"Siempre la hambre es medicina, siempre el ahíto, enfermedad. Más fácilmente se añade lo que falta, que se quita lo que sobra. El mendigo pide que le den lo que no tiene, el rico que le añadan lo que le sobra. Al opulento, a pesar de lo que tiene, le hace mendigo lo que desea; porque no se juzga rico el que tiene mucho, si no lo tiene todo. Cierto es que nadie puede en este mundo tenerlo todo, empero despreciarlo todo puede cualquiera. Uno solo le ofreció todo a uno, y ése fue Satanás; el sagrado Evangelio nos enseña que aquella no fue dádiva sino tentación". Francisco de Quevedo, "Virtud militante".