una joya.
Tiene puntos de contacto con La Palma, aunque las casa son más bonitas en Madeira.
El turismo de Madeira era un turismo de calidad de clases medias de británicos de más de 50 años. Se advertía que el turismo iba en ascenso, pero aún la isla preservaba su virginidad.
Recuerdo un punto denominado "Arco de San Jorge", que era especialmente virginal. Un pueblo pesquero "Camara de Lobos", muy pobre, pero muy pintoresco, Recuerdo extensos bosques de lauráceas que deben ser una maravilla recorrrer a pie. Creo que las isla está llena de senderos. Recuerdo carreteras en la costa norta donde sólo cabía un vehículo, y que discurrían al borde de imponentes acantilados sobre los que se formaban cascadas de agua que caían sobre la carretera.
En fin, que la isla tiene turismo, eso es un hecho. Pero es bellísima y vale la pena visitarla. ¡¡Uno de los más bellos rincones de nuestra nación!!
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