ANEXO 4
Fuente: Arriba, 17 de Noviembre de 1970, página 3.
OPINIONES
Ha sido el profesor Velarde Fuertes quien, al hablar de la Falange (ARRIBA, 15 de noviembre) acaba de decir: «Y, entonces, en lugar de la reforma agraria, la fiscal y la bancaria, se nos habló de luceros, de imperios y de retórica, que era el floripondio de una doctrina. Todo se quedó en discursos, sólo con el floripondio, y, al final, nos quedamos sin banderas». Luego añade inmediatamente: «Quien había ganado la guerra era la derecha y la extrema derecha, los conservadores. Y hubo un pacto, esperando hacerse con el poder, seguramente porque el alud reaccionario fue inevitable».
* * *
Sólo un día antes de que Pedro Rodríguez haya transcrito fielmente ese juicio abrumador y acusatorio del ilustre economista, en «Fuerza Nueva» (14 de noviembre) he leído un breve artículo en el que se afirma, categóricamente, que se prepara el sepelio de la Falange. A ese artículo corresponden estos párrafos:
«Ahora, al parecer, y de mano de determinadas jerarquías, se piensa hacer –al menos los síntomas que se observan así permiten deducirlo– el entierro oficial, con coronas alusivas y todo, de la Falange. Para ello se van orquestando, pausadamente, para no alarmar demasiado, pero con una constancia que se echa de menos en otros menesteres, los pasos previos para el sepelio definitivo. Los españoles tienen el defecto de pensar por su cuenta y les hace reflexionar cosas tales como la conmemoración «de gala» del 29 de octubre en el Consejo Nacional; el artículo, ya a cara descubierta, de Campmany en ARRIBA; el exilio forzado de la camisa azul; la falta de fondos «este año» para la conmemoración del primer caído de FET y de las JONS, Ruiz de la Hermosa; lo que ha pasado –y ya comentaremos– con el concursante de TVE sobre el tema «José Antonio»».
Y continúa: «Todo ello mientras en las salidas del «Metro», a horas casi fijas, se distribuyen con descaro escritos y consignas del partido comunista español, se llenan los buzones domiciliarios de publicaciones marxistas, se pintan paredes públicas con «slogans» sobre amnistía política, aumentan las manifestaciones y algaradas callejeras…».
BOMBEROS, NO
¿A qué Falange se refiere el periódico que inspira don Blas Piñar? Porque, seguramente, «Fuerza Nueva» no alude a la Falange que sugiere el profesor Velarde Fuertes, entre otras razones porque ésa es difícil de enterrar. Blas Piñar o «Fuerza Nueva», que tanto monta, aluden, sí, a aquella otra cuya ardorosa ingenuidad fue utilizada en otro servicio que el servicio de la gran España que ambicionaba la Falange. Si es a ésa, bendito sea su enterramiento. Si la Falange que, según «Fuerza Nueva», va a ser enterrada es aquélla que se destinó, en profecía de José Antonio, a desfilar ante los mascarones de turno encaramados en el Poder, bendito sea, también, su enterramiento. Si la Falange que echa de menos «Fuerza Nueva» es la que tan generosamente sirvió como guardia de la porra a la oligarquía capitalista triunfante, que la entierren cuando quieran.
Pero vamos a ver si nos entendemos: «Fuerza Nueva», que tan tercamente combatió toda posibilidad de apertura en la misma medida que esas posibilidades eran defendidas en el Consejo Nacional o en las Cortes Españolas o en la Prensa por falangistas bien calificados (léase: libertad religiosa, asociacionismo, apertura comercial y diplomática al Este, etc.), no debe equivocarse o tratar de equivocar a los demás. La Falange Española, la Falange 70, es un cuerpo de doctrina sugestivo y esperanzador, en buena parte incorporado al ideal retablo político del Régimen; en buena parte, inédito; la Falange Española es, además, historia: una historia heroica, decorosa y emocionante; la Falange Española son, por último, muchos cientos de miles de hombres que, individualmente, creen en esa doctrina y están dispuestos, en la medida que cada tiempo ofrezca, a hacer de su aplicación un destino humano y un servicio permanente. Pero sépalo también «Fuerza Nueva»: ni ese cuerpo de doctrina, ni esos centenares de miles de hombres pueden ser destinados ya a convertirse en los bomberos que pongan a cubierto de otros vendavales los intereses privados que, en nombre de tantas cosas respetables, defiende la revista de don Blas Piñar.
Si se distribuyen escritos y consignas del partido comunista español o se llenan los buzones domiciliarios de publicaciones marxistas o se pintan paredes públicas o aumentan las manifestaciones y algaradas callejeras, allá el Ministerio de la Gobernación y la Fuerza Pública. ¿Qué pito, flauta o chirimía hemos de tocar los falangistas en esta historia? Si todo eso ocurre, «Fuerza Nueva» sabe perfectamente por qué ocurre. Y si no lo sabe, a título personal y sin otro deseo que el de reportarle información, le aconsejo una urgente lectura de las declaraciones de Juan Velarde Fuertes a Pedro Rodríguez publicadas en este periódico el pasado domingo.
Todas esas cosas que tanto alarman a «Fuerza Nueva» serían cada vez menos posible con una mayor aplicación práctica de la doctrina de José Antonio. Pero, tal vez, esa aplicación estricta tampoco complacería a don Blas Piñar.
Gabriel ARACELI
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