Lección 5 (y última): Crédito real y contabilidad de una comunidad política
En esta última lección haremos referencia al sistema de contabilidad que, a partir de los trabajos de Keynes, vino a consagrarse como sistema oficial de la Macroeconomía en todos los países, es decir, en el sistema que supuestamente reflejaba y describía la realidad económica de todo país.
Estos parámetros o criterios de contabilidad fueron recogidos por los organismos internacionales económico-financieros del Fondo Monetario Internacional y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (más conocido, este último, como Banco Mundial), fundados casi al término de la Segunda Guerra Mundial, en concreto en 1944 con los Acuerdos de Bretton Woods, que supusieron la consolidación de las ideas económico-financieras keynesianas durante las siguientes inmediatas décadas en los países del, así llamado, Bloque Occidental (capitaneados por los Estados Unidos de América, cuya Reserva Federal, en virtud de los susodichos Acuerdos, adquiriría el monopolio de la emisión de la nueva divisa o patrón para todo comercio internacional: el dólar).
Todos estos nuevos parámetros de contabilidad macroeconómica fueron, poco a poco, introduciéndose en todos los países occidentales, en la medida en que iban incorporándose a los respectivos organismos internacionales del FMI y el Banco Mundial (y, en el caso de los países europeos, también en la Organización Europea para la Cooperación Económica (OECE) –destinada a administrar las "ayudas" del llamado Plan Marshall–, reconvertida en 1961 en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), cuando también entraron en ella países no europeos).
Estos criterios de contabilidad macroeconómica se basan principalmente en la recopilación selectiva de datos, que luego introducen dentro de unos marcos que sirven como elementos de interpretación directa de los datos introducidos. Nada de malo habría, ni hay, en la mera recopilación de datos estadísticos, a través de un trabajo periódico de recopilación de datos físicos y reales en una economía. (Este aspecto en concreto fue analizado en 1939 por una Comisión Teológica nombrada por el obispado de la región de Quebec para el análisis del Crédito Social, estableciendo que no había nada de malo, ni de socialismo o estatismo, en una medida de ese tipo). No deja de ser algo lógico, por otra parte, en una economía en donde exista adjunto un sistema financiero, la necesidad de recopilar datos que den una imagen fiel del estado real físico de una economía, la cual sirva de base y fundamento para establecer las directrices a seguir en la política correspondiente al sistema o mecanismo financiero adjunto a dicha economía.
Como digo, pues, el problema no radica en la recopilación de datos estadísticos, sino más bien en su manipulación y tergiversación desde el momento en que se introducen en determinados patrones fijos, los cuales, arrojan resultados que no se corresponden para nada con la realidad ni reflejan el estado real o físico de una determinada economía. Ésta es la razón por la que mucha gente, intuitivamente, se da cuenta de la falacia que subyace a los datos que, en las noticias, continuamente nos dan sobre indicadores macroeconómicos que arrojan supuestos resultados de "crecimiento", "recuperación", "enriquecimiento", etc..., pero que en la vida económica concreta del día a día del hombre y de las familias de a pie no se traduce para nada en una verdadera riqueza personal o familiar.
Se podrían ir citando varios parámetros que son bien conocidos para los estudiantes de la asignatura de estadística financiera, cuya flexibilidad y maleabilidad pueden hacerles decir cualquier cosa que se quiera, manipulándolos con la introducción de cualesquiera datos arbitrarios que se quiera. Ejemplos paradigmáticos serían el de las "estadísticas" de salarios, de beneficios empresariales, de precios de bienes de consumo (muy conocido este último con el nombre de Índices de Precios al Consumo o IPC), de valores estimados de los bienes de capital, etc..., cuya manipulación bien puede servir en provecho del gobernante o de la política de turno.
Sin embargo, no hay divorcio mayor entre "datos macroeconómicos" y realidad económica física que el que establece el que ha venido a ser el parámetro indicativo "estrella" y más importante de todos: el conocido como Producto Interior Bruto o P.I.B. Éste último, por decirlo así, viene a ser el criterio indicativo por excelencia de la supuesta realidad físico-económica de un país o comunidad política.
El problema principal que plantea la contabilidad macroeconómica en general, y el P.I.B. en particular, es que viene a ser una trasposición de las asunciones de la microeconomía neoclásica, elevándolas, de manera agregada, de una empresa particular a toda una comunidad política en general (eso es lo que básicamente hizo Keynes, lo cual no deja de ser irónico habida cuenta de que se suponía que sus teorías querían implicar un cambio "radical" con respecto al paradigma dominante de la microeconomía pregonada hasta aquel entonces).
El problema es que una contabilidad falaz a nivel microeconómico no se soluciona elevándola, sin modificación, a un nivel general o comunitario. ¿Y cuál es ese problema fundamental elevado, ahora también, a nivel macroeconómico o comunitario? El erro fundamental de no distinguir debidamente entre el plano real-físico de la economía, y el plano financiero de la economía, hasta el punto de que ambos han venido a confundirse el uno con el otro, lo cual provoca el mencionado falseamiento de la realidad física de la economía. En la medida en que la economía real aparece dominada por la economía financiera, ésta, siendo esencialmente obra humana y artificial, puede en cualquier momento modificar el estado real y verdadero de la economía (el cual luego será recogido por los datos esencialmente númericos o de cifras, presentándolos como una descripción "real" de dicha economía).
Voy a poner, a través del análisis del P.I.B., algunos ejemplos de cómo todos esos datos no pueden ser considerados como un auténtico reflejo de la realidad física de una comunidad política. El P.I.B. se asume, gratuitamente, que equivale tanto al Gasto General de una comunidad política como a la Renta Nacional de esa misma comunidad política:
Producto Interior Bruto (en un periodo de tiempo) =
Cantidad de bienes producidos medidos en precios (en el mismo periodo de tiempo) =
Gasto total realizado por todos los factores productivos (en el mismo periodo de tiempo) =
Ingreso o Renta Nacional de todos los factores productivos (en el mismo periodo de tiempo) =
Producto Interior Bruto (en un periodo de tiempo) [vuelta al punto de partida]
Este marco es una pura asunción (compuesta de un conjunto de asunciones) que no se corresponde con nada de la realidad. Es un mero círculo autocontenido que se autoexplica así mismo: sin verdadero punto de partida ni punto de término. Así, podemos encontrar los siguientes ejemplos:
1) La asunción de que el gasto total es igual al ingreso o renta nacional, es decir, todo gasto se traduce en ingreso. Esto es falso. No ya solamente por la destinación a partidas de provisión o de reservas (por parte de empresas) y al ahorro (por parte de particulares y familias) de grandes cantidades de dinero gastadas por el público comprador o adquirente, sino sobre todo y principalmente por la enorme cantidad (en realidad, la mayor parte) que va destinada a la devolución de principales de deudas al sistema bancario y que constituye la extinción o destrucción de dinero por una cantidad equivalente a la que se devuelve. En todos estos casos, los gastos hechos por el público, no se convierten en ingresos o beneficios (es decir, renta o poder adquisitivo).
2) La asunción de que todos los gastos incurridos provienen de ingresos o beneficios del público. Viene a ser el corolario de la anterior asunción, pero ahora desde el lado del origen del gasto. Esto también es una falacia, pues la realidad es que la mayor parte de los gastos no provienen de poder adquisitivo o beneficios ya poseídos por el público, sino de la incursión en deudas o créditos para el consumo con el sistema bancario, ya sean directas o indirectas (es decir, por medio de dinero recibido por el particular a partir del previo endeudamiento público del Estado y las Administraciones Públicas), siendo este último caso el que constituye la mayor parte (es la que conocemos como la tristemente famosa Deuda Pública).
3) La asunción de que toda la producción realizada en un periodo de tiempo equivale al total de gastos incurridos en ese mismo periodo. Esto no es así. El gasto total de un periodo de tiempo es aquél que se corresponde con el total de bienes y servicios de consumo y de capital respecto de los cuales se ha hecho un desembolso efectivo, pero eso no quiere decir que todo lo que efectivamente se haya comprado (es decir, hecho un gasto por él) constituya la totalidad de la producción realizada en ese mismo periodo de tiempo. Es decir, para la contabilidad macroeconómica oficial actual no se considera ni la posiblidad de un superávit (o de un déficit) en la producción, real y efectivamente hecha, de bienes y servicios. Sino que siempre es considerado que está en un perfecto equilibrio, el cual viene marcado por el gasto efectivamente incurrido. No se plantea la existencia de ese superávit y, de hecho, en condiciones normales de productividad, la realidad física es que siempre hay un superávit físico, pero el cual no puede ser aprovechado por la población, pues esta riqueza real no es monetizada en ningún momento.
4) La falta de discriminación a la hora de considerar como beneficioso y productivo algo que realmente no lo es, aunque se haya incurrido en un gasto. Es decir, la asunción de que todo gasto es igual a un incremento o mejora de la riqueza real de la comunidad, cuando realmente eso no es así en la realidad física. Véanse por ejemplo, los gastos que se incurren en una ciudad como consecuencia de la recogida de basuras después de un botellón, o los gastos incurridos para solucionar un desastre medioambiental, o la multitud de gastos puramente especulativos que se realizan en mercados financieros sin ninguna finalidad económica real, etc... En contraposición, el P.I.B., debido a que sólo recoge datos en donde se haya incurrido en una transacción financiera como consecuencia de una transacción mercantil, no recoge para nada datos de producción y riqueza reales, no ya intangibles o inmateriales (Tradición, herencia cultural, asociaciones, etc...) sino también materiales que están estrechamente ligadas con las anteriores (trabajo de una madre ama de casa, crianza de hijos, voluntariado, estudios de cualquier tipo, servicios sociales, celebración de la Santa Misa, etc...). Lo que recoge el P.I.B. son todas las actividades que entran dentro de la llamada economía formal (trabajo a cambio de un ingreso financiero), pero olvida la realidad física de todo ese trabajo y actividad ajeno a los mecanismos de la economía formal (este tipo de trabajo y actividad productiva y no productiva ajeno a la economía formal mercantilizada-financiera constituye aproximadamente el 50% de las actividades de las personas en la comunidad politica hoy en día y su importancia es y ha sido siempre fundamental como base necesaria para el funcionamiento de cualquier país, en el pasado y en la actualidad: se trata de riquezas tangibles e intangibles que, realmente, como suele decirse positivamente, no tienen precio, y sin las cuales sería imposible e inviable cualquier sociedad que careciera de ellas).
La solución pues radica en una contabilidad verdadera que refleje realmente el crédito real (capacidad productiva actual y potencial) de la comunidad política. C. H. Douglas adelantó un esquema básico, en su libro The Monopoly of Credit, de Hoja de Balance Nacional para una contabilidad que refleje auténticamente la realidad física económica:
Activo ............................................................................................Pasivo
Potencial Humano (Población, Educación, Moral) ..................................Deuda Nacional
Organización Política ......................................................................Banqueros (Creadores potenciales de la demanda efectiva)
Recursos Naturales
Energía Desarrollada .......................................................................Compañías de Seguros (Poseedores de Hipotecas y Bonos)
Planta (Ferrocarriles, Edificios, Herramientas, etc.)
Fondo de Comercio (Tradición, reputación, etc.) ..................................Títulos financieros líquidos o fácilmente convertibles en dinero en efectivo.
Trabajo en curso
Bienes de consumo .........................................................................Impuestos para Servicios Públicos
Obsérvese, como dato que puede paracer a primera vista curioso, que todo dinero (existente en acto o en potencia) en la comunidad política es considerado como un Pasivo de la comunidad política. Es lógico que sea así, pues el verdadero Activo de la comunidad política lo constituye la riqueza real de la comunidad (tanto material como inmaterial, siendo éste último el de mayor importancia con diferencia, principalmente los factores de la herencia cultural y las asociaciones entre las personas).
En tiempos normales, como ya enunciamos antes, la capacidad productiva de una población es siempre mayor que su capacidad consumidora-destructiva; y esto además, a medida que se van incorporando nuevos adelantos en la producción, a un ritmo no constante sino cada vez más creciente. Sin embargo esto no se traduce en un bienestar social general, debido a que aquella riqueza es riqueza real o física y, por tanto, no existe en la economía una cantidad de dinero financiero equivalente que haga posible su aprovechamiento o distribución. Es por ello que es necesaria la realización de un pequeño ajuste, periódicamente, que permita el aprovechamiento efectivo de ese superávit físico en que realmente se incurre.
Este aprovechamiento no solamente se refiere al superávit incurso en un determinado ejercicio o periodo de tiempo, cuyo beneficio viene establecido por la siguiente fórmula:
................................................T2....dC
..............................................∫ ...---- dt
............................................................T1 ..dt
Coste real (producción) = M · ------------------
................................................T2 ..dP
..............................................∫ ...---- dt
................................................T1 ..dt
[Donde M = coste financiero total incurrido en una programa de producción (medido en unidades monetarias)
C= Consumo real total (medido en unidades monetarias)
P = Producción real total (medido en unidades monetarias)
t= tiempo (medido en unidades temporales)]
Sino también, lo que es más importante aún, por la riqueza real producida acumulada (en contraposiciòn al consumo-depreciación general acumulado), cuyo beneficio general se establece con una fórmula equivalente a la anterior (con la diferencia de que al consumo y a la producción del ejercicio se le añaden el consumo-depreciación acumulado o general y la producción-riqueza acumulada o general).
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