Sostener que Dios no castiga es herético. Sabemos por Revelación que en Dios justicia y misericordia son lo mismo. Las distinguimos simplemente porque nos es imposible concebirlas unidas. Y como es natural, en momentos de degradación moral, el Magisterio ha recalcado a Dios en cuanto castigador. De hecho toda gran calamidad pública es un castigo divino.
Por otra parte, la solidaridad es una patraña que no tiene nada que pintar en la Iglesia. Nunca la esposa de Cristo ha predicado aquel principio revolucionario y ambiguo. Ser solidario no constituye ninguna virtud.
El tal O`Farrill que escribe desde sí y para sí una ensalada de libre interpretación escrituraria no sólo omite el castigo proferido contra los adoradores del becerro (se les hizo beber el becerro derretido), y precisamente en cumplimiento de la voluntad expresa de Dios, sino que cae en naturalismo al sugerir que uno niño es prácticamente un ángel; olvida que todo niño tiene las secuelas del Pecado Original. Tampoco nombra los innumerables castigos que les profirió a los israelitas por sus infidelidades (40 años en el desierto, pestes, sed, hambruna, los diversos cautiverios que padecieron, etc.).
En fin es el típico pseudo-cristiano que piensa que Dios es "buenito". No, Dios es infinitamente bueno; por consiguiente, no puede tolerar el pecado.

EXURGE DOMINE ET JUDICA CAUSAM TUAM