Interesante, desde luego. No coincido con algunos matices pero me gusta que se hable de este tema. Vayan unos cuantos comentarios. Bien es cierto que algunas cosas que voy a decir no van a gustar a mucha gente ni irán en la línea de esa unidad que, loablemente, se busca en el vídeo y en los comentarios, pero en justicia deben sacarse a relucir.
- Respecto al tema de "revolución", creo que muchas veces se discute sobre este concepto sin fijar previamente qué entiende cada uno por "revolución", y ya sabemos que una discusión en la que cada uno parte de una definición diferente del objeto que se trata es estéril. Muchos tradicionalistas entienden "revolución" como sinónimo de "liberalismo" o "Ilustración", es decir, como "antitradición". Ahora, esta definición nos lleva a algunas conclusiones sorprendentes, pues, de ser cierta, la "revolución" sería un fenómeno político moderno que nunca se dio en la antigüedad. Por mi parte, yo sostengo que la revolución es un proceso histórico contra la raíz del sistema establecido, que se busca derribar, sin tener, en principio, más connotaciones. Y más gente lo entiende así, desde luego, algunos de ellos tradicionalistas (para que no se diga que esto es cosa sólo de los "sospechosos" falangistas o fascistas), véase este texto del Foro que habla de la "Revolución Tradicional": http://hispanismo.org/temas-de-porta....html#post7968
Y, por último, no deja de ser curioso y gracioso que en física una revolución es, informalmente, algo así como "una vuelta que realiza un móvil para volver a su posición inicial", lo cual desde luego es aplicable a muchas "revoluciones" y "revolucionarios" más falsos que una moneda de tres euros.
- Por lo que respecta al tema de la compatibilidad entre falangismo y tradicionalismo, es cierto que puede haber puntos comunes, pero también hay diferencias que, aunque sea por honestidad intelectual, deben señalarse. Diferencias que son variables dependiendo de la línea tradicionalista que se mantenga, aunque me temo que se incrementan si nos referimos al carlismo. Y es que, por ejemplo, siendo cierto que el falangismo no es, necesariamente, contrario a la forma de gobierno monárquica, tampoco es monárquico, ni partidario de la dinastía carlista. El Estado nacionalsindicalista sería plenamente compatible con una forma de gobierno republicana, pues se pone el acento más bien en cuáles son los fundamentos que deben inspirar la gobernación del Estado y no en la forma concreta. En esto la coincidencia con el fascismo italiano es plena. Y más importante que esto es el tema del Estado, remito a las discusiones que ha habido en el Foro como botón de muestra. Soy, no obstante, optimista respecto a este asunto e intento no refugiarme en el sectarismo, pues en caso contrario no escribiría aquí.
Ahora, al margen del todo esto, es indudable que lo que debemos hacer los falangistas es tener siempre presente la tradición católica como parte sustancial e irrenunciable de España. Y eso ya está en la Falange fundacional: No en vano Onésimo Redondo consideraba a Menéndez Pelayo como una de sus influencias principales, por poner un ejemplo.
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