LA CONTRARREFORMA
(Tomado de "Historia de la civilización española" de C. Pérez Bustamante, -1946)
Con el nombre de Contrarreforma se conoce el movimiento de reorganización que se señala en la Iglesia Católica frente al protestantismo (siglo XVI).
“Cuando todo parecía perdido, un movimiento hacia el mejoramiento se produjo en la sombra y en el silencio. Este movimiento partió del interior de la Iglesia; fue una nueva expresión del elemento de vida divina, siempre latente en ella, y un ejemplo visible del apoyo que Cristo le había prometido para todos los tiempos cuando la fundó”. (L. von Pastor)
La reforma de las órdenes monásticas
Comienzan los franciscanos. En 1528, Mateo de Bascio instituyó con parte de los religiosos de su Orden, la de los capuchinos. Santa Teresa de Jesús (1515-1582) hizo las reformas de los carmelitas y San Juan de la Cruz llevó a cabo la de los monasterios de varones en la misma orden en España. Por la misma época se reforman también diversas casas de benedictinos, camaldulenses trinitarios, etc.
Fundación de nuevas órdenes religiosas
Las necesidades de los tiempos nuevos suscitaban nuevas reformas de la vida apostólica. Fúndanse nuevos institutos, como el de los teatinos, cuya manera ascética de vivir fue asombro de la época; los barnabitas, somascos, hermanos de San Juan de Dios (para asistir a los enfermos), la Congregación del Oratorio, fundada por San Felipe Neri y destinada a la predicación y conversión de infieles y herejes; los camilos, también para la asistencia de enfermos; Sociedad de las Escuelas Pías, para la instrucción de los niños pobres (fundada por el español San José de Calasanz); la de las ursulinas, para la educación de las niñas, etc.
“En las nuevas congregaciones se concede un espacio menor al oficio de coro, al trabajo manual y a la vida contemplativa; pero, en cambio, es mayor el que se atribuye a las obras del apostolado, ya por la enseñanza, ya por la asistencia a los pobres. Hay en las antiguas Órdenes una más grave poesía; en las nuevas, mayor actividad práctica”. (Mourret)
LA COMPAÑÍA DE JESÚS
Dice L. von Pastor que “cuando se acercaba a su apogeo el aseglaramiento en las esferas eclesiásticas de Italia, y con un Papa español, Alejandro VI, la corrupción del Renacimiento invadía hasta la misma silla pontificia, nació, cabalmente en España, el hombre que, por la incomparable universalidad de su acción, había de contribuir más poderosamente que otro alguno a renovar la Iglesia y a compensar sus grandes pérdidas con nuevas conquistas”.
Aquel hombre era Ignacio de Loyola. Nacido en Azpeitia (Guipúzcoa) en 1491, de familia hidalga, dedicóse a las armas, y herido gravemente en el sitio de Pamplona por los franceses (1521), se entregó durante su curación a la lectura y meditación de obras piadosas, que llevaron a su espíritu el deseo de consagrar su vida al servicio de Cristo y de imitar los heroicos actos de virtud de los santos. Fue al monasterio de Montserrat, y en Manresa asistió a los enfermos, practicó rudos ejercicios de penitencia en una cueva cercana a la ciudad y dirigió la vida espiritual de algunas personas por medio de ejercicios espirituales, escribiendo una guía que tituló “Libro de los Ejercicios”, de alto valor.
Marchó Ignacio a Roma y Tierra Santa, y a su regreso estudió en Barcelona, Alcalá, Salamanca y después en París (1528), donde encontró los principales colaboradores para la empresa que proyectaba: la fundación de una Orden consagrada por entero al servicio de Cristo y de la Iglesia (Laínez, Salmerón, Francisco Javier, etc.)
Después de vencer grandes dificultades en Roma, pues la nueva congregación tenía poderosos enemigos, el Papa Paulo III, por la constitución Regimini militantis Ecclesiae (1540) autorizó la fundación de la Compañía de Jesús para el aumento de la vida y doctrina cristianas, propagación de la fe, etc. A los tres votos de pobreza, castidad y obediencia, agregóse el de sumisión absoluta al Pontífice. Un general posee. el poder supremo y vitalicio con todas las atribuciones. Sólo está sobre él el Capítulo General, que representa a toda la Compañía, y que en casos graves puede ser convocado por los cuatro existentes que forman su Consejo.
La difusión de la Compañía de Jesús. En España, Italia y Portugal se multiplicó rápidamente el número de comunidades, favorecida por los reyes y otros personajes, y los jesuitas se congregaron celosamente a la instrucción de la juventud, especializándose en la enseñanza y aplicando nuevos métodos que les permitieron realizar una gran obra de propaganda religiosa. En Francia y Alemania fundaron también diversos colegios.
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