Leopoldo Eulogio Palacios constituía una rara avis dentro de aquella tercera familia del franquismo de los pseutradicionales o doctrinarios dinástico-liberales (las otras dos familias eran el falangismo y el democristianismo herreraoriano), los cuales se manifestaban a través de publicaciones como Árbor (la de la primera época, hasta 1953), Punta Europa, Atlántida, o los libros de las colecciones Biblioteca del Pensamiento Actual y O crece, o muere.
Vicente Marrero, que era una especie de cronista de aquella familia franquista, la denominó con el nombre de "Generación del 48", y la consideraba auténtica continuadora de una supuesta "línea áurea del pensamiento español", que tendría su origen a partir de la figura de Jovellanos (siendo algunos de sus más importantes representantes Jaime Balmes, Donoso Cortés, Menéndez Pelayo, o Ramiro de Maeztu y su revista "Acción Española"), y que se caracterizaría por una especie de "síntesis entre modernidad y tradición" (razón por la cual yo siempre les he denominado simplemente como doctrinarios. O, si se prefiere, el ala derechista o catolicista del doctrinarismo; pero, a fin de cuentas, doctrinarios).
Leopoldo Eulogio Palacios, como digo, desarrolló gran parte de su labor intelectual en el seno de esa corriente intelectual franquista. Incluso llegó a ser Director de una revista que tenía una temática homologable a la de ese sector: Finisterre, la cual apenas duró de Enero a Diciembre de 1948.
La práctica mayoría de los intelectuales pertenecientes a esa familia franquista tenían la peculiaridad también de ser miembros, o simpatizantes, del Opus Dei. Razón por la cual, en algunas publicaciones y trabajos, he llegado a ver que se catalogaba también a Leopoldo Eulogio Palacios como miembro o simpatizante de aquella asociación religiosa de apostolado.
Por eso me gustaría aclarar que yo no creo que Leopoldo Eulogio Palacios fuera, ni miembro, ni simpatizante, del Opus. Por una razón muy sencilla: porque TODOS los que han sido miembros o simpatizantes del Opus han acabado aceptando de manera incondicional las nuevas doctrinas vertidas por el Concilio Vaticano II. No he visto ni un solo caso de oposición de ningún opusino o filo-opusino contra esas nuevas doctrinas conciliaristas.
En cambio, por el contrario, Leopoldo Eulogio Palacios mantuvo siempre, como pienso que ha quedado demostrado en este hilo, una total y absoluta independencia de pensamiento, que le hacía penetrar de manera brillante y profunda en la radical contradicción entre algunas de las doctrinas del Concilio y las enseñanzas tradicionales multiseculares de la Iglesia.
El caso más paradigmático de esta racional y sensata posición de este filósofo madrileño, la podemos encontrar en su clarividente (y muy desconocida) Disertación que realizó en una Junta de la llamada Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, habida el 12 de Diciembre de 1978, en la que sintetiza de manera magistral uno de los problemas concretos en los que más se puso de relieve esa contradicción entre el Concilio Vaticano II y el Magisterio tradicional: la cuestión del "derecho a la libertad religiosa en las comunidades políticas".
Dejo a continuación el enlace a este importantísimo documento, síntesis formidable (de apenas 10 páginas) de este problema de la libertad religiosa, emitida de manera solemne en el seno de la citada institución, y para conocimiento de todas las futuras generaciones:
Fuente: Nota crítica a la Declaración Conciliar sobre la Libertad Religiosa, por el Académico de Número Excmo. Sr. D. Leopoldo Eulogio Palacios, Anales de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, nº 56, Año 1979, páginas 45 - 55.
Nota sobre libertad religiosa (Anales Real Academia CC. MM. y PP., nº 56, 1979).pdf
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