"En realidad, la nueva situación de poder que se ha configurado en estos países supone un concepto radicalmente distinto al que descansa en la clásica división de poderes de Montesquieu.
"Una vez más la fuerza de lo natural prevalece sobre el artificio racional; la concepción de tres poderes con autoridad civil equilibrada entre sí es en definitiva un artificio, ya que no hay autoridad sin fuerza. No se trata de imaginar una autoridad sin fuerza, porque dejaría de serlo, sino de exigirle que la use con justicia. Ante la falacia del artificio, irrumpe la autoridad natural, auténtica.
"No creo por supuesto que deba insistirse en los Partidos Políticos. Ellos son fuente de alteración de la unidad nacional, son origen de claudicaciones que desprestigian la noble función pública. Pero especialmente, son incompatibles con la nueva situación de Poder. En efecto, los Partidos Políticos se definen como asociaciones dirigidas a la conquista del Poder. Por tanto, para definirse sobre su existencia o no, es previo definir si ese poder va a ser disputable o no. Si no lo fuera, serían asociaciones ilegítimas, porque tendría un objeto ilícito. Por tanto, cuando se promueve el renacimiento de los Partidos Políticos o se condena a quienes postulamos su desaparición, se está diciendo implícitamente que el Poder debe ser transferido de las Fuerzas Armadas a los Partidos. Opinión respetable, pero que no debe ocultarse detrás de la defensa de los Partidos por sí mismos".
Juan María Bordaberry - Las Opciones - Montevideo, 1980
"Varias veces se ha reaccionado contra mi opinión de que la democracia parte de una ficción. No estoy solo en esa idea: Jorge Luis Borges califica la democracia de superstición. Esto es peor, porque una ficción supone un acto volitivo de quien pretende crearla, en cambio una superstición domina al individuo con fuerza propia".
Juan María Bordaberry - La democracia no es un dogma - Montevideo, 1998
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