El hecho de que el General fuera más partidario de uno u otro miembro particular de esa dinastía, no es algo contradictorio con el hecho de que fuera partidario de dicha dinastía (tomada en su conjunto) desde sus mozos tiempos de la época alfonsina en la que él se crió y creció.Le respondo no como franquista, pues no lo soy aunque si hijo de uno que lo era y con muy poderosos motivos personales para serlo, y es que Franco si hubiese sido partidario de tal dinastía, hubiese llegado a un acuerdo con Don Juan, algo mucho más lógico que con el hijo. En mi opinión, y dado el críptico carácter del general, poco acostumbrado a explicar sus motivos, razones y actos, dejó como sucesor a quien dejó, porque no había otro del que fiarse.
A mí me parece algo lógico y normal que si una persona solamente está familiarizada con un tipo de dinastía, nombre como su sucesor a un miembro (sea cual sea, eso es indiferente) de dicha dinastía. Si a Franco le sudaba por completo la Legitimidad sucesoria tradicional (que le hubiera instado a reponer inmediatamente en el poder al Rey o Regente legítimo), ¿cómo iba a tener escrúpulo alguno por si ponía antes a Don Juan o a Juan Carlos como su sucesor? Eso le daba igual: los prejuicios de Franco eran a favor de la dinastía liberal-revolucionaria, no en favor de un miembro en particular de la misma (esto último era indiferente para él).
Curioso lo que usted dice (y que yo comparto) sobre la tutela, porque eso limitaría la responsabilidad de Juan Carlos muchísimo (eliminando así el mito del "perjurio" o "traición" de Juan Carlos, pues éste se habría limitado, como un buen pupilo, a seguir obedientemente los pasos de sus tutores).Y aún así, lo dejaba bajo una cierta tutela. El problema viene de que quienes tenían la misión de dar paso a otra situación política, lógica puesto que el régimen personalista de Franco desaparecía con él, sin embargo, tuviese una línea de continuidad, que no de igualdad. Esto es algo que parece que no se entiende. Sin embargo, lo que se produjo fue una traición, y el suicidio político e histórico de esa línea de continuidad.
Ahora bien, todos esos tutores franquistas precisamente se limitaron a llevar hasta sus últimas consecuencias lo que se había realizado por los gobiernos del franquismo (en sus múltiples y sucesivas etapas). Por eso, los franquistas democristianos (en contraposición a los fuerzanovistas) llamaban continuidad o continuismo a lo que ellos (que tenían derecho a llamarse tutores de la situación pues ahí los puso Franco) hicieron después de Franco.
Éste es el famoso : "después de mí las instituciones", que parece que no se han dado cuenta muchos de sus implicaciones políticas reales. Y la causa de no haberse dado cuenta es la distinta concepción que se tiene del constitucionalismo entre los legitimistas españoles y los franquistas de mentalidad fuerzanovista. Una cosa es una constitución escrita (al modo revolucionario) que es puro papel mojado, y otra cosa distinta es la constitución considerada como forma en que está estructurada la comunidad política (al modo tradicional). En pocas palabras: sí hubo "ruptura" constitucional al modo revolucionario-formalista, pero no hubo ruptura ninguna sino continuidad constitucional (considerada la constitución al modo realista-tradicional o prerrevolucionario) entre el revolucionarismo franquista y el revolucionarismo juancarlista.
A los legitimistas españoles, por ejemplo, no les importa (como cuestión primaria) que en un texto constitucional aparezca escrito que "España es catolicísima", "España es tradicionalísima", "España es monarquísima", o cualquier otra cosa. Desde la Constitución de Pepe Botella y desde las Cortes de Cádiz siempre nos hemos desayunado con las grandilocuentes palabras de una España católica y de una genuina recuperación de nuestras esencias políticas tradicionales, y ya sabían los realistas (1808-1814) y los legitimistas (1833-2016) que todas esas declaraciones pomposas no valen ni el papel en el que están escritas. El concepto del constitucionalismo para los legitimistas es diametralmente opuesto. Lo que se pregona y defiende es la efectiva restauración de la sociedad orgánica, como única constitución no escrita de la Monarquía Española, conforme a nuestra Tradición de Régimen de Cristiandad.
Vale, bien. No era carlista.En cualquier caso, Franco no era carlista, ni se puede exigir a nadie que lo sea. Pero de ahí a esas continuas descalificaciones media un abismo.
Pero de lo que se quejaban los carlistas no era de que Franco no fuera carlista. De lo que se quejaban era de que Franco fuera anticarlista. Se podría decir (y ya sería mucho decir) que Franco no tenía obligación de ayudar al desarrollo del carlismo, de acuerdo; pero de lo que se quejaban los legitimistas era de que los persiguiera hasta buscar su destrucción total.
¿Usted cree que yo he hecho descalificaciones a Franco? No he hecho ni el 1% de los "piropos" que le lanzaban los legitimistas españoles. Y le recuerdo que el concepto de traición en referencia a Franco está bien justificado.
El que Franco fuera, objetivamente, providencial para los internacionalistas revolucionarios como tapón para la política originaria del 18 de Julio que querían los legitimistas españoles, y desarrollador, en su lugar, de las políticas de dichos revolucionarios, no implica necesariamente la existencia expresa de objetivos revolucionarios por parte de Franco (aunque en su primera etapa bien que se le llenaba la boca con la verborrea revolucioonaria, que luego aparcó en las siguientes etapas de su dictadura). Le bastaba simplemente con estar en sintonía con las políticas del resto de países occidentales. Me viene a la cabeza también, como ejemplo de lo que digo, el General Narváez, saludado por Donoso como salvador de España contra la Revolución europea de 1848. El que Franco no fuera revolucionario progresista no quita que fuera revolucionario --objetivamente hablando-- conservador (conservador de la Revolución, con sus lógicas y naturales consecuencias).Guste o no guste, Franco fue un hombre providencial en el peor momento de la Historia de España. No sólo fue capaz de reconducir una nación sin Estado, fragmentada y con un régimen ilegal y criminal, sino que tuvo los santos bemoles de parar el avance de Hitler en Hendaya que, de otro modo, hubiese sido nefasto para España. ¿Qué debería haberse retirado tras finalizar la posguerra? bueno, eso puede ser objeto de discusión, de si venía al caso o no venía. Pero estar buscándole las vueltas con que tenía objetivos revolucionarios, me parece que a estas alturas de la película no tiene ya ningún sentido.
Precisamente el escenario que la Comunión Legitimista, a través de sus jerarquías, señalaba en los prolegómenos que dieron lugar al pacto del 18 de Julio de 1936 (es decir, cuando el republicano Franco ni estaba ni se le esperaba) como verdadera y única solución política española (y que no era más que un resumen del Dios, Patria, Fueros, Rey; únicos ideales que pueden salvar a las Españas).Además, ¿qué otro escenario hubiese sido posible?
Precisamente ésa es la idea: la restauración previa del Rey o Regente Legítimo, como requisito necesario previo a la restauración del régimen de la Monarquía Española o de Cristiandad tradicional española. Solución válida antes, durante y después de Franco hasta el día de hoy.¿acaso con un monarca carlista se hubiera arreglado un problema que venía de atrás ya más de cien años? Por otro lado, ¿qué monarca, D. Carlos Hugo?
Son 183 años ya con el Capitán "No importa" al frente de la Comunión, contra todos sus enemigos revolucionarios (incluido Franco).
Un repasillo al libro de Fernando Polo, "¿Quién es el Rey?", nunca viene mal de vez en cuando.Luego, del mismo texto que enlaza, yo discrepo con que Don Javier fuese rey en algún momento. Que tenía sus derechos está por confirmar, y es que hasta el propio Don Alfonso Carlos así lo dejó bien expresado, como sucesor abanderado, independientemente de los "posibles", que no constatados ni ciertos, derechos que le pudieran asistir.
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