Recuerdo haber leído hace años en El Mercurio chileno una entrevista a un traductor que había hecho una nueva versión en español de El ser y la nada, y explicaba que había quedado mejor en castellano que en el original alemán, y no porque fuera el mejor de los traductores necesariamente, sino por la facilidad que tenemos en nuestro idioma para distinguir entre conceptos que confunden los idiomas de más allá de la Península Ibérica. Sólo en italiano hay alguna distinción, aunque no tanta como en español, pero más de media iTalia fue tierra hispánica durante siglos.
Por supuesto, la sagaz nota de nuestro amigo Tautalo no supone un espaldarazo a la filosofía heideggeriana.
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