Un buen blog:
Rincón de Tolkien
Buen blog, si señor, nada que ver con otras "cosas" que he tenido ocasión de ir viendo. Intento imaginar qué diría este buen señor si levantase la cabeza, acerca de la cantidad de barbaridades, burradas, insensateces, necedades...etc., que se han podido decir de él, sus intenciones y su obra.
Pero supongo que es parte del precio a pagar por una labor como la suya ante la "Asnología Extendida", tanto en su vertiente teórica como en su praxis, que comenzando en el "cole" y el "insti", continúa hasta la mismísima "uni". "Cencia" nueva que afecta a cierto profesorado y el correspondiente alumnado, iluminados ambos sectores del mismo círculo de "asnalfabetismo" liberal-marxistoide-masónicoideo de la lobotomía frontal implantada en Occidente a través de la más magistral demagogia.
Y esto afecta tanto a cierta izmierda, como a cierta ultraderecha, ya se consideren "progres" de la estulticia, ya del racialismo más nordicista. Y es que hay demasiado alucinado que sueña con ratones colorados o con cebras a lunares, la cosa es no parar. ¡De pena!
Por eso, digo, que es un buen blog, tal y como lo ha visto Ordóñez.
Última edición por Valmadian; 01/01/2010 a las 21:21
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Tolkien y el mito cristiano, por Joseph Pearce
“El Señor de los Anillos es, por supuesto, una obra fundamentalmente religiosa y católica; inconscientemente a primera vista, pero conscientemente en una segunda lectura. Por esta razón no he incluido o he quitado practicamente toda referencia a la religión, culto o prácticas religiosas en el mundo imaginario. El elemento religioso está absorbido por la misma historia y su simbolismo”
(J. R. R. Tolkien, Cartas, nº 172)
Por qué dice Tolkien que El señor de los anillos es una obra católica
Joseph Pearce
A los católicos que lean entrevistas con los responsables de las películas o escuchen los comentarios de los DVD, les podría sorprender escucharles calificar la historia como un ejemplo de virtudes paganas. ¿Cómo pueden decir tal cosa?
El autor de la obra, J.R.R. Tolkien, fue durante toda su vida un devoto católico que se entregó en cuerpo y alma a la escritura del mito que ahora cautiva a una nueva generación medio siglo después de su primera publicación. Tolkien insistió en que el hecho de que él fuese “un cristiano (lo cual se puede deducir de mis historias), y de hecho, un católico”, era el elemento más importante y “verdaderamente significativo” de su obra.
¿Donde está Cristo?
Si es cierto que “El señor de los anillos” es una obra “fundamentalmente religiosa y católica”, ¿por qué Cristo nunca es mencionado en sus páginas? Si la fe católica es en efecto tan “significativa” como su autor afirmaba, ¿dónde están exactamente los indicios católicos que le otorgan ésta importancia?
Como respuesta a la primera de estas preguntas, Cristo nunca es mencionado por su nombre simplemente porque la mitología de Tolkien tiene lugar miles de años antes de la Encarnación. Él no es mencionado en “El señor de los anillos” por la misma razón por la que tampoco se le menciona en el Antiguo Testamento. Aún no había aparecido en persona y, por consiguiente, está presente implícitamente a través de la Gracia, no explícitamente en persona.
Cristo es, sin embargo, el rey de la mitología de Tolkien, que por extensión, apunta a Él de la misma forma que el Antiguo Testamento. Para exponer el tema de un modo conciso, “El señor de los anillos” se entiende mejor si se lee a través del prisma del Evangelio, del mismo modo que el Antiguo Testamento se comprende mejor si se lee teniendo en cuenta el Evangelio.
Desde luego, uno puede leerlo sin ese conocimiento pero hacerlo así conlleva perderse el propósito fundamental de la obra.
Uno puede leer el Antiguo Testamento siendo judío, musulmán o, incluso, agnóstico o ateo, pero no entenderá el carácter profético del antiguo como una prefiguración o profecía del nuevo. Uno puede leer “El señor de los anillos” siendo ateo o agnóstico, o es más, siendo un neo-pagano del New Age, pero no entenderá su importancia “fundamentalmente religiosa y católica”. Uno chapoteará en la superficie de las sombras, en lugar de sumergirse de cabeza en las gloriosas profundidades de la luz.
“Por encima de todas las sombras sale el sol”, afirma Samwise Gamgee entre las Escaleras de Cirith Ungol en “Las dos torres“, declarando su fe y esperanza en un poder inalcanzable para la Sombra. El ilusionado hobbit, como el cristiano lleno de esperanza, no cae en la desesperación, incluso en medio de la maldad más grande. La oscuridad nunca puede prevalecer a la larga en presencia del Sol que nunca se pone.
Los símbolos
Si, no obstante, nunca se menciona a Cristo por su nombre en “El señor de los anillos“, ¿cómo podemos distinguir su invisible presencia?
El paralelismo más obvio entre el mito de Tolkien y la Verdad cristiana, que se refleja con tanta exactitud, está en la naturaleza de la búsqueda, que constituye el animus principal de la historia de Tolkien. El viaje de Frodo y Sam al mismísimo centro de Mordor para destruir o deshacer el anillo en el fuego del Monte del Destino constituye un emblema de la imitación cristiana de Cristo llevando la cruz del pecado.
A su más profundo nivel, “El señor de los anillos” es una obra de Pasión eminentemente mística. Llevar el anillo — emblema del pecado — es llevar la cruz. Ésta es la aplicabilidad primordial del “Señor de los anillos” — que debemos perder nuestra vida para ganarla; que hasta que muramos no podemos vivir; que todos debemos aceptar nuestra cruz y seguirle.
Todo esto se podría deducir de la historia en sí pero Tolkien hace el paralelismo aún más explícito. “Yo debería decir”, escribió, explicando los momentos finales en el Monte del Destino, “que dentro del modo de la historia, esto ejemplifica (un aspecto de) las conocidas palabras: 'Perdona nuestras deudas así como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. No nos dejes caer en la tentación más líbranos del mal”.
Por si esto no fuera suficiente para silenciar a aquellos escépticos que rechazan con obstinación reconocer la primordial dimensión cristiana del “Señor de los anillos“, Tolkien la hace aún más inequívoca, e inevitable, en el hecho de que el culminante intento por destruir el anillo, y como consecuencia al Señor Oscuro que lo había forjado, ocurre el “25 de Marzo”
La importancia de esta fecha no escapará a la atención de los estudiosos católicos, aunque es ciertamente pasada por alto con demasiada frecuencia por los admiradores no cristianos de Tolkien. Tom Shippey, un estudioso anglosajón y experto en Tolkien, afirma en su libro, “El camino a la Tierra Media“, que en “la creencia anglosajona, y en la tradición popular europea tanto antes como después, el 25 de Marzo es la fecha de la crucifixión".
Es también, por supuesto, la fiesta de la Anunciación, la celebración del centro absoluto de toda historia, el momento en el que Dios se encarna en hombre.
Católico y catedrático de Oxford, Tolkien sabía muy bien la importancia del "25 de Marzo". Ésta significaba la forma en la que Dios había "deshecho" la Caída, que, como el anillo, había situado a la humanidad bajo el dominio de “la Sombra”. Si el anillo que el héroe quiere “deshacer” en la culminación de la búsqueda de Tolkien es “un anillo para gobernarlos a todos y atarlos en las tinieblas”, la Caída fue “un pecado para gobernarlos a todos y atarlos en las tinieblas”. El 25 de Marzo, el pecado, como el anillo, había sido “deshecho”, destruyendo el poder del Señor Oscuro.
Aparte de este paralelismo crucial, hay, por supuesto, muchos otros ejemplos de la verdad católica resplandeciendo desde las páginas de la obra maestra de Tolkien — demasiadas para mencionarlas en un solo artículo. Es, sin embargo, muy reconfortante en medio de estos oscuros días, que el libro más popular del siglo XX y la película más popular del nuevo siglo, saque su poder y su gloria de la luz del Evangelio.
Tomado de Catholic Education
Entrevista a Joseph Pearce sobre el «Señor de los Anillos» NUEVA YORK, 19 noviembre 2001 (ZENIT.org).
«El Señor de los Anillos» es posiblemente el libro más vendido del siglo XX. Pearce reflexiona sobre Tolkien (1892-1973) y su obra en esta entrevista.
--Algunos critican las historias fantásticas del autor de Oxford, considerando que detrás tienen una orientación pagana. ¿Es este el género de Tolkien?
--Tolkien habla de mitos y de cuentos de hadas más que de «fantasía». Fue un practicante toda su vida y un auténtico católico practicante que creía que la mitología tenía la función de transmitir ciertas verdades transcendentes que de otro modo son casi imposibles de decir dentro de los límites fácticos de la novela «realista».
Para comprender la «filosofía del mito» de Tolkien, es útil empezar con una máxima de G.K. Chesterton: «los hechos no vienen antes; la verdad es la primera» («not facts first, truth first»).
Tolkien y Chesterton diferenciaron claramente entre hechos, que son algo puramente físico, y la verdad, que es metafísica.
De este modo, un mito o un cuento de hadas pueden expresar amor y odio, egoísmo y autosacrificio, lealtad y traición, bien y mal... Se trata de realidades metafísicas verdaderas, aunque expresadas en un marco mitológico.
No es necesario que los cristianos se preocupen del papel de una «historia» como transmisora de verdad. Después de todo, Cristo fue el más grande narrador de historias de todos. Sus parábolas podrían no estar basadas en hechos pero no necesariamente estos hechos fueron reales.
Tome, por ejemplo, la parábola del hijo pródigo. Probablemente, Cristo no se estaba refiriendo a un hijo concreto, ni a un padre en concreto, ni a un hermano envidioso en particular. El poder de la historia no reside en el hecho de que esté basada en los hechos sino en que está llena de verdad.
No pasa nada si el hijo pródigo nunca existió como persona concreta; existe en cada uno de nosotros. Nosotros somos todos, en un momento u otro, un hijo pródigo, un padre que perdona o un hermano envidioso. Es «aplicable» a todos nosotros. Es la verdad de la historia, lo que importa, no sus hechos.
Este era el punto de vista de Tolkien. Por otra parte, hay más verdad en «El Señor de los Anillos» que en muchos ejemplos de realismo ficticio.
--En años recientes, lo mágico como juegos, espectáculos de televisión, etc. han cobrado mucha popularidad entre los adolescentes. Dado el modo en que los poderes mágicos son presentados en «El Señor de los Anillos», ¿piensa que podría ser peligroso para nuestros chavales?
--Hay muy poco que pueda ser denominado mágico en «El Señor de los Anillos». Hay mucho más de sobrenatural, pero sólo en el sentido de que Dios es sobrenatural, o que Satán es sobrenatural, o que el bien y el mal son sobrenaturales.
Sería más apropiado describir lo llamado mágico en «El Señor de los Anillos» como «milagroso», cuando sirve al bien y «demoníaco», cuando sirve al mal.
La Tierra Media de Tolkien, el mundo en el que encuadra «El Señor de los Anillos», está bajo el poder final del Unico Dios. Está también bajo la influencia corruptiva de Melkor, el ángel caído que es el Satán de Tolkien.
El mayor servidor de Satán, Sauron, es el Señor de las Tinieblas que es el enemigo en «El Señor de los Anillos». En otras palabras, la Comunidad del Anillo está en lucha para acabar con los siervos de Satán.
¿Cómo pueden los cristianos poner objeciones a una búsqueda cuyo propósito es frustrar los malos designios de un enemigo demoníaco? Lejos de ser una «fantasía», «El Señor de los Anillos» es un «thriller» teológico.
--¿Usted piensa que esta era la intención de Tolkien?
--No hay duda de que «El Señor de los Anillos» es un mito profundamente cristiano pero esto no significa que sea una alegoría.
A Tolkien no le gustaba la alegoría pues la consideraba como una forma literaria más bien tosca. En una alegoría, el escritor empieza con aquello que se propone demostrar y construye una historia para llegar a este propósito. La historia es realmente poco menos que un medio para ilustrar la moraleja.
Tolkien creía que un mito no debería ser alegórico sino que debería ser «aplicable». En otras palabras, la verdad que emerge en la historia puede ser aplicada a la verdad que emerge de la vida.
Hay, de todos modos, bastante de verdad en «El Señor de los Anillos» aunque su autor nunca se propuso intencionalmente presentar alegóricamente su obra. Es, quizás, una sutil distinción pero era algo que Tolkien creía que era importante.
--¿Qué valores piensa que nos puede enseñar «El Señor de los Anillos»?
--Los valores que surgen en «El Señor de los Anillos» son valores que manan del Evangelio.
En la caracterización del hobbit, el más improbable de los héroes, vemos la exaltación de la humildad. En la figura de Gandalf, vemos el arquetipo de un patriarca del Antiguo Testamento, su bastón aparentemente tenía el mismo poder que el de Moisés.
En su aparente «muerte» y «resurrección», lo vemos emerger como una figura semejante a Cristo. Su «resurrección» se convierte en su transfiguración.
Antes de entregar su vida por su amigos era Gandalf el Gris; después, se convierte en Gandalf el Blanco. Es blanqueado en la pureza de su autosacrificio y emerge más poderoso en virtud que nunca.
El personaje de Gollum es degradado por su apego al Anillo, el símbolo del pecado de orgullo. El poseedor del Anillo es poseído por su posesión y, en consecuencia, es desposeído de su alma. El portador del Anillo siempre se hace invisible a aquellos que son buenos, pero al mismo tiempo se hace más visible a los ojos del mal.
Entonces vemos que el pecador se excomulga a sí mismo de la sociedad de los buenos y entra en el mundo de Satán.
Por último, el hecho de llevar el anillo por parte de Frodo, y su heroica lucha por resistir a la tentación de sucumbir a sus poderes maléficos, es semejante al llevar la Cruz, el supremo acto de olvido de sí.
De este modo, en «El Señor de los Anillos», las fuerzas del mal son vistas como poderosas pero no omnipotentes. Se da la percepción de que la divina providencia está del lado de la Comunidad y que, al final, ésta prevalecerá contra todos los pronósticos. Como Tolkien dice sucintamente, «Sobre todas las sombras cabalga el Sol».
--Muchos se quejan de la depravación de los medios de comunicación. ¿Qué podemos aprender de Tolkien para mejorar la calidad del entretenimiento?
--La mayor lección de Tolkien es la naturaleza objetiva de la verdad. El mal es real; al igual que el bien.
Bondad es la real presencia de Dios; mal es su real ausencia. Tolkien no tiene tiempo para el relativismo amoral que prevalece en buena parte del entretenimiento actual.
El hecho de que el mito de Tolkien contenga más verdad que muchas obras realistas constituye una condena de la falsa imagen que presentan los medios de comunicación.
Volviendo a escribir en el querido foro de Hispanismo.org os molesto con nuestro querido y admirado Tolkien.
Dos cosas:
1) En una carta que Tolkien escribe desde Italia demuestra ser un católico tradicionalista y no un progre:
"""Me siento todavía deslumbrado por los frescos de Asís. Tenéis que visitarlos.
Llegamos para la gran fiesta de Santa Chiara la víspera 11-12 de agosto. [[¡Misa solemne
cantada por el cardenal Micara con acompañamiento de trompetas de plata
durante la elevación!]]"""
Carta 167 de Carpenter. Mi cuestión es también preguntaros si hay más citas, en las cartas sobre todo, de él demostrando que era un católico en serio y no de "puro palabrerío".
2) Esta es una pregunta que está al final del punto. En otra carta publicada antes habla sobre los títulos de los verdaderos libros y verdaderas divisiones de "ESDLA". Diciendo que en realidad la división en tres es producto de los editores por otras cuestiones que se nombra en otras cartas que ahora no las recuerdo:
"""P.D. El libro, por supuesto, no es una «trilogía». Eso y los títulos de los volúmenes
son un disparate considerado necesario para la publicación por causa de su
longitud y su coste. No existe verdadera división en 3, ni ninguna de sus partes es
inteligible por sí sola. La historia se concibió y se escribió como una totalidad y las
únicas divisiones naturales son los «libros» I-VI [[[(que originalmente tenían título)]]]."""
Carta 165 de Carpenter.
Mi pregunta es la siguiente: Valmadian, o alguien, ¿sabe cuáles eran esos títulos?, sabemos bien que cada "libro arbitrario" (osea "La comunidad", "Las Dos Torres", y "El Retorno") tienen dos libros cada uno. Quiciera saber si se sabe cuáles eran esos nombres originales.
Ante todo salud a todos y que estén, siempre, con Cristo.
-- " ¡Dios, Patria y Familia... o muerte! " --
Agustiniano!!!! Cuanto me alegro de volver a verte por aquí, amigo!!!Pesaba que te habías aburrido de nosotros...
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No se si ya se ha comentado con antelación, pero en Tolkien una de sus "menos sutiles" ideas es la defensa de la monarquía. Por supuesto me estoy refiriendo a la restauración como rey de Aragorn, el verdadero linaje destinado a gobernar Gondor, y descendiente de aquellos que vinieron desde Númenor, en detrimento del Senescal, un hombre de débil voluntad además de corrupto.
Fíjense en el rebrotar del árbol blanco tras el ascenso al trono de Aragorn. Su reinado inaugura la cuarta edad de la Tierra Media. Simultáneamente, Bilbo y Frodo parten "al más allá", a la tierra de esos dioses que no son tal porque están sometidos a la voluntad de un artífice supremo (Ilúvatar o Eru para los elfos).
Los dioses y la mitología son, por tanto, conciliados con la idea de un único Dios Todopoderoso y Supremo, creador del cielo y de la Tierra Media. Así pues, los Maia y los Vanir sólo representan tentáculos de su divina voluntad. Lo que los griegos habrían identificado con dioses de la naturaleza, etc.
Exhuberante es el episodio de Tom Bombadil, una nota completamente discordante en la obra Tolkiniana, misterio todavía hoy sobre el que mucho se ha especulado, pero nunca sabremos a ciencia cierta su rol en la obra. Yo me inclino a pensar que es una intervención del propio autor en su obra sobre todo cuando afirma: "yo ya estaba aquí antes que el primer árbol" y dada su condición de amante de lo rural (vive en una casa en el bosque con su esposa Baya de Oro, cantando y bailando va a buscar lirios de agua para ella).
¿Alguien dispuesto a comentar este episodio de la obra?
Dado que este es tu primer mensaje, recibe mi bienvenida al Foro. Y ahora daré mi opinión acerca de las cuestiones que planteas.
Desde luego Tolkien nunca fue sutil respecto a su fe y a sus convicciones políticas. Y es que siempre fueron rasgos de su personalidad sin los cuales nunca hubiera sido quien fue. Pero, no olvidemos que era "su derecho" del mismo modo que también lo era el plasmarlo en su obra. Por tanto, bien planteado como apunte para dar lugar a una mayor profundización en su persona y obra, no tendría lugar o cabida como reproche.
Carpenter, en J.R.R. Una biografía dice:
"Tolkien era, según la jerga moderna "de derechas": reverenciaba a su rey y a su país y no creía en el gobierno del pueblo; pero se oponía a la democracia sólo porque pensaba que el pueblo no obtendría ningún beneficio con ella. Escribió una vez: No soy un demócrata, aunque sólo sea porque IGUALDAD y HUMILDAD son principios espirituales corrompidos por la intención de mecanizarlos y formalizarlos, con el resultado de que no obtenemos pequeñez y humildad universales, sino universales GRANDEZA y ORGULLO hasta que algún Orco se apodere del anillo de poder y entonces recibiremos y estamos recibiendo ESCLAVITUD."
(...) su compromiso con el cristianismo, y en especial con la Iglesia Católica, era total. Esto no significa que la práctica de su fe fuera siempre para él una fuente de consuelo: Tolkien se imponía un riguroso código de conducta, especialmente en cuanto a la decisión de confesarse antes de comulgar; y cuando (como solía ocurrir), no podía obligarse a la confesión, se prohibía también la comunión y entraba en un patético estado de angustia espiritual. Otro motivo de desasosiego fue, en sus últimos años, la introducción de la misa en lengua vernácula, porque le apenaba en lo más profundo que en la liturgia se usara el inglés en lugar del latín que conocía y amaba desde la infancia. Pero incluso durante la misa en inglés en la desnuda iglesia moderna de Headington, a la cual asistía durante su retiro, y aunque le irritasen el coro de niños y los llantos de los bebés, experimentaba al recibir la comunión una honda alegría espiritual, un estado de dicha al que no podía acceder de ninguna otra manera. Por lo tanto, la religión fue uno de los elementos más fuertes y profundos de su personalidad..." (Op. cit. pág. 146)
La verdad es que yo no encuentro existencia de "dioses" en el sentido grecolatino. Hay espíritus superiores, como pueden ser los "ángeles" que formando parte del dogma cristiano, no se les considera "dioses", por tanto no hay ninguna contradicción. Es más, Melkor, es perfectamente identificable con Lucifer (príncipe de los ángeles caídos). En mi opinión esta figura de Melkor es la más clara referencia a la naturaleza de los Ainur como equivalentes a Ángeles, pues eran espíritus puros, algunos de los cuales toman forma humana material dividiéndose en dos grupos: los Valar en número de 15 y que constituyeron los poderes de Arda, y los Maiar o servidores de los Valar. En el Antiguo Testamento se habla de Los Hijos de la Luz como diferenciados de Los Hijos de los Hombres, y la religión cristiana, por supuesto la Católica, nos indica la jerarquía de los ángeles.
Y Tom Bombadil es un maia, un espíritu del bosque. Tolkien escribió "un cuento de hadas" y en los cuentos de hadas los señores del bosque, los señores de los árboles, son parte esencial de la estructura de la narración, con lo que tampoco acabo de comprender que Tom Bombadil sea algo exótico a esta historia del ESDLA. Y para redundar en ello, basta recordar que "Tom Bombadil" es el nombre que dan los hobbits a este personaje, del mismo modo que en los cuentos europeos encontramos al "enano saltarín", mientras que a este Señor del bosque, los hombres lo llamaban Orald y, en lengua élfica, Iar-wain Ben-adar que venía a significar Anciano o Viejo. A su vez, los enanos lo llamaban "Forn". Pero todo esto que forma parte de la imaginación de Tolkien, también tiene su vertiente folklórica, por ejemplo, Tom Bombadil en la mitología vasca sería el "Baso-Jaun".
En fin, no me encajan esas especulaciones acerca de que Tolkien "firmase" su obra integrándose en la figura de este espíritu arbóreo. Y más todavía cuanto que si se identificó abiertamente con el "edain Beren" que se casó con la princesa élfica de Doriath "Lúthien" componiendo una de las las bellas baladas de la Primera Edad. Tanta fue dicha identificación que identificaba a tal princesa con su propia mujer Edith, y así en la lápida de la tumba de ambos figuran las palabras:
Edith Mary Tolkien, Luthien, 1889-1971. John Ronald Reuel Tolkien, Beren, 1892-1973.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
¿Y cómo se interpreta su caída? Porque al final sucumbe a sus poderes maléficos y no está dispuesto a arrojar el anillo; solo la intervención providencial de Gollum lo cambia todo.
Se puede decir, que al final Frodo fracasa en su misión. El personaje mas importante es el de Sam, una especie de ángel de la guarda y el de Gollum.
"De ciertas empresas podría decirse que es mejor emprenderlas que rechazarlas, aunque el fin se anuncie sombrío"
Se me ocurre que justamente Tolkien quiso que su protagonista cayera al final pero que por intervención de la Providencia, sea Gollum quien termina destruyendo el anillo. Incluso al comienzo del libro es Gandalf quien, tras reprender duramente a Frodo cuando éste le dice que mejor hubiese sido que Bilbo matase a Gollum, le recuerda que este personaje puede llegar a tener un papel fundamental en la historia.
Se me hace que la santificación final de Frodo y Sam, el ennoblecimiento en el lenguaje tolkieniano, está en el hecho clave de la reconquista de la Comarca (tema que Peter Jackson dejó fuera del film).
No sé si es el más importante pero efectivamente tiene esa función de "guardaespaldas" de Frodo y en una especie de heredero espiritual de las "grandes familias" hobbits, representadas por Frodo y sus primos.
Explícame ese trozo (o resumemelo); pese a tener los libros de ESDLA (incluído un Bestiario, el Silmarillion y el Hobbit, de una edición del 1988) nunca me los he leído, salvo algún trocito del Silmarillion, pese a querer hacerlo y la puntilla fueron las películas, con lo cual desconozco ese trozo al que aludes.
"De ciertas empresas podría decirse que es mejor emprenderlas que rechazarlas, aunque el fin se anuncie sombrío"
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Ah, amigo, no puedo hacer eso. Me pides casi un sacrilegio. Pero a ver si puedo tentarte a decidirte con El Señor de los Anillos con la siguiente reflexión:
martes, noviembre 22, 2005
Entre lo que más me gusta de El Señor de los Anillos, está el tiempo que se toma Tolkien para hacer que los personajes, al final, se despidan unos de otros. Y de las cosas. Y hasta del tiempo.
Rohan, Rivendel, Lórien, Faramir, Éowyn, Merry, Pippin... Incluso en el Apéndice que relata los últimos días de Aragorn y Arwen, hay magníficas y morosas despedidas, galantes, viriles, gentiles.
Y también aquella antigua y trágica despedida de Gilraen, que aparece precisamente en esa última parte, dicha en las tan sonoras y terribles palabras de un linnod que ella le dedica a Estel, su hijo, Elessar, Aragorn:
'Onen i-Estel Edain, ú-chebel estel anin'Toda esa última parte de El Retorno del Rey está sembrada -de un modo u otro- de transiciones melancólicas tanto como felices.
A veces he pensado que Tolkien se despedía de su historia en cada despedida y -pese a la prolongación libresca en su obra (como el Libro Rojo de Bilbo lo es de la gran tragedia que se ha vivido)-, creo que su demora no es solamente una exigencia épico-lírica.
Recuerdo como si fuera hoy cuando leí todo esto hace ya tantos años. Y la impresión es tan densa como perdurable.
Hay unas 130 páginas de casi ininterrumpidas despedidas desde que sucumbe el imperio de Sauron en la Grieta del Destino. Magníficas todas.
Y aún, después de tantos años de leerlas, y aunque a veces creo saber, todavía me pregunto qué significan de veras.
El camino sigue y sigueDice esto Bilbo, en los reinos de Elrond todavía, en una de sus despedidas finales, cuando los hobbits van ya camino de la Comarca.
desde la puerta.
El camino ha ido muy lejos,
y que otros lo sigan si pueden.
Que ellos emprendan un nuevo viaje,
pero yo al fin con pies fatigados
me volveré a la taberna iluminada,
al encuentro del sueño y el reposo.
Aun detrás del recodo quizá todavía esperenY cambiando un poco las palabras antiguas, dice musitando Frodo junto a Sam -como contestando aquellos versos de Bilbo-, más tarde, mientras ambos ya van por el camino a la Comarca, poco antes de encontrase con Gildor, el Elfo y su Compañía, y Elrond y Galadriel y el propio Bilbo, todos ellos además rumbo a los Puertos Grises.
un camino nuevo o una puerta secreta;
y aunque a menudo pasé sin detenerme,
al fin llegará un día en que iré caminando
por esos senderos escondidos que corren
al oeste de la Luna, al este del Sol.
Y otra despedida habrá allí, entonces, entre Frodo y Sam, cuando se hace claro el plan de Arwen y Gandalf para curar a Frodo, que partirá en lugar de la Dama Estrella de la Tarde más allá del horizonte.
Pero -dijo Sam, mientras los ojos se le llenaban de lágrimas-, yo creía que también usted iba a disfrutar en la Comarca, años y años, después de todo lo que ha hecho.Sin embargo, con ser tan espléndidas todas ellas, y cada cual más que la anterior, no sé por qué celebro inmensamente que la última línea del libro sea una despedida y sea a la vez una bienvenida.
-También yo lo creía, en un tiempo. Pero he sufrido heridas demasiado profundas, Sam. Intenté salvar la Comarca, y la he salvado; pero no para mí. Así suele ocurrir, Sam, cuando las cosas están en peligro: alguien tiene que renunciar a ellas, perderlas, para que otros las conserven...
Sam respiró profundamente. -Bueno, estoy de vuelta -dijo.Muchas veces pienso que he entendido por qué celebro tanto ese final.
A veces me parece haber entendido por qué Tolkien pone un principio al final.
Y un final al principio.
eduardo # correo
Saruman (el mago que apresa a Gandalf), es dejado en libertad (por los ents), y termina en "La Comarca", donde hace de las suyas, cortando árboles, esclavizando a algunos Hobbits y oprimiendo a otros, etc. etc. Cuando Frodo & cia. regresan lideran una revuelta. Un poco inecesario por redundante, diré, pero el lenguaje de Tolkien lo hace perdonable. Incluirlo en la película hubiese sido un disparate (aunque disparates polularon en esas películas "blasfemas").
¡Vaya, vaya! así que te gusta provocar. Pero deberías empezar por expresarte correctamente, así se dice innecesario, y también "pulularon", en cuanto a las películas podrán ser criticables, pero ¿qué tienen de blasfemas?
Este ha sido un hilo, y espero que lo siga siendo, interesante y respetuoso entre los participantes, pero tus intervenciones han hecho que se produzca un chirrido. Y es que te ciñes en cuestiones menores que han tratado sobre ellas muchas personas antes que tú y que ya están resueltas... ¡qué se la va a hacer!, pero llegas un poco tarde.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Sigues diciendo disparates:
BLASFEMIA: Palabra gravemente injuriosa contra Dios o sus santos.
Y si quieres puede haber otra acepción: ofensa gravemente injuriosa contra una persona.
Las películas son versiones desafortunadas en relación a los textos, pero ¿en qué se hubieran convertido si se hubiesen filmado ajustándose por completo al plan de la obra? En un imposible. Luego ¿de qué chistera te sacas que son una "blasfemia"?![]()
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Blasfemia en sentido popular se usa igualmente para destacar una ofensa gravemente injuriosa contra algo que uno aprecie en extremo, como es mi sentir por El Señor de los Anillos. Fue una blasfemia del director de las películas añadir escenas y diálogos atroces. La transformación del noble, prudente y vertical Faramir en la caricatura indecisa de la película fue una blasfemia, por ejemplo. La vulgar representación del regente Denethor otra. La caida por el precipicio de Aragorn una verdadera abominación. Y así otras cosas por el estilo.
Puedes sentirte así, pero ese lenguaje que usas es netamente religioso: blasfemia y abominación. Como expresiones coloquiales pueden valer en un momento determinado y sin sacarlas de contexto, por supuesto, pero en este caso no olvides que a Tolkien han querido atribuirle una especie de misión mesiánica que él mismo rechazó de plano:
"No es preciso que diga que todo esto es mítico y de ningún modo una nueva especie de religión o visión. En la medida de mi conocimiento, es meramente una invención imaginativa para expresar en el único modo que me esposible algunas de mis oscuras percepciones del mundo".
Carta, nº 211.
Por eso, en mi opinión, adquieren un sentido más... "peliagudo", considerando que sería prudente sustituirlas por otras sinónimas. Respecto a las opiniones sobre la interpretación cineasta, no tengo nada que decir pues cada cual es muy libre de que le gusten o detestarlas. En un mundo de la imagen cobran un valor por sí mismas, pero se alejan mucho de la obra y yo mismo soy testigo de comentarios que escuchaba a mi alrededor cuando fui a verlas: provenían de gente absolutamente "pez" en el tema. Su lado positivo es que ayudan a "poner cara" a algunos personajes y así se lee más fácilmente. Pero este es el eterno problema de la filmografía americana, no así de la europea mucho más fiel en general a los textos originales sobre los que se elaboran los guiones. Y aunque P. Jackson haya filmado en NZ y algunos actores sean británicos, su modo de hacer cine es netamente americano.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
"J,.R.R. TOLKIEN,. SEÑOR DE LA TIERRA MEDIA ". EDICIÓN DE JOSEPH PEARCE
Ed. Minotauro
- A vueltas con Joseph Pearce. Esta vez, nuestro biógrafo de Solzhenitsyn y Tolkien vuelve a la carga con una recopilación de ensayos que versan sobre la literatura tolkieniana en todos sus aspectos. Así, amén del mismo Pearce, nos encontraremos con las pertinentes observaciones de Charles A. Coulombe, Walter Hooper, Richard Jeffery, Sean McGrath y unos cuantos más; un muy agradable trabajo de síntesis compilatoria. El de Coulombe en concreto quizás es el que más me ha impresionado, al proyectar la imagen de Aragorn en el Carlos español, el Miguel portugués o el conde de Chambord, al proyectar la lucha de la compañía en la sana obstinación legitimista, algo que nunca pasó inadvertido para Tolkien. "Una mitología para Inglaterra", "una perspectiva católica", "reflejos de los cuentos de hadas", "mythopoeia", influencias para Tolkien, su cosmovisión, su sentimiento acerca del Santísimo Sacramento y de la Santísima Virgen, las críticas que recibió, sus ideas para proyectar El Hobbit, El Silmarillion o El Señor de los Anillos; como podrán ver, un completísimo compendio de la majestuosa obra de John Ronald Reuel, un corajudo filólogo, un "mitólogo" excelente, un maestro vocacional, cuya elegante aura se proyecta para eso que llaman "todos los públicos".
Cuando tanto se ha falseado ad nauseam la obra de Tolkien por enteradillos de toda clase, el rigor de esta obra se eleva por lo que Pearce defiende como el Renacimiento Literario/Cultural Católico. Si quieren saber qué fue y qué no fue Tolkien, esta obra, amén de Tolkien, hombre y mito de la misma editorial, resulta de sabor imprescindible. Y puedo asegurar que todo ello incita a la sana curiosidad y al engrandecimiento espiritual, en una saga que parece que no se acaba nunca de regalarle gozos al alma.
Y ahora toca otra de Pearce: Escritores conversos. Pinta maravillosamente.
A mi vez voy a añadir la referencia de un libro más, pero no más por ir añadiendo títulos a la lista, sino porque es de los que merecen la pena.
Para empezar está escrito por un compatriota, lo que de por sí es todo un logro.
Para continuar el texto inicialmente fue presentado como su tesis doctoral.
En tercer lugar, ha publicado más libros sobre TOLKIEN: J.R.R. Tolkien. El mago de las palabras, Edic. CASALS 2002, de carácter biográfico, con lo que ya no hay que limitarse a CARPENTER. Y, también Tolkien o la fuerza del mito en Libroslibres 2003.
A continuación, hay que decir que nuestro autor es, además de un consumado conocedor y admirador de la obra de Tolkien, Profesor de Humanidades en la Universidad Católica de San Antonio, Murcia.
Y la referencia del autor y su enjundioso trabajo es:
El Viaje del Anillo, Eduardo SEGURA Ediciones MINOTAURO, 2004
A modo anecdótico, el libro encierra una brevísima reseña de las circunstancias de la tesis doctoral.
Se presentó bajo el título de:
Análisis narratológico de El Señor de los Anillos. Introducción a la poética de J.R.R. Tolkien y estuvo dirigida por el Prof. Dr. Don José Miguel ODERO.
La lectura pública se realizó el 24 de noviembre de 2001, en el Aula Magna de la Universidad de Navarra, (Pamplona).
Entre los objetivos del autor está el compromiso de lograr que la obra de Tolkien sea decididamente reconocida como un clásico de las letras universales y digna de análisis crítico y académico.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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