Lo malo no es que haya autonomía. De hecho, la historia de España es una historia de fueros y libertades. Pero el actual sistema autonómico es malo, por su base liberal y no foral, porque duplica el centralismo que en realidad debería evitar, porque da demasiadas alas al separatismo, porque ha cambiado el mapa creando regiones artificiales y con nombres absurdos, porque ya no se habla de regiones, con toda su connotación de tradición, costumbres, historia, etc., sino de "comunidades autonómicas", que no suena a patria sino a burocracia, porque ha aumentado exponencialmente la burocracia, el enchufismo, el amiguismo, los privilegios de unos pocos que viven como reyes mientras el pueblo lo pasa mal, etc., etc., etc.