Si Dios da prioridad al amor, a la caridad y a la misericordia, es porque Dios mismo es amor, como dice San Juan El Evangelista.

Si Dios fuera meramente justicia, ningún ser humano podría ser salvo. Ni uno, dice San Pablo.

¿Creéis que por justicia alguno de nosotros debería estar a salvo? No. Porque por el pecado de Adán, llamado el pecado original, todos estamos condenados. Solamente por la muerte de Jesucristo en la cruz y por su resurrección somos salvos.