Un nuevo papa para continuar el diálogo entre religiones
28 de febrero de 2013 Olga Dorónina, especial para Rusia Hoy
La renuncia del papa Benedicto XVI, de 85 años de edad, se hará efectiva hoy. Ha sido una sorpresa para todo el mundo cristiano, y también para los representantes de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Los expertos destacando el gran progreso en las relaciones entre cristianos que se han alcanzado durante el último pontificado, y están seguros de que, sea quien sea el nuevo pontífice, no habrá un deterioro en las relaciones con la Iglesia Ortodoxa Rusa.
El papa Benedicto XVI con el metropolitano de Smolensk, Kirill, representante de la Iglesia Ortodoxa en el Vaticano en 2006. Fuente: AFP.
El presidente del Departamento de Relaciones Exteriores Eclesiásticas (OVTsS, en sus siglas en ruso) del Patriarcado de Moscú, el metropolita Volokalamski Ilarion, anunció la postura oficial de
la Iglesia Ortodoxa Rusa.
Sugirió que ante el planteamiento de grandes retos que requieren impulsos renovados, el Papa dará paso a un obispo más joven y dinámico. “La decisión del Papa Benedicto XVI de abandonar su puesto en la situación actual se puede calificar como un acto de valentía personal y humildad”, reza el comunicado del Presidente del Departamento de Relaciones Exteriores Eclesiásticas. La Iglesia Ortodoxa, a su vez, se muestra agradecida al Jefe de la Santa Sede por la comprensión que ha mostrado ante los problemas que obstaculizan la plena normalización de las relaciones entre ortodoxos y católicos, especialmente en Ucrania occidental.
La víspera del anuncio de la inminente renuncia del Papa, el metropolita Ilarion precisamente destacó la dinámica positiva de las relaciones entre las iglesias Rusa Ortodoxa y Católica Romana, después de la ascensión de Joseph Ratzinger a la Santa Sede.
“Queda confiar en que su sucesor continúe por la misma senda y que las relaciones entre ortodoxos y católicos sigan ampliándose de manera constante para el bien común de todo el mundo cristiano”, dijo el metropolita.
También el Patriarca de Moscú y Todas las Rusias, Kirill, valoró positivamente la labor del Papa. Según sus declaraciones, la posición de Benedicto XVI respecto a las cuestiones más relevantes de la actualidad inspira respeto, igual que su valiente defensa del fundamento de la Sagrada Tradición Apostólica. La prensa presentó por error estas declaraciones como un comentario en relación a la renuncia del jefe de la Iglesia Católica Romana, cuando en realidad monseñor había expresado esta valoración varios días antes.
Los expertos encuestados por Rusia Hoy, igual que los representantes de las dos iglesias cristianas y los especialistas en religión, son de la opinión de que, sea quien sea el nuevo pontífice, no cabe esperar deterioro alguno en las relaciones con la Iglesia Ortodoxa Rusa.
“La Iglesia Católica ha considerado y considera la profundización de la comunicación y el diálogo entre cristianos su tarea más importante. Y la unidad es alcanzable, aunque es difícil pronosticar de cuánto tiempo estamos hablando: si de un futuro próximo o si esto requerirá siglos enteros. Tampoco la elección del nuevo Papa modificará este punto de vista”, reflexiona el director de información católico-romana de la Archidiócesis de la Madre de Dios de Moscú, el padre Kirill Gorbúnov.
Por supuesto, la personalidad del nuevo Papa será relevante. El padre Kirill admite que el nuevo Pontífice podría no ser europeo y, en consecuencia, no tendría tantos conocimientos de Rusia como Juan Pablo II o Benedicto XVI.
“Pero el principio fundamental de las relaciones ha sido formulado y no cabe esperar cambios importantes. La historia y la Palabra de Dios trascienden la personalidad de los individuos”, asegura el representante de la Iglesia Católica. Actualmente surgen ante las dos iglesias nuevos retos: en muchos países la cristiandad pasará a ser la religión de una minoría. Y el desarrollo de las relaciones entre católicos y ortodoxos es una demanda interna tanto de unos como de otros, ha concluido el representante de la Archidiócesis.
Un publicista ortodoxo, el arcediano Andréi Kuráyev, cree que no cabe hacer pronósticos sobre las relaciones bilaterales hasta que no haya un nombre concreto. “Si el Papa es de América Latina o de África, tendrá su propio programa y otros asuntos importantes”, considera el representante de la Iglesia Ortodoxa Rusa.
El director del Centro de Geografía de las Religiones, Román Silántyev, cree que si el nuevo Papa es europeo, lo más probable es que las relaciones entre la Santa Sede y el Patriarcado de Moscú no varíen.
La Iglesia Ortodoxa Rusa y la Iglesia Católica actúan como aliados en el aspecto global, a pesar de que quedan algunas diferencias sin resolver, por ejemplo, la postura respecto de la
Iglesia Uniata en Ucrania.
“Benedicto XVI ha dejado las relaciones con la Iglesia Ortodoxa Rusa en una buena situación. Y en Rusia confían en que su sucesor sabrá conservarlas. Si el nuevo Pontífice es europeo, con mayor probabilidad seguirá el mismo curso. Si, en cambio, es de América Latina o África, la relación puede cambiar. Pero los propios católicos están interesados en que el Papa sea europeo, porque es justamente en Europa donde actualmente se concentran los principales problemas que atañen a la Iglesia”, cree el especialista en religiones.
El secretario ejecutivo de la Enciclopedia Católica Rusa, Alexéi Yudin, está de acuerdo en que las relaciones se han estabilizado durante el pontificado de Benedicto XVI, e incluso en que la propia figura de Ratzinger como destacado teólogo ha resultado enriquecedora para el mundo ortodoxo. Actualmente las dos iglesias tienen problemas globales que de hecho las unen, no las separan. La Iglesia Rusa está ampliando su actividad misionera y en esta labor necesita cooperación pastoral.
“Es importante recordar que para un europeo el Este cristiano, incluyendo la ortodoxia rusa, resultan próximos. Pero sea quien sea la persona antes de acceder a la Sede, tendrá que cambiar. También es posible que un Papa africano o latinoamericano muestre, por el contrario, una energía sin precedentes y dé un nuevo impulso al diálogo. En cualquier caso, el pronóstico para el fomento de las relaciones es positivo”, concluye el historiador de la religión.
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