Re: Avances científicos y cristianismo
Ya desde muy pronto en el enlace se nos muestra la incapacidad intelectual de este individuo y dice así:
"Como científico, soy hostil hacia la religión fundamentalista porque ella activamente corrompe el trabajo científico. Nos enseña a no cambiar de opinión; y a no saber cosas excitantes que están disponibles para que las sepamos. Subvierte a la ciencia y debilita el intelecto."
Qué curiosa colección de incongruencias absurdas. Empieza diciendo que él es científico, ¡si, ya! ¿y qué? Hay otros muchísimos, verdaderas personalidades, que están muy por encima de él y no van diciendo de si mismos que [I]"son científicos"[/I]. O sea, la primera en la frente por vanidoso
Pero el asunto no acaba ahí: "como científico soy hostil...", y esta es la segunda, asocia ser científico con ser hostil a la religión fundamentalista --que por supuesto es la Católica, aunque también engloba en sus diatribas a los protestantes y otras herejías--, e incurre en lo que se llama falacia non-sequitur. Sencillamente, no se sigue para llegar a una conclusión lógica, lo demuestran los hechos: que hay muchos científicos que son hombres religiosos al mismo tiempo.
En tercer lugar afirma que la religión corrompe la ciencia, pero estamos ante otra nueva falacia pues no explica qué ciencia corrompe ni de qué manera lo hace.
A continuación afirma que la religión nos enseña, (desde luego no será a él que nació y se crió en una familia atea), es decir ya admite que enseña algo: a no cambiar de opinión, esto es evidente respecto al Dogma, pues dejaría de ser religión, pero no frente a las decisiones comunes que hemos de tomar en la vida cotidiana, algo que incluye a quien trabaja como investigador científico.
En cambio, ¿cuándo ha sido él quien ha cambiado de opinión respecto al tema que nos ocupa?, su actitud habla por si sola: ¡jamás!, siempre se ha dedicado a lo mismo. Ha empleado todo su tiempo y energía en atacar a Dios, negarlo y negar a los creyentes su derecho a su intimidad, su derecho a manifestarse públicamente, a reunirse en los lugares adecuados y ocasiones oportunas y a tener esa unión personal con Dios a través de la fe. En resumen, es un completo intolerante. ¿Y por qué hemos de tolerarlo a él? ¿existe, acaso, algún tipo de norma que nos obligue a ello?
También acusa a la religión de querer que no sepamos cosas excitantes que están disponibles, ¿ah, sí? ¿y si están disponibles para que las podamos conocer, quién las ha puesto ahí, el mito del azar acaso?.
Y por último, ahora ya llegamos a la conclusión: ¿quién falsea la ciencia, tiene el intelecto débil y es un fraude como individuo y como investigador?
Como dice el refrán: "por la boca muere el pez."
Última edición por Valmadian; 25/06/2012 a las 23:53
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Marcadores