Re: Inmigrantes violadores. El silencio de los medios
Comparto totalmente la idea leída en algún medio de que en lugar de subvencionar a toda esta gente, hay que destinar ese dinero a inversiones en infraestructuras en sus países de origen. Toda la verborrea del sector parásito (léase eso que llaman "clase política"
) sobre este creciente problema a marchas forzadas, y que va a traer consecuencias incalculables, quedaría desmontada de un plumazo si se les exigiesen explicaciones debidamente documentadas de porqué no llevan a cabo fuera acciones concretas que ayudarían mucho más, en lugar de estar regalando limosnas "buenistas" con fondos que no son suyos. La cuestión añadida es más bien: ¿interesa hacer esas inversiones que no se hacen, o les resulta mucho más conveniente a sus inconfesables intereses que la inmigración acabe por diluir España en una sopa multicolor?
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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