Entre los muchos aspectos simpáticos del Español de América está el de los marinerismos. Sí, términos o expresiones marineras que allí se utilizan incluso tierra adentro a cientos de kilómetros de la costa. Hoy en día subimos al avión y a las pocas horas ya estamos al otro lado del charco. Pero durante los primeros siglos había que embarcarse en Sevilla, y más tarde también Cádiz, y aunque no se fuera del sur ya se le pegaban a uno algunos andalucismos. Pero volviendo a los marinerismos, al tener que pasar varios meses embarcado, y más si uno se dirigía a un puerto del Pacífico, porque todavía no había Canal de Panamá y había que dar la vuelta por el Estrecho de Magallanes, la convivencia con los marineros introducía numeroso vocablo naútico entre los que pasaban a Indias.
Así, como la marinería y los pasajeros se alojan en camarotes (de cámara), y así era durante varios meses y muchos de los pasajeros provenían de tierra adentro y (nunca mejor dicho) no entendían de barcos, por etimología popular llegaron a pensar que cómo dormían en los camarotes (y muchos seguramente nunca habían visto una litera), dedujeron que provenía de "cama", que era una especie de cama. Lo originalmente fue "cama de camarote", se abrevió para evitar lo que parecía una tonta e inútil repetición. Por eso hoy en día en Perú y Chile llaman camarotes a las literas.
A propósito de Perú, en ese país es muy habitual llamar con el marinerismo "timón" al volante del automóvil. Y la verdad es que me parece la palabra más lógica para denominarlo. En otros países se entiende perfectamente, aunque si uno lo dijera pensarían que estaba haciendo una metáfora.
Lllamar "bote" a una embarcación pequeña de remos es propio de marineros y pescadores en España. Nuestra palabra más habitual se entiende en América, pero se emplea poco, perteneciendo más bien al lenguaje poético.
El verbo "fletar", que nosotros aplicamos a las embarcaciones, se hace extensivo en América a envío de mercancías (en Hispanoamérica se utiliza también mucho "mercaderías", que por aquí no se ve más que en algunos libros de temas históricos), y así es normal el envío de fletes. Y en México y Centroamérica tienen la expresión "salir fletado", equivalente de nuestra "salir pitando".
El verbo amarrar se utiliza mucho más que atar por allí. Es de uso muy común en marinería, y hasta se habla de soltar amarras. Aquí en esta parte de Andalucía se usan indistantamente amarrar y atar, pero es cierto que en otras partes de España parece que se dice más atar.
Como el compartimiento de carga de un barco o un avión se llama bodega, en Hispanoamérica se habla (como dije más arriba) de bodega para un local donde se almacena mercancía u otros efectos, mientras que en España decimos habitualmente almacén. En el sentido vinícola, bodega es común en el español de ambos lados del Atlántico.
Cuando un objeto ya no sirve, en América se bota. Hasta te pueden botar del trabajo. Aquí sólo botamos los barcos (otro marinerismos), porque se botan (es decir, echan arrojan) al agua. También botamos las pelotas, aunque sea repetidamente y sobre el mismo sitio. Pero el sentido de arrojar o de desechar es americanísimo.
Por supuesto, no podemos olvidarnos de verbos como "halar" y "jalar", sinónimos entre sí (y es evidente que la versión con hache tiene su origen en la hache andaluza aspirada), utilizadísimos en el sentido arrojar o lanzar cualquier cosa. En España sólo tienen un uso náutico.
Es muy común también en América el empleo de "balde" (más raro en España aunque no desconocido; más común en Canarias) a un cubo (recipiente para agua). Claro, en los barcos se usa para lo que llaman baldear o limpiar la cubierta.
También parece ser que llamar tiendas de abarrotes (de comestibles) tiene algo que ver con abarrotar la carga en los buques. Y "bandearse" (arreglárselas), también muy común en América, parece que viene de los bandazos que daban los barcos.
Sin embargo, las góndolas de las que los argentinos toman los productos en el supermercado no son un marinerismo, sino uno más de tantísimos italianismos que han enriquecido el castellano rioplatense.
Hay muchos marinerismos más, pero estos algunos de los más usuales.
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