Ese es el problema, que están muy cerrados. No están acostumbrados a razonar, sino más bien a aprenderse versículos de memoria y repetirlos machaconamente aunque no se apliquen. Suelen ser también muy aparatosos, sobre todo los pentecostales, pero no solo, como esos predicadores callejeros que se destrozan la garganta predicando a gritos ante la lógica indiferencia de los transeúntes. También son muy amigos de milagros y señales, como curaciones y exorcismos, pero el Señor ya dijo que no todo el que dice "Señor, Señor" entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de su Padre, y que muchos le dirían en el día del juicio: "Pero, Señor, ¿no hicimos milagros, profetizamos y expulsamos demonios en tu nombre?" Cuando leo eso no puedo evitar acordarme de los evangélicos, sinceramente engañados con una religión histriónica de mucho ruido y pocas nueces. Pero Satanás, que se disfraza de ángel de luz, también sabe engañar por medio de aparentes milagros como cuando los sacerdotes egipcios imitaron los milagros de Moisés. Esas sectas se jactan de sus supuestos milagros, y en el caso de los falsos exorcismos, si realmente estaba endemoniado el paciente y no epiléptico o loco, el demonio están encantado de quedarse callado y comportarse para aparentar que la persona se ha librado de él. En fin, como dices, la Verdad es la Verdad aunque duela, y si no la acepta peor para él. Desde luego siempre puedes rezar para que el Señor lo ayude a ver la luz.