LA UNIDAD NACIONAL (Mayo de 1931)
I.-BREVES COMENTARIOS AL PASADO
FRENTE A LAS INTERPRETACIONES DE LA DECADENCIA ESPAÑOLA
Que en España no van bien las cosas, al parecer desde tiempos remotos, lo saben ya los españoles
desde que nacen. Hay y existen mil interpretaciones, mil explicaciones, acerca de los motivos por los que
España camina por la Historia con cierta dificultad, con pena y sin gloria. Es hora de renunciar a todas ellas.
Son falsas, peligrosas, y no sirven en absoluto de nada. Bástenos saber que sobre España no pesa
maldición alguna, y que los españoles no somos un pueblo incapacitado y mediocre. No hay en nosotros
limitación, ni tope, ni cadenas de ningún género que nos impidan incrustar de nuevo a España en la
Historia universal. Para ello es suficiente el esfuerzo de una generación. Bastan, pues, quince o veinte años.
LA LEJANÍA HISTÓRICA
Mucho hay que andar hacia atrás en el camino de la Historia para encontrar victorias plenas y pulsos
firmes. Renunciamos a andar con exceso tal camino. Porque si para la actitud de despego hacia esa larga e
inacabable zona histórica de la liquidación nos es suficiente barruntar o sospechar que ha existido, también
para la actitud admirativa y de orgullo por horas magníficas de nuestra propia raza nos basta sospechar
asimismo que han tenido, en efecto, realidad formidable algún día. Aparte de que no es en la Historia, en el
pasado histórico, donde hemos de dar nosotros la batalla. Necesitamos, si ésta ha de ser eficaz, enemigos
cercanos y concretos. Por eso, en vez de remontarse España atrás, en busca del hecho fatídico, el hombre
culpable o las ideas virulentas a quienes imputar las responsabilidades por la Patria deficiente que hoy
tenemos, nos corresponde percibir y descubrir los hechos, los hombres y las ideas de esta misma hora.
En otro caso, correremos el peligro de luchar contra fantasmas y contra enemigos ilusorios, lo que nos
convertiría a nosotros también en fantasmas y en repugnantes desertores.
LA DIMENSIÓN HISTÓRICA
La dimensión histórica es, por fortuna, inesquivable. Saberse nacido en el seno de un gran pueblo,
en el que gentes de la misma sangre que uno, poco más o menos igualmente dotados que uno, realizaron
empresas de relieve histórico formidable, es, sin ninguna duda, un ingrediente de gran fertilidad. Se tiene
así la certeza de moverse en el círculo de las ambiciones legítimas, y de que sólo es cuestión de ingenio,
de heroísmo y de voluntad el atrapar de nuevo las riendas del triunfo...
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