Estimado Cirujeda,
no estoy conforme con tu argumentación, cuando hablamos de bienes de consumo, por los siguientes motivos:
a.) la competencia no se realiza en igualdad de condiciones: No son idénticas ni las condiciones laborales, ni las exigencias mediombientales, ni ninguno de los condicionantes que nos autoimponemos en nuestra sociedad en aras a preservar lo que entendemos como valores fundamentales de convivencia, bienestar y crecimiento sostenible. Por tanto, si todo eso nos importa ¿por qué debemos aceptar que quienes incumplen con todo esto nos inunden con sus productos?.
b.) España es un productor bastante completo y razonable de la mayor parte de los productos que necesitamos (insisto en que hablo de bienes de consumo). IMPORTAR, me parece una frivolidad, y sobre todo me parece INCOMPATIBLE con presumir ser español. Es de PATRIOTEROS.
c.) Tu tan cacareada GLOBALIZACION, sólo genera riqueza a nivel GLOBAL y MACROECONOMICO, y sólo en aquellos países hacia los que se dirigen los flujos de inversión. Fundamentalmente Extremo Oriente. A nosotros, en el corto plazo nos beneficia, pues consumimos "mucho más de lo que necesitamos por menos dinero" (si eso es un beneficio). En el largo, lo que se está produciendo es un desplazamiento del centro de decisión económica de Occidente a Oriente, lo que nos pasará factura.
Y finalmente comentarte, que no he defendido en ningún momento la interposición de aranceles, contingentes o resto de barreras a la importación. Creo que los consumidores de nuestro país deben ser libres de adquirir lo que deseen y que en la libertad de comercio, inteligente, radica el principio fundamental de la creación de riqueza. NO SOY UN MERCANTILISTA.
Lo que afirmo es que debiéramos autoconcienciarnos en el consumo de nuestros productos y que sin lugar a dudas IMPORTAR BIENES DE CONSUMO GENERA POBREZA en nuestro país, salvo que los reexportemos a mayor valor, cosa que no ocurre.
La tendencia de nuestro saldo exterior es HIPERPREOCUPANTE, y Sólo se debe a nuestra FRIVOLIDAD colectiva y falta de sustancia. (El ejemplo más demoledor, la importación de automóviles extranjeros).
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