Respuesta: La ciencia contra la fe... darwinista
Después de este peculiar paréntesis, vuelvo a retomar el hilo a tenor de lo expuesto por Mozoni. Si nos ceñimos al tipo de análisis que realizan habitualmente los químicos, podemos comprobar que la evolución no parece existir en su trabajo. La química nos indica que todo se compone de partículas, átomos y moléculas y, si seguimos con la trayectoria de lo que se estudia en dicha ciencia, veremos a la luz de los actuales conocimientos que desde los comienzos del Universo y en todas sus partes, siempre han sido los mismos elementos químicos, los cuales pueden ser estables e inestables, según se desenvuelvan mejor en su medio o no sean capaces de hacerlo. Y esto es un conocimiento que hemos adquirido en el colegio, un conocimiento ciertamente exigente cuando es obligatorio aprender la tabla periódica.
Por tanto, desde la Química y hoy también desde la Cosmología sustentada tanto en aquélla como en la Astrofísica, vemos que NO hay evolución. Se puede argüir que la Física del Espacio sí habla de evolución cuando analiza el comportamiento de los cuerpos celestes, ya sean de tipo estelar, cuasi-estelar, o galáctico, pero hay que analizar el sentido del término "evolución". Evolucionar es "ir de a" cambiando según cambian las circunstancias del entorno. Es decir, estamos ante una "adaptación". Ahora la pregunta es "es que se produce algún cambio en el entorno de una estrella cuando ésta va cambiando en su natural devenir predeterminado por el modo en que surgió? Afirmarlo sería tanto como decir que la región del Universo donde esa estrella "va pasando" por sus etapas de consumo de su combustible nuclear, está cambiando y la estrella "evoluciona" para adaptarse a la nueva circunstancia. Pero esto no es cierto, según sea el tipo al que pertenezca cada estrella, así va se va a comportar de forma precisa y no aleatoria, allá donde se encuentre o al otro extremo del universo conocido.
"Es que hay accidentes que alteran ese devenir", dirán algunos. Sí, pero, como consecuencia de tales "accidentes" no hay más cambios que los producidos específicamente en cada caso particular, en términos astrofísicos, en cada "singularidad".
Por tanto, cuando nos planteamos la idea de evolución, debemos plantearnos a renglón seguido "evolución hacia dónde, o evolución hacia qué. Una piruleta para quien dé respuesta a estas cuestiones. Por otro lado, parece que la supuesta evolución sólo afectaría a los seres vivos, porque veamos y ya llegamos al principio, ¡ufff! menos mal, ¿qué es la evolución? Vuelvo a insistir en lo mismo, habrá que hablar de evolución en función de los resultados que se obtienen, no darla por supuesta sobre hechos que se desconocen y no se pueden contrastar, la ciencia no actúa así.
En consecuencia, vemos que la evolución se puede limitar a los seres vivos. Por si aún hubiera dudas, ¿hay evolución en las superficies de los planetas solares y extrasolares descubiertos, o esto de la evolución se ha convertido en un comodín sin otro valor que el semántico para expresar conceptos a los que no se sabe como definir?
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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