ANEXO 3

Fuente: Pueblo, 4 de Noviembre de 1970, página 6.



CARRILLO, SECRETARIO DEL P. C. ESPAÑOL

DISPUESTO A ALIARSE (AUNQUE SEA CON EL DIABLO)


PARIS, 4. (Por telex, de nuestra corresponsal, Pilar NARVIÓN).

Desde hace dos meses se venía hablando de la escisión del partido comunista español; pero como nosotros somos tan originales, nuestra escisión, en lugar de ser «hacia la derecha», como ocurre en todos los partidos comunistas occidentales –si se me permite esta expresión de «hacia la derecha», refiriéndome, por ejemplo, a la expulsión de Garaudy en Francia–, ha sido una escisión «hacia la izquierda».

En el partido comunista español, en lugar de un teorizante de la «vía hacia el socialismo», el hereje es un terrible militante al que una imagina mal escribiendo libros sobre la evolución del pensamiento comunista. El hereje a la española es nada menos que Líster.

Líster se ha erigido en líder del partido comunista español, de estricta ortodoxia moscovita; ha creado su propia publicación, «Mundo Obrero», y ha aprovechado para acusar en ella a Santiago Carrillo de culto a la personalidad, antisoviético feroz, antimarxista declarado, nacionalista y modelo de burgués aliado con el neocapitalismo. La verdad es que lo único que le falta a Líster, o a quien le escriba los editoriales, es sentido del humor: al retrato de Carrillo sólo le falta la acusación de franquista.

Que no se haga ilusiones Blas Piñar: Santiago Carrillo es comunista de los pies a la cabeza, diga lo que diga el pintoresco Líster, y bastante más peligroso para la tranquilidad del neocapitalismo que el conocido general del quinto regimiento.


El modelo español del socialismo

El cisma del partido comunista tiene dos puntos de partida, que conducen al mismo lugar. Históricamente, la denuncia del partido comunista de Carrillo contra la acción rusa en Checoslovaquia, denuncia que nunca rectificaron ni suavizaron. Teóricamente, el partido comunista español pasa por sus crisis de revisionismo, como todos los partidos comunistas occidentales, y como en el caso de Garaudy en Francia, en el español apuntan las teorías del famoso «modelo español hacia el socialismo».

El cisma español tiene suficiente entidad para que la Prensa francesa le haya dedicado gran atención. El último número de «Le Monde» le dedica una página entera, en la que, además de todo el relato sobre la crisis y un retrato a vuela pluma de Líster, se publica una larga entrevista con Carrillo, de la que entresacamos algunos puntos.

Carrillo reconoce la separación de Líster; asegura que sólo siguen al antiguo general unos sesenta exiliados de Rusia y algunos de Francia, y una mínima cantidad del interior. Acepta la teoría de que la unanimidad comunista es imposible que exista hoy «como en los tiempos del Komintern», por toda una serie de razones de distintas realidades nacionales que analiza a fondo. Asegura que los locales del partido comunista en Moscú siguen perteneciendo a su fracción y que la secesión de Líster es «una caricatura del partido comunista».

Carrillo reafirma su posición crítica de la acción rusa en Checoslovaquia, y dice: «Nosotros no subestimamos la importancia de la Unión Soviética como potencia antiimperialista, pero estamos contra la división del mundo en dos bloques militares, contra las zonas de influencia, que no sirven finalmente nada más que al imperialismo». Hay que reconocer que parte de esta frase la podía haber pronunciado De Gaulle o Pompidou.

Carrillo no tiene el menor interés en ocultar que para conseguir sus fines «está dispuesto a aliarse aunque sea con el diablo», añadiendo que «la oposición burguesa les resulta necesaria, y es suficiente leer la Prensa –la española, se entiende– para observar que existe».

Nada hostil a la posibilidad de un aliado católico, Carrillo dedica un párrafo a la Iglesia española, «que ha sido la más integrista y reaccionaria, pero en la cual aparecen ahora corrientes poderosas que pueden hacer de la Iglesia española la más progresista del mundo».

El final de las declaraciones de Carrillo es éste: «Usted lo sabe, nosotros hemos dicho muchas veces que el socialismo español marchará con la hoz y el martillo en una mano y la cruz en la otra».

Lo que no nos dice Carrillo es si la cruz la llevará el socialismo en la izquierda.