El romance español en Asturias y León; el romance en la Córdoba califal. (Siglos VIII - XI).
Los reinos cristianos y sus dialectos. El asturiano. El leonés.
El castellano y sus documentos escritos más antiguos.
Los mozárabes. El habla romance de los mozárabes; sus características en relación con el gallego y el catalán; su empleo entre los musulmanes. Uso del latín como lengua escrita entre los mozárabes.
El árabe entre los cristianos. El árabe literario entre los musulmanes: la literatura hispano-árabe desde 711 hasta la caída del califato.
Proviene de aquí: http://hispanismo.org/historia-y-ant...l-espanol.html
Después de la conquista musulmana, quedó España dividida en dos partes: una al Norte, integrada por núcleos cristianos unidos por una misma Fe y un mismo propósito de Reconquista, y otra al Sur, regida desde Córdoba, centro científico y literario del mundo medieval.
En la zona Norte, los cristianos se fueron organizando, desde el siglo VIII, poco a poco, en tres grandes núcleos. El primero, formado alrededor de Oviedo, en torno a Santa María del Naranco (iglesia y palacio real construidos por alarifes que imitaban el arte musulmán), se extendió primero por Galicia y se organizó después en León; el segundo lo constituyó Castilla, o sea Castella, “los castillos”; el tercero lo integraron Navarra, Aragón y Cataluña.
El habla de esta España cristiana no se mantuvo de una manera uniforme, sino que, en cada una de esas zonas, se fueron manifestando modalidades dialectales, estados diferentes de evolución, más o menos progresivos de la lengua de la España visigoda. Las diferencias entre unas y otras modalidades se acentuaron hasta formarse diferentes dialectos: a) por un lado el asturiano, gallego y leonés; b) por otro el navarro-aragonés y el catalán (relacionado a su vez con el provenzal) y, c) en el centro, el castellano.
Epoca asturiano-mozárabe: Desde 711 hasta 920
Al sobrevenir la invasión árabe, el romance cortesano de Toledo hubo de ser imitado en Oviedo, centro de la monarquía asturiana. Así se establece cierta continuidad multisecular en los rumbos del habla culta familiar desde los tiempos visigodos a través de los tres primeros siglos de la reconquista.
Porque la influencia del Sur persiste mucho, debido a que al prestigio del pasado gótico se unía el prestigio del presente mozárabe: el traslado a Oviedo de reliquias y códices mozárabes, la imitación del arte musulmán cordobés en iglesias asturianas, la emigración de monjes andaluces a tierras de León, las colonias de toledanos y corienses son hechos que muestran la íntima comunicación del nuevo reino asturiano con las ruinas mozárabes del reino visigodo.
Sin duda, más por coincidencia originaria que por uniformación posterior, el dialecto moderno asturiano y del norte de León conservó fielmente muchos de los rasgos propios del romance de la edad visigótica (f conservada, grupo –mb, l- inicial palatalizada, tú yes, él yé); otros los han continuado con natural evolución (g- inicial ensordecida xeneiro, enero; ll- hecha y, muyer; mn hecha m, fame); otros los conserva solo en zonas más arcaizantes, sobre todo el occidente asturleonés (diptongos ei y ou).
Algún rasgo especial asturiano pudiera señalarse como característico de la corte ovetense, por ejemplo, la conversión en -e de la -a átona final seguida de consonante: les cases, ellos cantaben; la moderna extensión geográfica de este fenómeno, limitada a la región central de Asturias, viene a indicarnos como punto de origen la ciudad de Oviedo. El fenómeno tuvo alguna extensión por las Asturias de de Santillana y por León durante la Edad Media si bien con carácter esporádico y de poco arraigo.
Esa influencia dataría de la época en que Oviedo era ciudad regia, ya que después no es concebible que Oviedo irradiara sus modalidades tan lejos.
Los arabismos se manifiestan ya en esta época, como es natural; como más antiguos aparecen en los documentos las voces acitara, alcor, alfoz, almafalla, almexía, cármez, metcale, xafarice.
Hegemonía leonesa: Desde 920 a 1067
El predominio leonés empieza con el establecimiento de la Corte en León; alcanza en seguida su auge con Ramiro II pero después decae con los ineptos sucesores Sancho I, Ramiro III, Bermudo II; entonces el vascón Sancho el Mayor aspira a la preponderancia y vence a los leoneses; el periodo acaba cuando Castilla gobernada por la dinastía de Sancho el Mayor y guiada por el Cid, emprende su decidida lucha por la hegemonía.
Tenemos alguna muestra segura de la evolución del idioma en este periodo. Sabemos que en León, durante el siglo X convivían las formas arcaicas de diptongos decrecientes, carraira, carreira, con las formas neológicas carrera, mientras que en el siglo XI las formas –airo, -aira habían ya caído en desuso; y el diptongo –eiro, -eira se iba anticuando; en semejante modo coexistían también auro, ouro, oro; Castilla se distinguía de León en usar ya únicamente las formas neológicas, carrera, oro.
En la Castilla de Fernán González, la que ocupaba la antigua Cantabria, o sea, la región del alto Ebro y del alto Pisuerga, ensanchada en el siglo X hasta la ribera del Duero, el romance progresaba con más intensidad que en los demás sitios: decían por ejemplo: carrera y soto o no pronunciaban la f- inicial, cuya pérdida es el rasgo más característico del castellano.
Este dialecto castellano se adelantaba, por otra parte, a los demás peninsulares, haciéndose lengua poética en los cantares de gesta breves que desde muy pronto aparecieron en Castilla (cfr. Mdez. Pidal: “Poesía Juglaresca y Juglares”). Y se adelantaba también a todos al empezar a fijarse por escrito, pues el texto quizá más antiguo que en romance existe es uno en castellano, que el Museo Británico conserva: conocido por el nombre de Glosas Silenses (finales del siglo XI), por ser escritas en Silos (Bu). Contiene este códice una serie de glosas o apostillas (obra acaso de un monje para facilitar el trabajo de algún estudiante) adosadas a un texto latino. Casi de la misma época es otro códice análogo conocido por Glosas Emilianenses, o de San Millán (Lo).
Mas a pesar de esta singular energía vital de aquel habla dialectal de Castilla, el dialecto preponderante hasta la segunda mitad del siglo XI fue el antiguo dialecto leonés.
Castilla en este periodo aspiraba solo a su independencia, no a la hegemonía política. Varios de los rasgos peculiares de su lengua no estaban todavía fijados con precisión.
El primer texto castellano conservado, las Glosas Silenses no presentan aun los caracteres propios de la lengua castellana.
La influencia mozárabe y árabe se hizo poderosísima en el siglo X, culminando en la época de Almanzor. Los nombres de persona árabes abundan extraordinariamente entre cristianos y hasta se componen patronímicos con el árabe ibn, hijo, plural, bani, como hace un donante a Sahagún en 962, que se llama Fortunius iben Garseani; los condes de Carrión adoptaban los nombres de familia que les daban los árabes: Vani Gómez.
A esta época debe remontar el famoso apellido Benavides: esto es Bani-Vidas, los hijos de Vidas, y así se explica el nombre de lugar Benabarre en Aragón, como nombre de un descendiente de un Navarro.
Algunos arabismos comunes que ya aparecen en esta época: albalá, alkalde, alfierez, alfondega, alveidar, arrabalde, arrobo, azémila, harroba, maquila, meçkita, zumaque, todos los cuales subsisten hoy día sin contar otros muchos ya olvidados del todo.
(Fuente principal: R. Menendez Pidal: El idioma español en sus primeros tiempos. C. Austral, 1942)
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