Revista FUERZANUEVA, nº 500, 7-Ago-1976
No fuimos vencidos
Se intenta, en ciertos sectores, dado el desconocimiento de los hechos históricos, hacer creer a las gentes que no vivieron los avatares de nuestra guerra civil, que Cataluña como región y sobre todo que los catalanes como pueblo perdimos una guerra o fuimos vencidos (pues así se escribe) entre enero y febrero de 1939.
Faltan a la verdad los que esto afirman, pues los llamados “conquistadores” fueron recibidos con abrazos y lágrimas de alegría por los catalanes que nos quedamos en nuestros pueblos y ciudades, aguantando las inclemencias y calamidades de una lucha cerrada y llena de peligros. Fueron muchos los catalanes honrados, honestos, cristianos y amantes de su tierra que en enero del 39 se sintieron también vencedores, pues el vencido, el derrotado, no fue el pueblo catalán, sino los enemigos de la Cataluña cristiana amparados en las siglas del comunismo.
Si Cataluña perdió su autonomía, antes la habían echado por la borda en las fechas trascendentes del 6 de octubre de 1934, del mayo de 1937 y del abril de 1938, los que ahora reivindican la Generalidad y el Estatuto de 1932 entregándose, según las fechas, a manos de los anarquistas, del Gobierno de Negrín, o de los comunistas del PSUC que hicieron arriar la bandera de las cuatro barras del Palacio de la Generalidad, bastantes meses antes que las tropas de Solchaga liberaran Barcelona del comunismo y del hambre.
¿Cuántos militantes o simpatizantes de l’Estat Catalá, Acció Catalana, Unió Democrática, Fejocistas, Lliga Catalana, etc. de toda Cataluña perdieron su guerra y su vida mucho antes de 1939 al caer asesinados en las cunetas de las carreteras en el largo verano de 1936? Y eran catalanistas que habían votado ilusionados el Estatuto, unos años atrás.
No se puede engañar a las nuevas generaciones como se intenta. Catalanes en ambos bandos hubo en Teruel, en Belchite y en el Ebro, ¿o es que los requetés del Tercio de Nuestra Señora de Montserrat no habían nacido en el Solsonés, el Bagés, la Segarra, la Cerdaña, el Ripollés, la Terra Alta… o en la misma Barcelona?
Lo que Cataluña perdió, lo perdió en 1936 cuando las hordas arramblaron con todo lo noble, religioso, patriótico y cultural del pueblo catalán.
Desde 1936 a 1939, el “Virolai” sólo lo pudieron cantar a todo pulmón los catalanes que estaban en las filas nacionales. Los que por la edad u otras circunstancias tuvimos que aguantar cerca de tres años de terror, hambre y persecución, rezábamos nuestro “Virolai” particular en el silencio de la más escondida de las habitaciones de la casa.
El único “Virolai” cantado a viva voz en la Cataluña de aquellos años fue el de los monjes de Montserrat caminando hacia el martirio…
José María TREPAT
“La Mañana”, de Lérida (18-7-76)
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